México fotografiado por Luis Buñuel, otra faceta del maestro

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Buscando a los olvidados

Son días sensacionales para la cinefilia, y vinculados de un modo u otro a América Latina. Además del hallazgo en un museo bonaerense de la versión original de Metrópolis de Fritz Lang, hoy jueves 3 la Filmoteca Española, en colaboración con el Centro Buñuel de Calanda, ha inaugurado la exposición México fotografiado por Luis Buñuel, conjunto de imágenes captadas por el gran cineasta aragonés (1980-1983) en medio de la búsqueda de locaciones para la realización de sus películas hechas en el país azteca.

La muestra sorprende por la organicidad que las fotografías adquieren reunidas y expuestas ordenadamente, y también por el notable parecido con los encuadres de los filmes de cuyos procesos de producción formaban parte, a pesar que Buñuel las tomó como simples herramientas accesorias que servían de punto de referencia para los rodajes, sin una intención artística expresa ni la idea de hacer con ellas lo que se está ejecutando ahora. Las imágenes, que llegaron a la Filmoteca hispana en 73 sobres y una simple caja de cartón traspasados por la familia, tienen relación con doce de las veinte producciones que el artista firmó en México, donde tuvo la oportunidad de relanzar su filmografía luego de no pocas peripecias posteriores a su irrupción surrealista entre fines de los años 20 y principios de los 30.

La responsable de la exposición, Elena Cervera, expone sobre este importante rescate [pdf], cuando falta poco más de tres semanas para que se cumplan los veinticinco años de la muerte del cineasta, el 29 de julio:

Los formatos y papeles son muy diversos, lo cual es comprensible si tenemos en cuenta que entre la primera película de la que hemos encontrado fotografías, Los olvidados (1950), y la última, Simón del desierto (1965) transcurrieron quince años. El estado de conservación general es bueno, excepción hecha de algún grupo que está deteriorado y con la imagen casi borrada, posiblemente por una mala fijación química de la fotografía original. A pesar de que no se trata de de fotografías artísticas, se puede afirmar que tienen suficiente calidad para que en sí mismas constituyan un elemento estético digno de admirarse, y que su exhibición sea realmente atractiva. No obstante, su mayor valor no es éste, sino el de aportarnos claves para conocer mejor la obra de Luis Buñuel y hacernos descubrir aspectos poco conocidos de su trabajo. Pueden servir de ayuda a la hora de investigar la forma en que realizaba su trabajo, cómo lo preparaba, qué lugares le interesaban, cuál era su mirada, etc.

Estas fotografías no han tenido nunca entidad en sí mismas; forman parte de un todo, son simplemente un elemento más de las tareas previas necesarias para la realización de una película, como puede ser la escritura del guión o la selección de actores, factores que, aunque no sean patentes en el resultado final, sí que forman parte de éste y contribuyen a la calidad general del cine de Buñuel. Encontramos muchos Méxicos en las fotografías tomadas por Buñuel, tantos Méxicos como los que podemos contemplar en sus películas, desde las selvas tropicales o los manglares de Acapulco (hoy convertidos en gran parte en hoteles y urbanizaciones) hasta las zonas urbanas, como las calles o la Universidad de México D. F. Desde las mansiones burguesas como la de El ángel exterminador (1962) y las ricas haciendas como la de Abismos de Pasión (1953) hasta los humildes jacales (chabolas) de Los olvidados; desde los barrios ricos de Él (1953) hasta los pueblos humildes de Nazarín (1958).

(Vía El País)

Esta entrada fue modificada por última vez en 3 de julio de 2008 18:35

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