BAFICI 2010: Para tener en cuenta

Paraíso, de Héctor Gálvez

En el 2007 cubría mi primer BAFICI e ingenuamente decidía qué películas ver leyendo las sinopsis donde no reconocía a la mayoría de directores, al parecer todos eran genios desconocidos y obras maestras ocultas. Y así veía plomazo tras plomazo, ¿habría tenido el mal ojo para eligir las 10 peores películas de 400 en el programa? ¿En un programa podrán haber 400 excelentes películas como lo dicen siempre los catálogos?

Para el siguiente año hacía mejor mi tarea investigando y leyendo recomendaciones, descubriendo la creencia urbana de que siempre el 90% del todo no es extraordinario, ¿o acaso es solo un sistema de defensa ante la frustrante imposibilidad de ver todas las películas?

Pues este año es a mí a quien le toca recomendar y advertir, para siquiera prevenir que su BAFICI sea traumático, tras haber visto algunas de las películas en festivales como Rotterdam, Valdivia y Cine//B. Nuevos directores se avecinan en una refrescante movida de cine latino más consciente y libre del condicionamiento temático al que nos tenían acostumbrados nuestros últimos hits festivaleros, cuya procedencia tercermundista era demasiado trascendente para su éxito internacional.

Recomendaciones:

Os famosos e os duendes da morte (Dir. Esmir Filho, Brasil)
Un adolescente busca inspiración en figuras lejanas (Dylan, Cobain) para salir del aburrimiento y la comodidad familiar, en un pueblo germánico del interior brasileño donde la única modernidad parece ser la Web 2.0. Con aire a la adolescencia Van Sant y mostrando un Brasil ajeno al exploitation de favelas y samba, el mejor hallazgo de Valdivia 2009 donde Esmir Filho obtuvo el premio a Mejor Director.

Trash Humpers (Dir. Harmony Korine, EE.UU.)
Registrando y editando en VHS, Korine sigue a un grupo de individuos arrugados y monstruosos que deambulan por los escenarios de la Norteamérica white trash haciendo apología de su condición de “folladores de basura”. Vista en Rotterdam, Trash Humpers exige un desprendimiento de cualquier tipo de hambre narrativa en el espector. Es una película hecha para voyeurs con secuencias tan graciosas como perturbadoras. Imperdible para los seguidores de la filmografía de Harmony Korine.

Manuel de Ribera (Dir. Christopher Murray y Pablo Carrera, Chile)
A los 48 años, Manuel recibe como herencia una isla en el sur chileno y decide crear allí una comunidad que edifica casas para ser donadas. Parte del Bright Future de Rotterdam, Murray dirigía mientras Carrera escribía en un rodaje dinámico donde el único actor era el protagonista y la improvisación se establecía en su sentido más sobrio con total claridad conceptual entre fondo y forma. El resultado: gran película de una sensibilidad tan profunda como sutil que podría poner a sus jóvenes directores a la par de los chilenos José Luis Torres Leiva y Alejandro Fernández Almendras.

Piotr: una mala traducción (Dir. Martín Seeger, Chile)
Piotr intenta salir triunfoso armando una obra de teatro en Santiago sobre la independencia de Nacrovia siendo condenado a dirigir pésimos actores chilenos. Hablado casi íntegramente en una lengua inventada por Seeger –el nacrovés–, una radiografía irónica de la modernidad trasandina y el patriotismo vista desde los ojos de un extranjero. Deja un sabor entre Stroszek, Stranger than Paradise y Seinfield, con el importante añadido del creativo y reflexivo uso de subtítulos presos de su inevitabilidad. Siempre es recomendable intercalar comedias aliviantes entre visionados de la abundante presencia de películas exigentemente densas. Su estreno mundial será en este BAFICI.

El vuelco del cangrejo (Dir. Oscar Ruiz-Navía, Colombia)
En La Barra colombiana, los blancos usurpan playas para instalar un hotel. Mientras busca escapar de una atmósfera opresiva, Daniel es espectador de los conflictos entre nativos e invasores, entre tradición y modernidad. Película autofinanciada en celuloide y vista en Valdivia 2009, un ejemplo de un cine latino propio libre de influencia transcontinental tanto como nacional.

Agua fría de mar (Dir. Paz Fabrega, Costa Rica)
Mariana y Rodrigo hallan una noche, en la playa, a una niña que huyó de su familia. El encuentro provoca en la mujer una angustia casi inexplicable. Pequeños gestos, tensión y ambigüedad en un marco natural impactante. Una de las tres películas ganadoras del último Rotterdam, intrigante punto de partida para la cinematografía costarricense hasta ahora desconocida.

