Esta semana algunos críticos señalan los puntos flacos de las cintas que comentan, y otros las razones por las que les gustaron. Variedad de opiniones, pinta interesante, revisemos lo que encontramos:

Enrique Silva, en Correo, no quiere más secuelas del ogro verde:

Shrek Tercero es más de lo mismo, pero sin la gracia de las películas previas. Productores y realizadores encontraron una fórmula más o menos estándar que facilite el entretenimiento de los espectadores poco exigentes, y ya no se necesita apelar a grandes vueltas de tuerca…

Por otro lado, Raúl Cachay en Luces de El Comercio habla claro sobre la última cinta de Fincher:

Por primera vez, una película de este realizador consigue aburrir irremisiblemente a los espectadores. No hay nada parecido a lo que podríamos llamar una ‘contención narrativa’. «Zodiaco» no es un desastre, claro que no. Pero un recorte de hora y media al metraje no le hubiera venido tan mal.

Aunque Ricardo Bedoya en El Dominical ensaya algunos argumentos a favor de Zodiaco:

Zodiac es también una película sobre un trauma social y sobre el modo en que lo procesa el tiempo y la historia; una docu-ficción o una ficción documentada, a la manera de un dossier, sobre la ciudad de San Francisco, sobre su duelo y miedo iniciales y las heridas dejadas por un asesino que, para la mayoría, acaba convertido en un personaje de ficción, un villano psicópata y enardecido, una amenaza imaginaria.

En Domingo de La República, Federico de Cárdenas se decepciona con La maldición de la flor dorada:

Lástima, resulta inferior a los dos (filmes) precedentes. Esto se debe a que los personajes parecen diseñados con menos cuidado que los decorados y también a que la intriga resulta un tanto previsible, lo que no es compensado por los momentos de espectáculo.

Pero, a César Guerra, en Agencia Perú, le ha gustado esta cinta:

Esta tercera parte de la trilogía en comparación con sus predecesoras es la que mejor está trabajada dramáticamente. (…) en La maldición… se siente la presencia de otra obra capital del maestro Akira Kurosawa: Trono de sangre, por todo el peso que en esta obra tienen la ambición por el poder y la traición.