Antes de la llegada de Batman: El Caballero de la Noche, las películas de superhéroes eran un mero entretenimiento, solo un canal para ganar dinero rápido en taquilla con tramas atractivas a simple vista pero sin un buen argumento. No voy a ser mezquino en meter a todos en un mismo saco, salvemos por ejemplo el Batman de Tim Burton, que hubiera sido un filme pionero de haber seguido su idea original, lamentablemente Warner ‘metió la mano’ y se trajo abajo la franquicia más rentable que tenía ese entonces, convirtiéndola en un circo.

Actualmente, esa tendencia ya ha cambiado y ha derivado en varios títulos que no solo están plagados de efectos especiales sino que están hechos con pasión, reflejando verdaderamente la característica principal del héroe de turno, que tanto hemos leído en los cómics originales. Este 2016 podríamos estar ante el inicio de una nueva vertiente de este subgénero, porque la llegada de Deadpool nos muestra que el público está más que preparado para un siguiente nivel de esta ola de superhéroes.

Admito que desde que se anunció la producción de Deadpool, sabía de la existencia del personaje pero no acerca de su historia, y ahora que ha llegado la película ya me considero su fan. Es una total sorpresa encontrarnos con un producto de esta envergadura sin saber que era lo que nos esperaba. Debo decir que ha sido un placer estar ante una de las mejores películas de superhéroes de los últimos tiempos, una película refleja la verdadera personalidad del personaje y que no obvia nada al respecto. La producción, encabezada por el director Tim Miller, se merece el mayor de los respetos.

Desde el instante que vemos los créditos iniciales nos podemos dar cuenta que la cinta será algo distinta al resto. No estamos ante un Hombre Araña o un Capitán América -que sabemos de memoria cómo funcionan-, sino todo lo contrario, tenemos un personaje que se mofa de todo lo conocido con un gran sentido del humor, harto sarcástico, donde corre sangre y destripamientos acompañadas de muy buenas escenas de acción.

Los estudios Fox deben haber tenido más dudas que certezas con este proyecto, empezando con el hecho que solo se hizo con unos 58 millones de dólares, algo que suena a mucho pero no cuando se trata de una película de superhéroes. Han tenido que hacer de todo para que funcione. Desde el inicio del año hemos visto imágenes, anuncios, trailers, posters y más para que en todo este tiempo la gente haya tenido presente a «Deadpool». No era para menos su preocupación luego que obtuvo la clasificación R en EE.UU., lo que la limitaba de atraer a una audiencia adolescente concentrándose solo en el público mayor de edad. Sin embargo, la apuesta resultó y ahora respiran más que tranquilos.

La trama de la película nos presenta a Wade Wilson, un ex agente de las Fuerzas Especiales quien ahora hace las veces de mercenario. Sin embargo, luego de ser diagnosticado con un terrible cáncer, su vida dará un giro de 180 grados al aceptar una oferta para someterse a un experimento que no solo le aliviara la enfermedad sino que lo convertirá en un súper hombre. Como siempre, existen intereses de por medio, y es sometido a los más crueles exámenes hasta que logra liberarse y se da cuenta que él ya no es el mismo. Ahora, dotado de una super fuerza y una aceleración corporal única, emprenderá su camino de venganza contra aquellos que casi le quitan la vida adoptando la identidad de Deadpool.

“Ryan Reynolds es Deadpool y Deadpool es Ryan Reynolds”. Este es el papel que ha estado esperando desde hace bastante tiempo, cuyo legado será que se le recuerde como tal, dejando más que olvidado, enterrado, destruido, su intento de convertirse en Linterna Verde. No hay que olvidarnos que Reynolds ya había interpretado a Deadpool en «X-Men Origenes: Wolverine», donde no tuvo para nada una gran participación. Muchos ya lo empezaban a identificar como tal, pero no se sabía si iba a estar a la altura en esta película en solitario. Pues Reynolds les cerró la boca a muchos (me incluyo).

Si muchos creen que su humor ácido y las escenas violentas son lo mejor de «Deadpool», voy a incluir aquí a la dupla de X-Men conformada por Coloso (Stefan Kapacic) y Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand). La participación del primero es genial, en particular cuando tiene que encarar a Deadpool por haberse comportado mal. Igualmente, Negasonic hace lo suyo convirtiéndose en la victima del arsenal de sobrenombres que Deadpool tiene preparado para ella. Espero ver este personaje en otra producción, tengo curiosidad de conocer más sobre ella.

No se puede dejar de mencionar a la bella Morena Baccarin quien interpreta a Vanessa, la novia de Deadpool, cuya participación fue una de las causas que el filme recibiera la clasificación para mayores de 18 años. Hubo muy buena química entre ambos.

Tal vez el punto débil de la película sea el villano Ajax interpretado por Ed Skrein, pero no tanto por la interpretación del actor sino porque no se le dio el tiempo suficiente para demostrar todo su poder. Igualmente, Gina Carano como Angel Dust terminó siendo un personaje demasiado secundario.

Deadpool es la mejor muestra de lo que puede hacer (y no hacer) una persona. Es aquella oveja negra del grupo que tiene mucho por decir pero el sistema se lo prohíbe. Es burlón, sarcástico e irónico. A él le resbala todo lo que se diga al respecto y aplica “su” ley, en su mundo donde no hay jueces ni policías. Si Deadpool postulara a la presidencia, más de uno votaría por él, y no sé si eso es bueno o malo.