Balance del 19 Festival de Cine de Lima (segunda parte)


La muestra de películas de ficción en el 19 festival de Cine de Lima se ha caracterizado por una fuerte aunque peculiar orientación conservadora tanto en lo formal como en lo temático, con mayor impacto de lo temático sobre lo formal. En efecto, han primado asuntos controversiales e impactantes emocionalmente para lo cual se utilizan procedimientos formales que se pueden dividir en dos grandes grupos: los que apuntan a producir una fuerte carga emocional y los que aminoran esa carga emocional. En esta segunda parte vamos a discutir los elementos formales que establecen esta diferenciación.

Conservadurismo formal

Desde el punto de vista formal, todas las películas tienen un desarrollo lineal, salvo algunas excepciones (uso de flashbacks) pero que no rompen drásticamente la linealidad en la narrativa. Ninguna presenta aportes vanguardistas en el plano del lenguaje audiovisual, aunque sí revelan un buen nivel en el uso del paisaje y los exteriores, el eficaz manejo de una dramaturgia clásica, las aproximaciones más distanciadas, la inclusión de aspectos documentales, la calidad de las actuaciones (tanto por profesionales como no profesionales) y la fotografía, entre otros aspectos menos recurrentes.

De 19 películas en competencia solo tres tienen elementos moderadamente “experimentales” y solo en materia narrativa: “La Obra del Siglo”, “Solos” y “Rosa Chumbe”. No se han presentado filmes con puestas en escena controversiales ni experimentos radicales. Así, por ejemplo, ninguna cinta de las presentadas puede equipararse a películas complejas exhibidas en años anteriores, como “Post Tenebras Lux” de Reygadas o “La Teta Asustada” de Llosa, por ejemplo.

De las 16 películas restantes, nueve son accesibles para un público amplio y tienen, en su mayoría, un alto (algunas, muy alto) contenido emocional. Mientras que siete tienen elementos que las hacen menos accesibles: son lentas (aunque sin exagerar) y exhiben un tratamiento distanciado en su narrativa. Por lo general, utilizan los recursos de la dramaturgia clásica, siendo las de mayor intensidad emocional las que se caracterizan por guiones que siguen eficazmente estas pautas para llegar al gran público. Sin ser la quinta maravilla, destacan especialmente los guiones de “El Incendio”, “El Abrazo de la Serpiente”, “Ixcanul”, “La Obra del Siglo”, «Las Elegidas» y “Magallanes”.

Las más accesibles: de lo hard a lo soft

En ese sentido, las películas más accesibles (ordenadas según su grado de intensidad emocional) son: “La Pared de las Palabras”, “Las Elegidas”, “Paulina” («La Patota»), “El Club”, “El Incendio”, “La Última Noticia”, “Magallanes”, “Segunda Madre” y “Casa Grande”. De estas, la primera exagera un poco su tema y cae ocasionalmente en la manipulación emotiva, mientras que la segunda se salva por un pelo de este defecto. “Paulina” ofrece un par de flashbacks que nos evidencian los impactos generados por el desafío de la protagonista a las lógicas de la corrección política relativas a la violencia contra la mujer, mientras que “El Incendio” muestra las tensiones casi permanentes en una relación de pareja crecientemente unida por la dependencia emocional, antes que por el afecto, en un contexto urbano que insinúa presiones que ahogan ese cariño mal que bien compartido.

“El Club”, por su parte, exhibe un tratamiento directo y explícito que, al recurrir a un humor tipo sonrisa congelada, establece un cierto distanciamiento que aminora y neutraliza el involucramiento emocional; pero su tema (y un par de escenas particularmente sórdidas) es muy fuerte, quedando así casi al borde de la siguiente categoría (la de las menos accesibles).

En “Magallanes” el pasado atormenta a víctima y victimario de un caso de esclavitud sexual durante la guerra interna, periodo que también es reconstituido en “La Última Noticia” para mostrar la tensión política y militar, así como episodios de tortura, desaparición forzosa y migración interna en Ayacucho a comienzos de los años 80. Todas estas películas son hard y, en ciertos casos, hay que tener estómago para soportar algunas escenas y situaciones.

Luego están las dos cintas brasileñas –“Segunda Madre” y “Casa Grande”– que bajan la temperatura emocional y tratan los conflictos familiares de manera más relajada, con rasgos de ternura y humor, aunque bajo el tamiz de las diferencias sociales entre las familias y la servidumbre doméstica. Estas son soft, más tranquilas, convencionales y –como lo anota Rodrigo Bedoya– tributarias de una estética telenovelística.

Las menos accesibles: tempo, intérpretes, multigénero, fotografía, simetrías

Las películas que podrían considerarse como menos accesibles a un público amplio son siete: “La Tierra y la Sombra”, “El Abrazo de la Serpiente”, “Ixcanul”, “Aurora”, “La Obra del Siglo”, “Alias María”, “Carmín Tropical” y “600 Millas” (añado como octava la cinta cubana, para fines de análisis). Están ordenadas de acuerdo a su tempo: de más lentas a menos lentas; aunque también desde un contenido menos mainstream a otros de mayor impacto mediático. Este grupo se caracteriza por una eficaz mezcla de contenidos emocionales fuertes en empaques más distanciados y lentos; combinación que alcanza sus resultados más balanceados en “Ixcanul”, “Aurora” y “La Tierra y la Sombra”, obras en las que se alcanzan momentos mágicos de autenticidad.