Alamar (Dir. Pedro González, México)
Documental y ficción borronean sus límites en este registro de unas vacaciones caribeñas que reúnen a un niño con su padre. Pesca, testosterona y un pájaro increíble apodado “Blanquita”, que se roba cada escena en que aparece. Otra de las ganadoras de Rotterdam, Alamar aprovecha lo mejor de la nueva tecnología digital con una fotografía hermosa y una intimidad visceral.

Te creís la más linda, pero erís la mas puta (Dir. Ché Sandoval, Chile)
Un joven inexperto (Martín Castillo, revelación) fracasa con las mujeres y deambula por Santiago. Una city movie latinoamericana (como lo fue 25 watts) que se apropia del tema del hombre despechado con gran pulso cómico. Múltiple ganadora en el último Festival Cine//B, «Te creís la más linda…» junto a «Piotr: una mala traducción» reafirman al refrescante humor chileno como nuevo foco en un cine latino que tiende a tomarse muy en serio pero con poca intensidad. A veces el grueso acento santiaguino de los personajes de Sandoval pide subtítulos en español a gritos, pero algo similar se reclamó también del inglés de excelentes películas escocesas generacionales.

El olvido (Dir. Heddy Honigmann, Holanda)
Película vista en el Festival de Lima 2009, retrata la caótica desolación sociopolítica que se vive en Perú. No olvidar que se reeligió al peor presidente peruano en la historia, Alan García, y lo más probable es que Keiko, la hija de Fujimori, sea quien tome la batuta. Incómodos, o más bien ilógicos, deja vús.

Advertencia:

Let Each One Go Where He May (Dir. Ben Russell, EE.UU-Surinam)
Uno de los mayores bluffs que he visto últimamente. Ganadora, muy a mi pesar, del premio FIPRESCI en Rotterdam. Solo planos de 10 minutos, un país tan desconocido como Surinam, no-actores no-actuando. Una película donde el director dice tan poco que le da tiempo (y mucho) a los críticos para pensar, llenar los blancos y convertirla en una buena película. Parece que el estadounidense Ben Russell llego tarde a la meta en el maratón de cine contemplativo de la última década, no añade nada nuevo que no haya sido dicho ya por verdaderos maestros del estilo.

Dizque valen la pena (películas que seguro veré):

Visitors (Dir. Naomi Kawase, Lav Diaz, Hong Sang-soo, Corea del Sur)
Imperdible nueva entrega de los cortos encargados por el festival coreano Jeonju que reúne a tres de los genios asiáticos de la última década: al local Hong con otra farsa sentimental, a la japonesa Kawase con una extraña leyenda y al filipino Diaz con un ridículo intento delictual.

Police, Adjective (Dir. Corneliu Porumboiu, Rumania)
Del director rumano de Bucarest 12:08, dicen que tiene unos 15 minutos finales magistrales tras una larga y paciente espera.

Los actores cotidianos (Dir. Raúl Perrone, Argentina)
Nueva película del mítico director ultraindependiente y lo-fi argentino.

Visage (Dir. Tsai Ming-Liang, Francia-Taiwán)
Me la perdí en Rotterdam, aunque no se habla muy bien de ella.

Like you know it all (Dir. Hong Sang-soo, Corea)
Última película del autor coreano que ha dado más que hablar en los últimos años, imperdible.

Paraíso (Dir. Héctor Gálvez, Perú)
Es hora de ver la película peruana estrenada en Venecia y de un posterior circuito festivalero importante.

Kinatay (Dir. Brillante Mendoza, Filipinas)
Película con la que el filipino Mendoza ganó mejor director en Cannes 2009. La acusan de excesiva violencia gore.

Hadewijch (Dir. Bruno Dumont, Francia)
Dumont hasta ahora no ha decepcionado, también me la perdí en Rotterdam.

Norteado (Dir. Rigoberto Perezcan, México)
Mexicana que estuvo en Rotterdam obteniendo buenísimas críticas.

Refrains Happen Like Revolutions in a Song (Dir. John Torres, Filipinas)
Filipina que me perdí en Rotterdam del personalísimo John Torres.

Al parecer hice bien en no ver estas películas en Rotterdam ya que el BAFICI parece estar emulando en gran parte su programación.

(Nota del editor: Juan Daniel se encuentra en Buenos Aires participando en el Talent Campus de esa ciudad.)

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