Hachiko: A Dog’s Story
Dir. Lasse Hallström | 93 min | EE.UU.
Intérpretes: Richard Gere (Parker Wilson), Sarah Roemer (Andy Wilson), Joan Allen (Cate Wilson), Cary-Hiroyuki Tagawa (Ken), Jason Alexander (Carl), Erick Avari (Shabir)
Estreno en España: 16 de octubre de 2009
Siempre a tu lado es, asimismo, la americanización de una historia real ocurrida en Japón en el primer tramo del siglo XX. Es una películas dirigida a todos aquellos que sienten un especial aprecio e interés por los perros como compañeros y amigos fieles del hombre. Aquellos que tienen o han tenido un perro, un trabajo o una afición que tenga relación con animales domésticos en general y perros en particular. Junto a un sosegado Richard Gere, el protagonista es un bello canino de raza japonesa, un Akita, distinguido y señorial, símbolo de la buena suerte.
El alma de los animales
Hachiko, A Dog’s Story, que en España han titulado Siempre a tu lado, es una de esas películas dirigidas, de entrada, a todos aquellos que sienten un especial aprecio e interés por los perros como compañeros y amigos fieles del hombre. Aquellos que tienen o han tenido un perro, un trabajo o una afición que tenga relación con animales domésticos en general y perros en particular. El protagonista principal es un bello canino de raza japonesa, un Akita, distinguido y señorial, símbolo de la buena suerte, considerado el primer perro que entabló los primeros lazos con los humanos hace miles de años. Su realizador, el sueco afincado hace años en New York, Lasse Hallström, tiene en su haber un variopinto curriculum de trabajos, con mejor o peor resultado, que saben tocar la fibra sensible de nuestro caparazón, por medio del desarrollo de diferentes historias: ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993); Las reglas de la casa de la sidra (1999); Chocolat (2000); Atando cabos (2001); Casanova (2005); La gran estafa (2006). No está mal que cuatro de sus actores hayan sido nominados al Oscar: Michael Caine, Juliette Binoche, Leonardo DiCaprio y Judi Dench.
Por lo tanto, hablamos de un autor que sabe moverse en el melodrama, centrándose en el aspecto afectivo de sus personajes, con un punto de vista más reflexivo que sentimentaloide, y que ha dado a la conmovedora historia real de un perro japonés un tratamiento serio, que habla simple y llanamente de cosas importantes, de cómo los animales nos muestran el camino hacia la humanidad, a través de su lealtad. Sobrecogedora la cinta de Hallström, que experimenta con la capacidad lacrimógena de los espectadores. Ello con un tratamiento elegante, sirviéndose de una atmósfera melancólica, sin sobreactuaciones, con un enfoque de la realidad centrado en la sencillez de la vida diaria, sin proezas, a excepción de las que Hachi, el perro protagonista, realiza a través del tiempo, con su persistente momoria en adoración a su dueño, pero sin circo canino. Basta con ello buenos planos externos de su mirada (ay, ¡la mirada de un perro!), su paciente espera, y cómo el realizador traduce las imágenes interiores de Hachi por medio del tratamiento en blanco y negro.
Siempre a tu lado es, asimismo, la americanización de una historia real ocurrida en Japón en el primer tramo del siglo XX. Con algún que otro cambio insustancial al mostrar la esencia de la trama, la conmovedora espera en una estación de trenes y durante 10 años de un perro a su amo fallecido, este remake de la cinta estrenada en 1987 por el japonés Seijirô Kôyama, vuelve a hacer reflexionar (como muchas películas sobre el mundo animal) sobre nuestra relación con los animales, los lazos que se crean con ellos y lo importante que son dichos lazos para nuestro crecimiento y formación como personas. Uno de mis escritores fetiches, el Nobel J. M. Coetzee, de manera directa o tangencial habla en toda su obra de nuestros hermanos los animales y expone una voz siempre reivindicativa sobre sus derechos, a veces usando de personajes como el de Elisabeth Costello: «¿Será esto lo que tendré que hacer el resto de mis días?, se pregunta. ¿Mirar a los ojos de los perros y a los mendigos? Pero ¿acaso no se produce una cercanía especial con los animales cuando se produce la muerte de alguien cercano?».
Esa cercanía la expresa Hallström con claridad meridiana en un tramo del filme, cuando la esposa (Joan Allen) del maestro de música, Parker Wilson, interpretado por un sosegado Richard Gere, llega a la pequeña ciudad en el décimo aniversario de la muerte de su esposo y encuentra en la estación a un envejecido Hachi, en un momento de mutuo acercamiento en el dolor y la pérdida. ¡Impresionante!, como lo es la escena en la que Hachi intuye que algo va a cambiar en el último día de trabajo de su amo, o la muerte del perro sumiéndose en el sueño del reencuentro.
Richard Gere es un tipo curioso, tiene una larga y ecléctica carrera en su haber, y sin haber conseguido grandes premios, sigue al pie del cañón y dando categoría a filmes medianos. No es un actor de registros extremos, pero remata trabajos decentes en cuanto muchos de sus papeles no tienen que demostrar una performance a lo Al Pacino, ni falta que le hace. Aquí el mayor logro está en la filmación del perro (o los perros) que representan a Hachi. Desde el pequeño cachorro extraviado que halla Parker en la estación de su localidad, hasta el viejo perro que permanece al cabo de los años a la espera de su dueño adorado.
Absolutamente recomendable para todas las edades y especialmente para aquellos que apenas tienen contacto con los animales y poco saben de la sensibilidad de éstos. Hecha con elegancia, Siempre a tu lado arrebata y emociona en lo más profundo.
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