Dentro de este segundo grupo, cinco recurren a actores no profesionales: “Ixcanul”, “El Abrazo de la Serpiente”, “La Tierra y la Sombra”, “Carmín Tropical” y “Alias María” (ordenadas de acuerdo a su mayor calidad interpretativa y número). Aunque más exacto sería decir que son películas en las que los actores no profesionales parecen profesionales y los profesionales parecen actores naturales, tal el importante nivel de calidad lograda en este aspecto. Este factor sostiene la autenticidad alcanzada en “Ixcanul” y “La Tierra y la Sombra”, así como la verosimilitud de “El Abrazo de la Serpiente” y la normalización del travestismo en “Carmín Tropical”.

En esa misma línea, tres películas combinan en cierta medida el género documental con el de ficción: “El Abrazo de la Serpiente”, “Carmín Tropical” y “La Obra del Siglo” (añado aquí esta última por sus procedimiento formales, los que sin embargo no impedirían colocarla también entre las “accesibles”). En el primer caso, el aspecto documental se apoya en los actores naturales, en el segundo, en los actores y la localidad donde se desarrolla la acción; mientras que en el caso de “La Obra del Siglo”, documentales auténticos de la construcción de una central nuclear en Cuba se combinan creativa e irónicamente con un relato que transcurre en esa misma localidad, ahora convertida en una ciudad fantasma al suspenderse su edificación por la desaparición de la URSS.

Es interesante también el uso significativo del color en estas dos últimas cintas: en blanco y negro para las escenas del presente (contra el color en las del pasado, en la cinta cubana) y el blanco y negro en la cinta colombiana, tanto en el pasado como en el presente, con fines tanto simbólicos como estéticos. Un manejo relevante, en términos significativos, de la fotografía también caracteriza a cintas como “El Club” y “Rosa Chumbe”.

Asimismo dos películas muy distintas entre sí –“El Incendio” e “Ixcanul”, ambas muy buenas– comparten una estructura circular, es decir, empiezan y terminan con un mismo hecho: la primera, con la compra de un nuevo departamento por una joven pareja en Buenos Aires (Argentina) y la segunda, por la pedida en matrimonio a una mujer indígena en una comunidad rural en Guatemala. En ambos casos, se produce una evolución que muestra el desarrollo de un conflicto de caracteres en una joven pareja (“El Incendio”) y los factores de condicionamiento social sobre una joven mujer indígena (“Ixcanul”). Además, en ambas se presenta un esquema en cierta medida naturalista que determina los límites en los que se desarrolla la acción, en contextos diferentes pero signados –en distinto grado– por la violencia. . De otro lado, “Las Elegidas” ofrece una versión extendida de esta circularidad que reitera en su desarrollo los episodios de “reclutamiento”, obteniendo giros dramáticos y situaciones de creciente tensión y violencia física y sicológica.

Lo rural es tan o más impactante que lo urbano

Si vemos las películas en competencia desde el punto de vista de sus locaciones, encontramos que la mayoría (13) se desarrolla en áreas urbanas mientras que una minoría (seis) transcurre en el campo. Sin embargo, cabe precisar que la mayoría de las urbanas (siete) se han filmado en zonas urbano marginales, localidades alejadas o fronterizas: “Rosa Chumbe”, “La Pared de las Palabras”, “Aurora”, “El Club”, “La Obra del Siglo”, “Las Elegidas”, “600 Millas”; y dos comprenden parcialmente barrios urbano marginales: “Magallanes” y “Casa Grande”. Mientras que de las seis rurales, dos tienen problemáticas más bien urbanas: “Paulina” («La Patota») y “Solos”.

Es decir, que hay una marcada predominancia del mundo urbano aunque las rurales –numéricamente menores– tienen un impacto visual y artístico equivalente al de las de temáticas citadinas, especialmente “Ixcanul”, “El abrazo de la Serpiente” y “La Tierra y la Sombra”. Aquí cabe anotar el uso significativo del paisaje rural, mientras que el peso de las locaciones rurales y urbano marginales conduce al tema de la pobreza, que examinaremos en la próxima entrega de este balance.

La ligera accesibilidad de lo experimental

De otro lado, de las tres obras que hemos considerado como experimentales, dos podrían ser relativamente accesibles a un público amplio: “La Obra del Siglo” (por su evidente contraste entre las pretensiones del pasado y las realidades del presente) y “Solos” (por el humor y espontaneidad que la caracteriza). Mientras que “Rosa Chumbe” iría al grupo de las menos accesibles (por su peculiar disposición narrativa). Sin embargo, incluso estas cintas no traspasan la frontera de lo dramáticamente “legible” y con un poco de buena voluntad pueden ser entretenidas, pese al pesimismo de la primera y tercera de las mencionadas.

Lean aquí la primera parte y la tercera parte de este Balance del Festival de Lima 2015.


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