Críticas de la semana


Tres publicaciones le dedican su crítica a Poseidón. Primero Ricardo Bedoya, en El Dominical, termina por hundir al remake diciendo: «El nuevo Poseidón, es apenas un resumen, un esquema, un concentrado, un ‘digest’ recargado con las pilas bajas, un recalentado hecho con las sobras o retazos de la antigua cinta. El de hoy es un Poseidón venido a menos, con pinta de gran paquebote pero calado de bolichera».

En Somos, Andrés Cotler por su parte opina de otra manera: «Esquema sencillo pero eficaz, Petersen utiliza el oficio y narra con fluidez un apelícula para la taquilla, un blockbuster sin mayor pretensión de nada, ni siquiera de gran efecto mediático o económico.»

Mientras que Federico de Cárdenas en La República apunta lo siguiente: «El problema con este remake es que el «antes» -en el cual se hace un somero estudio de los futuros sobrevivientes- ha sido reducido al mínimo, de modo que no se logra un diseño de caracteres que motive al espectador, con lo cual ocurre que no nos sentimos realmente interesados por lo que sucede a este grupo, que atraviesa las instalaciones invertidas del barco como quien va de pícnic».

Gabriel Quispe escribe en Correo sobre Un amor, dos destinos: «Robert Redford, Jennifer López y Morgan Freeman interpretan un drama austero y melancólico en la Norteamérica rural [..] Una obra mimetizada con su relajado paisaje rural, que discurre sin muchas pretensiones pero que luce acabada y con los objetivos claros».

En Caretas, Claudio Cordero se adelanta al estreno del nuevo film de Terrence Malick diciendo: «Quien haya visto El nuevo mundo sabe por qué Q’orianka Kilcher está destinada a ser una estrella. Pocas actuaciones tan sensibles y naturales como la que nos entrega esta joven revelación, al punto de convertirse en el alma de la película».

Beto Ortíz ya vió Superman regresa y cuenta en Perú 21 que «las referencias al 11 de setiembre también abundan y, en ocasiones, hasta hacen enmudecer la sala: explosiones pavorosas que se apagan de un solo soplido, infortunados cristianos que caen como moscas desde lo alto de colapsados rascacielos para ser providencialmente detenidos a escasos centímetros del asfalto, una Metrópolis -harto parecida a Nueva York- que se derrumba con estrépito o villanos de rasgos notoriamente árabes como Stanford, la mano derecha de ese exquisito Lex Luthor que compone un rapado y malísimo Kevin Spacey».

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