[Crítica] «Cementerio General 2»: la nueva película peruana de terror es superior a su predecesora


Dorian Fernandez-Moris es uno de los directores peruanos más prolíficos del momento. En menos de tres años, ha logrado estrenar cuatro películas en cines con su productora AV Films: Cementerio General, Secreto Matusita, Desaparecer, y ahora, Cementerio General 2. Habiendo visto tres de estas películas (me resta ver «Secreto Matusita»), he podido notar una exponencial mejora en la propuesta de Fernandez-Moris como director; comenzó con una cinta estilo found footage de bajo presupuesto (la cual, gracias a una muy efectiva estrategia de marketing, fue un éxito comercial), y tuvo su mejor momento con Desaparecer, un filme de acción de alta calidad técnica y narrativa poco predecible.

Por ello me llamó la atención que quiera regresar al género del terror. Estrenar una secuela de «Cementerio» tiene sentido a nivel financiero (la primera parte es la cinta de terror nacional más exitosa hasta ahora)… hasta que uno comienza a analizar los comentarios de los espectadores en las redes sociales. Decir que la primera producción de Fernández-Moris fue recibida tibiamente por los fanáticos del terror en el Perú sería muy generoso. Muchos consideran que la primera entrega fue una estafa, una película que no generó ni un solo susto y de la que se arrepienten haber visto en cines. (Algo de cierto tiene todo esto, pero yo no llegaría a esos extremos).

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Felizmente, Fernández-Moris sabe esto. Ya ha declarado varias veces que está consciente de los errores que cometió con la primera «Cementerio», y que, habiendo aprendido mucho con el rodaje de «Desaparecer», es capaz de desarrollar una película mucho más sólida. Muy aparte de tratar de repetir el éxito financiero de la primera entrega, uno de los objetivos principales de esta secuela es mejorar todo lo que se pueda de su predecesora, y presentar un filme técnicamente impecable y escalofriante.

Es por ello que la verdadera pregunta que cualquier crítica va a tener que contestar es: ¿Cementerio General 2 supera a su predecesora? La buena noticia es que sí; sí es mejor que la primera entrega. La no-tan-buena noticia es que todavía no llega a ser una cinta de terror completamente satisfactoria. Impresionante a nivel técnico y competentemente actuada, el filme logró hacerme saltar varias veces, pero no llegó a desarrollar una atmósfera palpable de terror, presentando escenas algo predecibles y un final exagerado, poco aterrador y apresurado.

«Cementerio General 2» comienza donde nos dejó la primera entrega. La única actriz en regresar de la historia anterior es Leslie Shaw (quien, dicho sea de paso, nos presenta su primer desnudo, en una escena gratuita y hecha claramente para atraer más espectadores), pero no aparece por mucho tiempo.

Nuestra protagonista, más bien, es Fernanda (Milene Vásquez), una psicóloga escéptica que regresa a Lima después de haber vivido en Ciudad de México por mucho tiempo, debido a la tragedia colectiva de la primera película, en la que su madre Úrsula (Claudia Dammert) estuvo involucrada. Ella y su hijo Julio (Matías Raygada) se verán envueltos en extraños acontecimientos que tienen como protagonista a una ouija ancestral y una banda de siniestros sujetos que están decididos a todo con tal de preservar el preciado tesoro, en medio del cual emergerá con una de las fuerzas diabólicas más poderosas y perversas.

Primero lo más destacable: Fernández-Moris claramente se ha esforzado en realizar una película que no tiene nada que envidiarle a producciones norteamericanas o europeas en lo que se refiere al apartado técnico. Usando una cámara Arri Alexa y lentes Master Prime, el prolífico director, junto con el director de fotografía Fergan Chávez-Ferrer, le dan un look muy profesional a la película, desaturando los colores y acentuando los tonos fríos y los altos contrastes para tratar de crear una sensación perturbadora. El sonido directo de Omar Pareja es correcto, la musicalización de Jorge Luis Cárdenas, aunque algo estridente por momentos, complementa las escenas de terror a la perfección, y hasta los créditos iniciales son impresionantes y apropiadamente inquietantes.

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Todas estas cualidades técnicas no servirían de nada si es que «Cementerio General 2» careciera de sustos…. y felizmente ese no es el caso. Ahora bien, la película no es la más terrorífica que jamás haya visto; Fernández-Moris todavía no logra crear una atmósfera de verdadero terror en la que sus personajes se puedan desenvolver (algo que se puede ver claramente en filmes como El Conjuro, de James Wan), y lamentablemente abusa de los saltos repentinos acompañados por sonidos de cuerdas estridentes. Sin embargo, tampoco puedo negar que haya saltado varias veces, especialmente en las escenas que involucran al pequeño Julio descubriendo a los espíritus que viven en su nueva casa.

