El sustituto | El intercambio (2008)

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Changeling
Dir. Clint Eastwood | 141 min. | EE.UU.

Intérpretes: Angelina Jolie (Christine Collins), Gattlin Griffith (Walter Collins), Jeffrey Donovan (Capt. J.J. Jones), Michelle Martin (Sandy), Michael Kelly (Detective Lester Ybarra), Frank Wood (Ben Harris), John Malkovich (Gustav Briegleb), Colm Feore (James E. Davis), Amy Ryan (Carol Dexter), Devon Conti (Arthur Hutchins)

Estreno en España: 19 de diciembre de 2008
Estreno en Perú: 15 de enero de 2009

El Sustituto aporta también (y tempranamente) su cuota de crítica a la tradicional corrupción del Departamento de Policía de Los Ángeles, asunto de otras películas como L.A. Confidential o Colors, entre las que recuerdo ahora. Toda la cinta está impregnada de ese tratamiento clásico al que nos tiene acostumbrados Eastwood y que nos conduce a la mejor tradición del cine norteamericano; aunque algunos opinan que esta puesta en escena es lenta, acartonada y que se desperdicia el filo crítico de los temas.

Ya decía yo –a propósito de Solo un sueño en los años 50– que el electroshock tenía su pedigrí en Estados Unidos, como lo demuestra –remontándose a los años 20 y 30 del siglo pasado– esta notable cinta del siempre interesante Clint Eastwood. Otro punto de contacto entre ambas películas es el cuestionamiento a la condición de la mujer, que –pese a ocurrir en décadas muy diferentes– ofrecen ejemplos de marcada discriminación, abierta a comienzos de ese siglo y apenas más sutiles hacia la mitad de la centuria. El Sustituto aporta también (y tempranamente) su cuota de crítica a la tradicional corrupción del Departamento de Policía de Los Ángeles, asunto de otras películas como L.A. Confidential o Colors, entre las que recuerdo ahora.

Sería impropio detenerse a comentar la efectiva anécdota histórica en la que está basado este filme, cuya polaridad blanco versus negro constituye el requisito indispensable para atraer y mantener al público en sus asientos, siempre con el apoyo de un guión que articule adecuadamente los contrastes dramáticos del relato; así como el resto de ingredientes de crítica política y social que están involucrados en esta obra. Tanto la ambientación, algo idílica de Los Ángeles de aquellos años, como el ritmo pausado de la acción permiten mostrar con nitidez (y sin mucho morbo) tanto los aspectos más duros (los crímenes y los abusos policiales) como (hacer llevaderos) las secuencias judiciales; es decir, exponer eficientemente tanto el plano argumental como el ideológico.

Toda la cinta está impregnada de ese tratamiento clásico al que nos tiene acostumbrados Eastwood y que nos conduce a la mejor tradición del cine norteamericano; aunque algunos opinan que esta puesta en escena es lenta, acartonada y que se desperdicia el filo crítico de los temas. Cuestión de gustos. En mi opinión, destaca el clima logrado por una fotografía que tiende al contraste y una música (poco pretenciosa y compuesta –como va siendo ya habitual en sus películas– por el propio director) que nos instala en el terreno de la calma, como trasfondo al dolor y esperanza entre los que oscila la protagonista, Christine Collins. El ese papel resalta el trabajo de una Angelina Jolie liberada de los papeles glamorosos o simplemente idiotas en los que regularmente reincide; el resto del reparto cumple con corrección. Y en esto consiste el valor de este filme: corrección y equilibrio, manejados con eficacia dentro de los patrones del cine industrial hollywoodense.

Esta entrada fue modificada por última vez en 16 de febrero de 2009 9:25

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