Entre hermanos (2009)


El irlandés Jim Sheridan (Mi pie izquierdo, El campo, En el nombre del padre, The Boxer) es uno de esos cineastas de debut tardío (en 1989, a los 40 años) y trabajo pausado, realizando una película cada tres años en promedio, de buena calidad y sin dejar de lado sus temas ni el control del proyecto. Su sétimo largo es Entre hermanos (Brothers), un drama que reúne a tres figuras estelares del nuevo Hollywood: Tobey Maguire, Natalie Portman y Jake Gyllenhaal, ceñidas a una mirada grave, amarga, desglamourizada, suerte de bitácora de las heridas que deja una guerra remota en la composición de una típica familia norteamericana.

El guionista David Benioff, que ha dejado su pluma en diversos filmes como La hora 25, Troya y X–Men Orígenes: Wolverine, adapta la historia de la cinta danesa Brødre (2004), escrita por Anders Thomas Jensen y la directora Susanne Bier. El argumento original ya ubicaba en Afganistán al prestigioso militar que vive una experiencia extrema en cautiverio, lo que será una marca inevitable en su regreso providencial a casa, cambiando completamente su personalidad y la relación con su familia, específicamente con sus dos hijas, su amada esposa y su hermano díscolo y torcido hacia el delito.

La diferencia radica en que ya no es Dinamarca. Ahora se trata del país líder de la ocupación que impulsaron los halcones de Bush, los Estados Unidos, con su impopular ejército, sus oficiales y sus ciudadanos, lo que refuerza el impacto de todo lo que acontece en los parajes pedregosos de Afganistán y el confortable suburbio donde viven los Cahill. Como es habitual en el cine de Sheridan, estamos frente a interpretaciones intensas, entre la interiorización latente y el compromiso físico, con un Maguire distendido y sereno al inicio y demacrado y espasmódico luego. Esos son los ejes: conversión, relatividad del carácter, intercambio de roles, una balanza perversa que impulsa la mutación en un clan que desde la generación anterior arrastra una fractura también detonada por factores militares.

En esa línea de claro antagonismo, la dirección artística de Guy Barnes –el mismo de otro remake, Let Me In– y la fotografía del veterano Frederick Elmes trabajan los ambientes característicos del hogar, el dormitorio, la cocina, el comedor, la sala, el umbral, que antes de la virtual defunción de Sam proyectan un frágil equilibrio. Por ejemplo, en los juegos efímeros con sus hijas, mientras Grace ya siente el vacío marital cuando él todavía no se ha ido de nuevo, o en la discusión que el patriarca Hank (preciso Sam Shepard) provoca tenazmente con frases hirientes y sinuosas en la cena que sigue a la salida de prisión de Tommy. Cámara fija, encuadres cerrados, fragmentarios y oblicuos, voces agrias y rasposas, ruidos que rasgan la mesa, silencios que hacen pesado el aire.

Durante el luto, la cocina transformada es el escenario de la flamante respiración de Tommy, liberado de la sombra de su respetado hermano, y del descubrimiento paulatino que Grace emprende del inesperado acompañante. Cuando ella vacía el closet de la ropa de Sam para regalársela a un amigo de Tommy que ayuda en los arreglos, también está intentando alejar su recuerdo y construir un espacio nuevo. Y el capitán redivivo, como en una regresión tanática, se ensaña con esa zona de sabores y olores y punto específico de un encuentro del que no forma parte, y su psique termina de convulsionar.

Además de la pista de patinaje donde las niñas aprenderán a querer a Tommy, y Sam enfrentará a éste, el frontis de la casa será el lugar definitorio de la batalla. Primero para la infausta noticia que Grace recibe –en situación similar a la de El mensajero de Oren Moverman– y más tarde comunica a Tommy, y después en el clímax algo previsible pero correcto y efectivo que Sheridan desarrolla con convicción. Brothers es muy satisfactoria y ofrece un reparto sólido, en el que llaman la atención dos jóvenes actrices: la precoz Bailee Madison, hija de Jennifer Aniston en Just Go with It, y Carey Mulligan, anodina en Wall Street 2, ahora sí acertada como la viuda del soldado Willis.

Brothers

Dir.: Jim Sheridan | 105 min. | EE.UU.

Intérpretes: Tobey Maguire (Sam Cahill), Natalie Portman (Grace Cahill), Jake Gyllenhaal (Tommy Cahill), Sam Shepard (Hank Cahill), Carey Mulligan (Cassie Willis), Mare Winningham (Elsie Cahill), Bailee Madison (Isabelle Cahill), Taylor Geare (Maggie Cahill), Patrick Flueger (Joe Willis).

Estreno en España: 18 de marzo de 2010
Estreno en el Perú: 14 de abril de 2011


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5 respuestas

    1. Avatar de Laslo Rojas

      Sí, claro, a ella me refería. Lo único memorable que le recuerdo luego es su papel en Napoleon Dynamite. Muy simpática.

  1. Avatar de Gabriel Quispe

    Puede ser que la película sea algo rígida y previsible, pero Sheridan siempre sabe colocar la cámara, detonar las crisis familiares y manejar el ritmo de un drama clásico. No me desagradó la actuación de Maguire. Y me gustó ver tan relajada y sobria a Portman. Bien Gyllenhaal. Y también me parece prometedora esa pequeña actriz, Bailee Madison. Seguramente en unos pocos años será figura.

    1. Avatar de Laslo Rojas

      La niña me hizo recordar a la pequeña que hacia de hija de Andy Garcia y una alcoholica Meg Ryan en When a Man Loves a Woman.
      Pero ella se quedó en promesa nomas.

  2. Avatar de Laslo Rojas

    Sin dudas hemos visto peliculas diferentes. Yo vi nuevos nombres ‘grandes’ para roles medianos, demasiado cast para una pelicula de media tarde, personajes trazados con brocha gorda, sin mayores matices. El que peor queda es Tobey «Spiderman» Maguire, con una transformación tan cliché, el tipo traumado post guerra que presenta Hollywood cada tanto. Está pasado de revoluciones el buen Tobey, casi como la propia Portman en Black Swan. Too much.

    Se salvan de este fallido remake, Shepard, que hace lo que puede con su rol de patriarca amargado, y la hija mayor. Esa niña transmite más con sus pucheros y sus lagrimas contenidas que los demás grandotes con sus gritos y arrebatos. De los 3 protagonistas Gyllenhaal es el que queda mejor parado, demuestra tener más recursos que una buena pinta, más que sus contemporáneos. Carey Mulligan casi ni aparece, esperaba verla más.

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