Y creo que ese es uno de los mayores aciertos de la película (aparte de rechazar el formato found footage de la primera entrega): tener como coprotagonista a un niño pequeño que no puede hablar (debido a un trauma que tuvo poco antes de los eventos de la cinta) y que tiene que expresar todos sus miedos y preocupaciones a través de sus expresiones faciales. Tener al niño en las escenas más escalofriantes realmente causa tensión porque nos preocupamos por él; sabemos que es indefenso, y sabemos que le cuesta comunicarle a otros lo que le está pasando. Algunos podrían decir que tener a un niño como personaje principal en una película de terror es un recurso facilista para generar suspenso en la audiencia, y puede que estén en los cierto; pero a la vez, tampoco podemos negar su efectividad.

Las actuaciones son todas bastante sólidas. Milene Vásquez, quien vuelve al cine luego de aparecer en «Mañana te cuento» hace diez años, hace un buen trabajo como Fernanda. Uno realmente cree que está viendo a una psicóloga inteligente y madura, alguien que poco a poco tiene que comenzar a creer en lo sobrenatural a pesar de ser una mujer de ciencia (este es un conflicto interno que lamentablemente se desarrolla muy poco, dicho sea de paso). Como Julio, Matías Raygada es una revelación. Teniendo que actuar solo con su rostro y sus expresiones corporales, el chico realmente logra transmitir terror y preocupación, dando una actuación madura que no desespera y que jamás lo saca a uno de la ficción. Definitivamente estuvo desperdiciado (y, posiblemente, mal dirigido) en La Herencia.

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Hernán Romero impone respeto; Claudia Dammert es creíble como una mujer traumada y posiblemente loca; Attilia Boschetti perturba interpretando a una señora que parece tener secretos escondidos; Ismael Contreras resalta en un rol pequeño pero importante, y el gran Édgar Vivar causa una gran impresión en la única escena en la que aparece, dando una actuación natural y memorable. (Definitivamente me hubiese gustado que aparezca por más tiempo). Aquellos que se preocupaban por la inclusión de figuras de la farándula como Michelle Soifer o Miguel Arce, pueden estar tranquilos: tienen papeles pequeños e inconsecuentes, y por lo tanto no distraen.

Desafortunadamente, la trama no es nada del otro mundo. Fernández-Moris trata de evadir algunos clichés del género con sus personajes, pero la narrativa contiene pocas sorpresas. No suelo ser de las personas que adivinan cómo va a terminar una película antes de tiempo, pero eso fue precisamente lo que me sucedió con «Cementerio General 2». Y el clímax, aunque técnicamente impresionante (el trabajo de maquillaje, al igual que los efectos especiales, es realmente bueno), se siente apresurado e irónicamente anticlimático.

«Cementerio General 2» es una clara mejora en relación a su predecesora; visualmente llamativa y competentemente actuada. Me gustó que Fernández-Moris y su guionista traten de desarrollar una mitología detrás de los espíritus y la tabla de ouija que acosan a los protagonistas (tema que seguro será expandido en la inevitable tercera parte) y disfruté de los momentos más impactantes que me hicieron saltar.

Sin embargo, una trama predecible y una clara falta de atmósfera (de puros saltos no puede depender una película de terror) hacen que la cinta no llegue a convencer del todo, pero considerando el esfuerzo que le pone Fernández- Moris a sus producciones, y la manera en que va mejorando como director con cada una, no dudo que su siguiente filme será superior. «Cementerio General 2» y «Desaparecer» son sus mejores películas y son pruebas de que, aunque todavía le falta afinar algunos aspectos de sus producciones, es un director que tendrá una carrera interesante y variada.

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2 respuestas

  1. […] diferente a lo que el cine nacional nos tiene acostumbrados (películas como Cementerio General y su secuela, o la deficiente La cara del diablo, son más tradicionales en su acercamiento al […]

  2. Avatar de JOSE VIDAL
    JOSE VIDAL

    Tuve la oportunidad de ver la película Cementerio General 2 en estreno y me llevé una impresión positiva. Es una clara mejora con relación a la primera parte…la producción se ve mucho más cuidada desde la presentación de los créditos, ya en el transcurso del film…por momentos me pareció estar viendo una película americana, buenos los efectos especiales y la musicalización… las actuaciones son sólidas…la elección de la protagonista fue más que acertada al igual que el niño…cuya vulnerabilidad es naturalmente convincente. Me causó expectativa el ver a Edgar Vivar nuevamente en este género… excelente en su breve actuación, gran actor…recuerdo su aparición en la cinta española El Orfanato. El final de la película muy parecido a sus similares estadounidenses…y creo que la apuesta por una tercera es clara. Saludos

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