Festival de Lima 2007: Lo que pasó en Arequipa

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La cineasta y productora cultural arequipeña Andrea Quevedo, autora de algunos cortos y conductora del programa Sala 3, que se transmite los viernes a las 9:00 p.m. y se repite los sábados a las 5:00 p.m. por Canal 3 de la empresa Cablestar, nos envía un informe sobre las actividades de la subsede mistiana del Festival de Lima, entre el brillo de José Wilker y algunos inconvenientes.

El Festival de Lima viaja a Arequipa

El evento cinematográfico más importante de nuestro país, pasó casi desapercibido en la subsede de Arequipa, a pesar de que tuvo grandes ingredientes para convertirse en el plato de fondo del año, en una ciudad que tiene mucha oferta de cine independiente, pero más que todo a nivel de cineclubes.

Normalmente en las salas de Cineplanet, único multicine en Arequipa, se pueden encontrar en programación películas de diferentes latitudes. Sin embargo, esto sucede cada dos semanas o una vez al mes, y por supuesto, no llegan a permanecer más de quince días en cartelera. El costo de las entradas se mantuvo invariable en el marco del festival, sin ninguna oferta o abono para el evento.

La promoción de las películas del Festival no fue la que se esperaba, pues se redujo a unos cuantos afiches y algo más de publicidad gráfica en las instalaciones del cine que anunciaban las funciones del 4 al 8 de agosto. Casi ningún medio de comunicación mencionó algo sobre el Festival o sobre las cinco películas que se proyectaron, entre las cuales, las más resaltantes fueron El custodio de Rodrigo Moreno y Xica da Silva (versión 1976) de Carlos Diegues.

La afluencia del público fue minoritaria, debido en parte, como ya hemos dicho, a la poca publicidad y también a que las cintas sólo tuvieron una función por día. Los espectadores crecieron en número, según fuentes del mismo cine, empezando con dieciocho asistentes el primer día y teniendo un centenar el último, en que se esperaba poder ver Xica da Silva, que contó con la presencia del actor brasilero José Wilker.

Ahora bien, las tan esperadas funciones en la subsede del festival se tornaron en una especie de David frente a un Goliat taquillero ataviado de películas como Los Simpsons, Harry Potter y la Orden del Fénix, Transformers e incluso Ratatouille. Otro público volcó su atención hacia el estreno de La Gran Sangre, que para efectos del crecimiento del cine nacional, consideramos como productivo.

Xica de Silva (1976) de Carlos Diegues

Por supuesto, el hecho resaltante, fue la visita de José Wilker en nuestra ciudad. El connotado actor llegó el domingo 5 de agosto para hacer una visita al Cañón del Colca y recién se hizo notar en la Ciudad Blanca el día martes 7, a su retorno.

A pesar de la privilegiada permanencia de Wilker en las instalaciones del cine, donde muchos fans, sobre todo del género femenino, lo reconocieron y pugnaron por tomarse fotos con él y arrancarle un autógrafo, se produjo un hecho inaudito que opacó totalmente lo que debió ser la crónica de una proyección que dejara a sus espectadores, y a tan digno visitante, con plena satisfacción.

La función, programada para las 8:00 p.m., comenzó sin problemas. Wilker, junto a sus acompañantes, tomaron sitio en la cuarta fila de las butacas, mientras invitados y público interesado en Xica da Silva hicieron lo propio. Antes del inicio de la proyección, la expectativa se sentía en el ambiente, amenizada por el sonido de los siempre omnipresentes timbres de los teléfonos celulares aún no apagados y el aroma de los usuales snacks de la cafetería del cine.

A los treinta minutos se produjo el desastre. Ante el asombro de la sala, la película se quemó en pantalla gigante. El personal de proyección del cine logró arreglar el desperfecto, pero a los diez minutos la imagen se repitió, tal como los esfuerzos de los encargados. La proyección se retomó por segunda vez, por tercera vez, por cuarta vez y así sucesivamente hasta la octava vez en que toda tentativa por cumplir con lo programado fue en vano. La película se quemó ocho veces frente a la sala llena y, claro, frente al propio Wilker.

La administración del cine se hizo presente en la sala pidiendo las disculpas del caso ante un problema técnico imposible de solucionar en nuestra ciudad y que los asistentes atribuyeron al estado de la película. Según el representante del festival, presente en la función, se trataba de una copia que se buscó en varios países y que fue finalmente encontrada en los archivos de alguna institución en Chile. Al parecer, Xica da Silva, que esperó más de treinta años para ser vista en Arequipa, no resistió los embates del tiempo.

Cineplanet no pudo hacer otra cosa que cancelar la proyección de la cinta brasilera y cambiarla por la argentina El custodio, que ya se había visto dos días antes.

José Wilker, con la simpatía y gran personalidad que lo caracterizan, se paró de su asiento, expresó su contento si es que algún día podíamos ver la cinta completa, indicó que él aparecía a la mitad de la historia, dio las gracias y con los aplausos del respetable, se retiró de la sala.

Así, la subsede arequipeña se apuntará, favorable o desfavorablemente –aún no podemos medirlo–, en la historia de esta fiesta anual del cine que le ha dado a Perú un lugar bastante importante en el quehacer festivalero del cine latinoamericano.

La reflexión queda abierta y explícita para los organizadores del Festival, cuyos esfuerzos son reconocidos, pero que deben expandirse tal cual se realizan en la sede principal del evento, pues si bien es cierto, los títulos que estuvieron presentes son el tipo de película que suelen ser de difícil acceso para el espectador amante del cine independiente, en realidad no tuvieron el lugar que se merecían. Muy aparte del problema técnico que escapa a la organización del Festival, es claro que el tema de horarios, por ejemplo, obedece a un criterio comercial; sin embargo, siendo éste un evento único en el año, podría haberse hecho una excepción y lograr que producciones latinoamericanas dignas de verse no sean relegadas a la única alternativa inmediata posible: buscarla luego, en un puesto pirata y disfrutarla en complicidad de un reproductor de DVD casero.

Esperamos que para las próximas ediciones del Festival de Lima, las subsedes realmente lleguen a ser una extensión importante de dicho evento.

Andrea Quevedo

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  • ajjajaja siempre fue cierto algo m comentaron... q suerte q no fui a verla... x muy bueno q sea julio chavez no pagaba 8 lucas x verlo denuevo... q piña estas cosas pasan seguido?¿?¿

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