Esta es una noticia de lo más fantaseada, pero a la vez temida por los fanáticos del gran escritor de ciencia ficción. Fundación, acaso lo mejor y más complejo de la extensa obra literaria de Asimov, será finalmente adaptada a la pantalla grande por empeño de Bob Shaye y Michael Lynne, dos productores de la fenecida New Line, que ahora están asociados a la Warner Bros.

El propio Shaye se confiesa fan del libro desde niño y para él significa el deseo de toda una vida el transportar el imaginario del afamado creador, quien, a pesar de su fama y éxito, no ha compartido con otros colegas la posibilidad de ver su obra convertida en material de fantasías hollywoodenses a lo largo del tiempo. Mucho de ello se debe principalmente a que la apasionante trayectoria de sus ficciones, y sobre todo de la saga en cuestión, representa grandes dificultades a una adaptación que se quiera convencional en el sentido más básico. La suya es una ciencia ficción llena de aventuras y alegorías tanto sociales, antropológicas, como místico-religiosas; pero contagiadas de un espíritu deductivo, y completadas por resoluciones atípicas y desconcertantes, aún dentro de su originalidad rebosante.

En el 2004 ,Yo robot asumió la premisa original y la adaptó con cierto tino, el resultado: un éxito de taquilla que ha revivido el ánimo de los estudios por atreverse a cruzar sus espacios y mitologías. Este proyecto de Fundación estaba siendo desarrollado por la propia Fox, pero entre dudas diversas (previas al lanzamiento de la película con Will Smith), el asunto fue quedándose en el aire, hasta dejar como único motor al productor Vince Gerardis. Ahora este ha sido reclutado junto con el proyecto mismo, por sus nuevos gestores que entre sus trabajos más conocidos se encuentran también las adaptaciones no menos famosas de Peter Jackson sobre la saga de Tolkien.

Pero el caso de Fundación representa muchas más dificultades que algunos cambios de escenario y personajes como en Yo robot. Para que se den una idea les contamos que esta saga (de una trilogía inicial seguida mucho después de secuelas y precuelas), nos presenta a la humanidad esparcida por toda la galaxia en un futuro de varios milenios avanzados. Ahí encontramos al imperio galáctico establecido en la portentosa Trántor, pero que es remecido por una aparente intriga política perpetrada por Hari Seldon, el creador de una ciencia llamada la psicohistoria. Según estos estudios, que cruzan cálculo y estadísticas matemáticas con las ciencias sociales, anuncia que el fin se acerca para el orden en el universo y que tras la inevitable caída del Imperio se sucederán milenios de anarquía y devastación. La única forma que Seldon creará para evitarlo será la fundación, un gran y misterioso proyecto que abarca el mayor de los retos para la civilización espectante. Ese es apenas el inicio de una historia épica, de tésis filosófica y política a la vez, cuyo transcurso atravesará siglos y una serie de personajes siempre guiados por esta especie de profeta de la era hiperavanzada.

Tan colosal creación siempre nos ha creado a sus admiradores, interrogantes como adaptación al cine, pero ahora que se confirma la noticia, no podemos dejar de aterrarnos. Según los productores la idea no será sintetizar la trilogía original (menos mal), sino adaptar el primer libro y si el éxito lo permite, crear una saga al estilo de las películas de El señor de los anillos. Al menos por ese lado la cosa empieza bien. Pero ¿Cómo asumirán la construcción anómala de la historia fundacional y sus inesperados giros? ¿Hasta qué punto se permanecerá fiel a la esencia de la novela-río? ¿Cómo intentarán colocar caras conocidas en una historia que abarca una sucesión de tantos personajes como los años se suceden en ella? ¿Quién con un mínimo de criterio asumirá la empresa con las características condiciones de la industria? A esperar y temblar.

(Vía The Hollywood Reporter)