La siguiente función especial de la noche del viernes 4 sería la presentación de la argentina El aura, por parte del productor de la cinta. Por supuesto teniendo todos en el recuerdo a Fabián Bielinsky, el director ausente.

Iba a ser mi primera película del festival (sin contar Mariposa negra, en la inauguración del jueves), pero no lo fue. A continuación la historia en corto. 8:30 p.m. Llegaba Jorge para acompañarme en mis labores reporteriles, y a la caza de una entrada disponible a última hora. 9:00 p.m. ‘Vamos a comer algo’, me sugirió. Viendo que la función de El aura terminaría bordeando la medianoche, pensé que no me caería mal un bocadillo previo. «No me caería mal». Craso error. Nunca supuse que la combinación de una empanada caliente y una Kola Inglesa fría podría causarme tanto malestar. Pero así fue. 9:30 p.m. Mary, Rolo y su novia Teresa (pareja que por cierto consiguió sus entradas gracias a la forzosa deserción de Lucho), se nos unieron en la fila de ingreso. Yo comenzaba a dudar en mi permanencia en la función. 10:00 p.m. Ya en la sala, y a pesar de tomar un placebo que Mary me alcanzó, decidí claudicar sobre la hora. Salí raudo de la sala, para encontrar afuera a Jorge, quien hasta entonces no había tenido suerte en su búsqueda por una entrada. Pero la suerte le sonrió a último momento. Le dí mi ticket y así logró su cometido.

Ya fuera de la sala, y aliviado en algo del sofocón, no me quedó otra que llamar a Lucho quién, como decía, tampoco la hizo, o como dicen en las películas: ‘He couldn’t make it’. No vimos ‘el aura’, pero veremos ‘el después’. Rolo y Jorge le confesarían luego que la película no los llegó a convencer del todo. De todas maneras espero verla algún día, si mi mala suerte me lo permite.