Dentro de la sección oficial se han ralizado este año dos presentaciones sorpresa que han provocado comentarios diversos. La primera ha sido de My Son, My Son, What Have Ye Done de Werner Herzog. Esta película, al igual que Bad Lieutenant, ha cosechado comentarios mayormente desfavorables.

Totalmente opuesto ha resultado el caso de Lola, la nueva realización del incansable Brillante Mendoza, quien de golpe en la última jornada ha inscrito su nombre, y el de su película, dentro de la lista de favoritos para la premiación, que se efectuará mañana. En Lola, Mendoza vuelve a las calles y su brutalidad, para narrar la historia de un difícil proceso penal que sigue tras un asesinato, teniendo la película desarrollada bajo la perspectiva de dos ancianas: la abuela de fallecido y la del víctimario.

Guy Lodge, del blog Incontention nos dice:

Estoy un poco aturdido por la forma en que el autor filipino Brillante Mendoza se ha convertido en una figura omnipresente en los festivales, un espacio de tiempo tan corto. Apenas seis meses después de ganar el premio al Mejor Director en Cannes (su segunda aparición consecutiva en la competencia), se encuentra de vuelta con una nueva película en el Lido. Entre Mendoza y Werner Herzog, los filmes sorpresa en Venecia parece ser una zona de adictos al trabajo solamente.

Sin embargo, Lola, un drama social sin adornos, que requiere, pero en última instancia recompensa, la paciencia del espectador, nos muestra la amplaición del rango la ovación del director. Todavía tengo que ver a su ganador de Cannes, Kinatay, que provocó indignación entre los críticos por sus escenas gráficas de violación y mutilación, pero es difícil no especular sobre si Lola es una correción, aparentemente de disculpa, por tales excesos.

Un estudio serio y compasivo sobre el perdón y la redención, trazado sobre una muerte cotidiana en una comunidad pobre de Flipinas. La película marca originalidad en el tema a través de las perspectivas de dos ancianas implicadas en el suceso: la abuela de la víctima y la del acusado, respectivamente. (Lola es un término local para «la abuela»).

A partir de las fuertes restricciones financieras del funeral y las del proceso judicial que pesan sobre las dos mujeres, Mendoza construye una incisiva crítica a la burocracia local y al sistema de justicia penal que tiene lugar paralelamente a los conflictos personales de las protagonistas y que poco a poco comienzan a forjar una resolución común, acaso comprometida. Es también un retrato devastador de los retos y las indignidades de la vejez, bellamente interpretada por sus dos (presumiblemente no profesionales) actrices, Anita Linda y Rustica Carpio. No me sorprendería ver a Mendoza en el círculo del ganador, una vez más.