Es interesante escribir este post apenas una semana después de haber estado en el DocuLab en México, pues me permite tener una visión en primera persona de ambos talleres formativos.

Para comenzar el tema de la cuarta edición del Buenos Aires Talent Campus fue cine y política. Este es el programa de actividades que tuvimos:

Esos 4 días en la práctica fueron 3, el primero se pasó rápidamente en la entrega de identificaciones (gracias a las cuales podíamos sacar entradas para cuantas películas quisiéramos) y entre comidas y cocktails se pasó el resto del día. Eso sí, la charla con la gente de Rotterdam, Sundance y World Cinema Fund estuvo impecable, sin embargo, poco aportaron para quienes ya habían visitado las webs buscando aplicar a los fondos de co producción y ya conocían al dedillo los deadlines.

De las 7 conferencias restantes pude sentir un claro desequilibrio entre el interés suscitado en los talents por las ponencias de los realizadores versus el desatino en la selección de los académicos invitados. Uno de los puntos altos del evento fue la conferencia del boliviano Jorge Sanjinés, una de las 4 espadas del nuevo cine latinoamericano de los 60s (junto a Glauber Rocha, Fernando Solanas y Tomas Gutiérrez Alea), la presentación estuvo acompañada de extractos de Ukamau, Yawar Mallku, y otras de sus películas mas recientes.

Otro momento de gran interés fue ver la película Aquele querido mes de agosto, y discutirla con el director portugués Miguel Gomes y su productor Luis Urbano. Entre los consejos que Gomes nos dio para convertirnos en grandes cineastas, estuvo no tanto el hecho de estudiar en una buena universidad de cine, sino más bien vivir la vida, como él mismo lo hizo en Lisboa, jugar fulbito en vez de ir a las clases, tomar cerveza, buscar unas raparigas o irnos de putas. Sabias palabras de quien ganó el premio de mejor película en la selección internacional del BAFICI de este año.

No hay talleres paralelos a las conferencias y películas proyectadas en el Talent, así que si la película no te dice nada y sales de la sala, sentirás como el tiempo y tu dinero invertido en el pasaje te hacen falta en el bolsillo. La idea de escaparme y ver una película en las sedes del BAFICI rondó varias veces mi cabeza, desafortunadamente las conferencias eran dadas en la Universidad del Cine, lejos del local de El Abasto a pie y tomar un taxi estaba fuera de los planes para quien se alimentaba a base de choripanes y menús de 8 pesos (los más baratos), como fue el caso de su servidor.

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