American Visa (2005)

Publicado por

Dir. Juan Carlos Valdivia | 100 min. | México – Bolivia

Intépretes:
Damian Bichir (Mario Alvarez)
Kate del Castillo (Blanca)
Alberto Etcheverry
Claudia Lobo

Estreno en Perú: 23 de marzo del 2006

El sueño de escapar de la triste realidad es una obsesión mayor que las nacionalidades y que ha poblado el cine desde sus inicios. Pero si nos remitimos a un contexto más cercano tenemos que las aventuras del exilio forzado de la Latinoamérica actual ya no se deben tanto a presiones políticas como antaño sino al efecto recesivo de la globalización. De ello se han encargado en mayor o menor medida algunas incursiones cinematográficas recientes pero de manera más obvia esta coproducción internacional del boliviano Valdivia ambientado en las alturas de su tierra pero protagonizada por los mexicanos Demián Bichir y Kate del Castillo.

La historia que nos presenta la película es la de Mario (Bichir), un profesor de mediana edad de la provincia que tras la separación de su familia y el viaje de su hijo adolescente a la añorada USA, decide seguirle los pasos harto hasta las nauseas de ese círculo vicioso que termina siendo la constante crisis económica tan cercana a todos nuestros pueblos más que los vínculos sanguíneos o de otro tipo. Y siendo así el buen Mario parte con rumbo a La Paz a conseguir el sueño de la visa americana propia, el resto no importa. Es en este viaje que conocerá los pros y contras de su decisión tras un primer intento por pasar el examen de admisión a la tierra dorada.

Valdivia tiene clara su intención de hacer una cinta de entretenimiento y con algo de desmenuzado sentimiento que logre la identificación con el respetable de este lado del mundo. No se complica en recurrir a una mecánica narrativa simplemente funcional que se acerca casi siempre a una teleserie incluso. La opción es clara y es ir en pos de una taquilla con el señuelo de una historia rápidamente llamativa y una anécdota más o menos liviana. Complejidades de otra índole están de más para los realizadores, así revisten a su héroe de todos los elementos y situaciones al uso para que incluso no tenga diferencia con hasta algún galán de telenovela (con tomas nocturnas al paisaje citadino incluidas). No le faltan a Mario los obstáculos pero tampoco los aliados desde un profesor que dignifica la memoria ancestral, un gay que reivindica la corrección política y los buenos sentimientos del protagonista y por supuesto una compañera de aventuras que no está nada mal (una bailarina con quien compartirá más que todas sus penas y alegrías).

Todo está servido para un espectáculo al borde de la nulidad, casi en su metraje entero. Aunque no hay que dejar de citar a los cumplidores pero algo desubicados protagonistas, demás esta citar la trayectoria de una actor como Demián Bichir pero no deja de parecernos fuera de lugar las decisiones a la que obligan los imperativos de la coproducción. Ello es más notorio sobretodo cuando la película trata de mostrar la cara dura de la realidad boliviana pero que cae en la más artificial aventura que incluye asaltos, traficantes y hasta una noche de plan en una fiesta de alta sociedad. Todo esto recuerda más bien al itinerario de las películas de arrabal protagonizadas por Alfonso Sayas.

No queda realmente mucho por decir, solo esperar que el verdadero cine boliviano nos entregue una mirada a su realidad mucho más solventes que este intento intercultural de cine de integración con pinta cool para exportar. De esto último es muestra clara también la inefable La mujer de mi hermano.

Jorge Esponda

Ver comentarios

Esta web usa cookies.