Flags of Our Fathers
Dir. Clint Eastwood | 132 min. | EEUU
Intérpretes: Ryan Phillippe (John “Doc” Bradley), Adam Beach (Ira Hayes), Jesse Bradford (Rene Gagnon), Barry Pepper (Mike Strank), Jamie Bell (Ralph “Iggy” Ignatowski), John Benjamin Hickey (Keyes Beech), John Slattery (Bud Gerber), Melanie Lynskey (Pauline Harnois), Neal McDonough (Capitán), Paul Walker (Hank Hansen), Robert Patrick (Coronel Chandler Johnson).
Estreno en Perú: 25 de enero de 2007
En La conquista del honor, Ryan Phillippe (John «Doc» Bradley), Adam Beach (Ira Hayes) y Jesse Bradford (Rene Gagnon) interpretan a tres de los seis soldados que protagonizaron la famosa fotografía tomada en Iwo Jima, imagen que fue marketeada como un símbolo de la valentía americana y que marcó un giro durante el conflicto que mantuvo Estados Unidos con Japón. Basada en el libro de James Bradley y llevada al cine por el veterano de 76 años, Clint Eastwood, La Conquista del Honor fija su atención en la batalla moral y emocional que cargan los tres soldados que, elevados al incómodo título de héroes, aceptan recorrer Norteamérica con el fin de recaudar fondos para la guerra.
Siendo uno de los últimos cultores del estilo clásico americano, Clint Eastwood ha empujado sus esfuerzos en una mirada más crítica hacia su propio país. En sus recordadas Los imperdonables, Rio místico y la Million Dollar Baby, los protagonistas se preguntan hasta donde pueden llegar al tratar de ayudar a quienes quieren. La mayoría lo afronta como un destino divino que tiene como desenlace una tragedia; hablan de una sociedad americana congelada y auto-indulgente. En Flags of Our Fathers (traducido literalmente como «Las banderas de nuestros padres»), su penúltimo film, el mismo concepto heróico vuelve a repetirse, pero no con la misma profundidad. Cuando podría ser totalmente crítica y controversial, es en otra parte un mero melodrama bélico, porque, aunque alerta el peligro del patriotismo mediático, pierde credibilidad en favor de un sentimentalismo poco usual en la filmografía del realizador.
Las fallas quizás no se encuentran en la motivación del director, que parece honesta, sino en las de sus personajes. Eastwood junto a William Broyles Jr y Paul «Crash» Haggis (en guión) no conciben sus personajes más allá de sus experiencias traumáticas. Inclusive el personaje que pasa más tiempo en cámara (Ira Hayes) parece indescriptible. No existe intimidad con el espectador, solo un montón de flashbacks (con transiciones muy obvias) que en vez de ayudar, tienden a bloquear una definición clara de los protagonistas.
Donde Eastwood parece fallar, muchos otros han acertado. Peliculas como All Quiet on the Western Front (1930), Idi i Smotri (1985) o la reciente Tae Guk Gi (2004) son buenos ejemplos de filmes bélicos que han sabido abarcar varios temas, desde los horrores de la guerra hasta lo relativo al heroismo.
La conquista del honor, pese a ser una película rescatable en una propuesta inicial, no logra abrirse paso más allá de un discurso políticamente correcto. La guerra es traumante, pero también es innecesaria.
Cartas desde Iwo Jima, la visión de la guerra desde el lado japonés (dirigida también por Eastwood) se espera en las salas de Latinoamérica en Febrero.
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