El centenario de James Stewart


Hoy 20 de mayo se conmemora el centenario del nacimiento de uno de las actores más notables y versátiles del cine norteamericano: James Stewart. Aquel intérprete de larga y curiosa figura, que aparentaba todos los signos de la pureza y rectitud, pero que sabía también transformarse en el rostro de la obsesión y la angustia. Fue un actor de muchos clásicos y colaboraciones con otros grandes artistas de su tiempo. Ahora queremos recordarlo con algunas imágenes de su carrera:

Caballero sin espada: La película cumbre de las buenas intenciones: sociales, humanistas, políticas. Aquí Frank Capra le dió la primera gran oportunidad de lucimiento a Stewart. Mr. Smith se convertía en la utopía del idealismo, alguien al que sólo su inocencia era capaz de llevarlo hasta las últimas consecuencias. Personaje inolvidable, especialmente en su célebre monólogo culminante.

Qué bello es vivir: Soberbio filme que pinta de familiar pero no se limita a ello. George Bailey, como todo idealista, es el hombre parado en la frontera, entre dos mundos contradictorios, y de su viaje por esa delgada línea no dibujada trata esta hermosa realización. Punto culminante de la carrera de Capra, y uno de los papeles más memorables de Jimmy.

La soga: Con Hitchcock, Stewart formó otra asociación interesante. Así como haría con Anthony Mann en los 50, con el inglés el actor se convertiría en la expresión de la locura, la rabia, la desolación. Un puñado de filmes notables coronarían su carrera en la madurez. Esta película es una muestra de aquel imaginario. Una especie de preludio o antesala en la cual dos pretenciosos estudiantes lo introducen en ese baúl de sorpresas e inquietudes que serían las películas de suspenso y del oeste a donde viajaría para no volver.

La ventana indiscreta: Inmerso en el mundo morboso del gordo Hitch, al gran Stewart no le faltaba más que hacer su tesis de graduación de ese universo de miradas furtivas y sospechas. Para el caso, el realizador le coloca al lado a la bellísima Grace Kelly. Pero el actor debía de seguir las líneas y derrotero de su papel: ser un inválido temporal y un chismoso más interesado en los placeres ajenos que en lo que se podría dar dentro de ese departamento muy bien adornado. Otro chiste malvado que Stewart asume con gestos geniales.

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2 respuestas

  1. […] Frank Capra que no soporta relecturas de escasa fuerza expresiva: ¡Qué bello es vivir!, en el que James Stewart era el maduro empresario de una pequeña localidad norteamericana que tentaba el suicidio cuando se […]

  2. […] en vivo del músico Ennio Morricone en Chile, los informes sobre el BAFICI 2008, los homenajes a James Stewart y Jules Dassin, así como una entrevista al cineasta peruano Jorge […]

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