Tres críticos le dedican su columna semanal al más reciente estreno peruano, Peloteros. Federico de Cárdenas de La República cree que los peloteros entraron con el pie izquierdo a la cancha: «[La cinta] no sale de un nivel primario y se apoya en la intervención de un narrador en off para individualizar a los adolescentes y comentar cuanto ocurre. Todo es demasiado esquemático y no logra explicación lógica ni en el tremendismo ni en el nivel más leve de la complicidad amical».

Rául Cachay en El Comercio piensa de manera similar: «Peloteros, en su escrupulosa orfandad de pretensiones, en su humildad recalcitrante, no es más que un nuevo ejercicio de costumbrismo urbano que prefiere regodearse en la replana, la chacota o la nimia anécdota barrial».

Mientras que en Peru 21 Alonso Izaguirre dice: «El director tenía la intencionalidad de mostrar las peripecias de un grupo de amigos de Breña, pero se hunde en la criollada y en bromas que aburren. Peloteros es una pichanguita, un divertimento, como lo fueron Mañana te cuento o Baño de mujeres [N.E: Debe referirse a Baño de damas). ¿Nuestros cineastas nacionales no aspiran a más?». Nosotros creemos que muchos cineastas nacionales tendrían algo que responderle a Izaguirre.

En El Dominical, Ricardo Bedoya se ocupa de El nuevo mundo: «Es una elegía, en el sentido más auténtico del término. Es una composición lírica que lamenta la pérdida de algo querido y valioso. En sus momentos fuertes y en los débiles, en los logrados y los fallidos».

Por otro lado Jose Tsang dice en Caretas, que El nuevo mundo «es otra rareza absoluta aunque sea una decepción. Por ratos es solemne hasta la obviedad aunque tenga el sello de Malick».

En Somos, Andrés Cotler dice que Crímenes de la mente no lo convence, y entre spoiler y spoiler concluye: «El filme tiene algo de ingenio, pero limitado. Lo cierto es que los verdaderos crímenes de la mente, aquí y ahora, consisten en la pobreza psicotrópica de la cartelera cinematográfica limeña».