Parece que ahora sí se dejan ver las consecuencias de la crisis financiera en el panorama de la gran industria del cine. Al menos eso se anuncia desde la compañía del león, uno de los emblemas de Hollywood y que ha atravesado por situaciones similares más de una vez. Esta vez estaría solicitando un fondo de emergencia de no menos de 170 millones de dólares. Mayoritariamente, todos los problemas tienen que ver con el alto costo de las producciones en las que se están comprometidos y la inclemencia de los plazos en los grandes estudios. La franquicia de James Bond y la adaptación de El Hobbit están entre los proyectos que involucran a la empresa.

Metro Goldwyn Mayer llama a los propietarios de bonos para hacer un «desesperado pedido de dinero, ya que el estudio va a quedarse sin fondos muy pronto». Ellos tienen una necesidad de alrededor de «20 millones de dólares a corto plazo del flujo de efectivo para cubrir gastos generales, y un adicional de 150 millones para llegar hasta el final del año y seguir financiando sus proyectos, y para empezar El Hobbit con Peter Jackson».

MGM tiene una deuda de 3.5 billones y los poseedores de bonos habrían manifestado que «en esencia, iban a dejar que el estudio quiebre». Pero, por supuesto, Stephen F. Cooper, especialista en reestructuración, explicó que «éste sería el peor resultado posible para los acreedores y la empresa». El motivo es que si se vieran obligados a declararse en bancarrota, perderían a James Bond y «el estudio no cree que pueda sobrevivir sin 007».

Durante la última etapa de producción de esta empresa, siempre se ha optado por asociarse con otros estudios para emprender proyectos. El hecho de no haberse fortalecido en todo ese tiempo, es parte fundamental de que lo que ahora sucede. Lástima, porque entre sus habituales prácticas se encontraba la distribución de versiones remasterizadas de clásicos del cine mundial. Esta parte del negocio seguramente quedará estancada, si es que llegan a sobrevivir.

(Vía First Showing)