El concierto (2009)

El concierto

El concierto

Tchaikovsky en el alma

He aquí una película cuyo leitmotiv es la música, en concreto y para más riesgo comercial, la música clásica. En la era de listas de pop prefabricadas y reality-shows televisivos de vergonzante musicalidad, hacer vibrar al espectador del cine con la misma sensación que produce acudir a un concierto en directo de la mejor de las orquestas, resulta un pelín arriesgado, pero renovador, refrescante. Supone un elixir contra el sordo ruido de las mediocridades populares y “principales”. Deleitarse con las melodías y la pasión que descargó en sus partituras Piotr Ilich Chaikovski produce momentos de gran intensidad, nos hace caer en la cuenta de como la música puede aún emocionar. Solo por el comienzo y el final (musicales) de la caricatura cinematográfica (aún así basada en hechos reales), El concierto, creada por el cineasta francés de origen rumano, Radu Mihaileanu, merece la pena citarse con la gran pantalla.

A tenor de la última avalancha de producciones hollywoodienses que ofrecen, en la mayoría de los casos, miradas muy convencionales y reduccionistas (excepciones aparte) sobre la guerra de Irak, siguiendo la estela dejada por la guerra del Vietnam, acudir a este concerto para violín en re mayor del prestigioso Chaikovski es toda una curiosa experiencia sensorial, además de reír, en según que momentos del melodrama expuesto, un divertido vodevil.

Conviene advertir que la historia está martilleada a golpes de lugares comunes, cierto surrealismo catastrófico, y tópicos y clichés a mansalva, de esos que tanto gusta al personal y del que se nutren obras desordenadas y con poco pie en la realidad. Judíos que no pueden evitar comerciar allí donde se encuentren; gitanos impresentables amantes de lo ilegal; rusos mafiosos, alcohólicos e indisciplinados, y los que no, artistas virtuosos aunque no conozcan la palabra ensayo. En fin, un circo muy Kusturistico.

Conociendo la historia personal de Mihaileanu, y su huída de Rumania y la dictadura de Ceauceascu en los ochenta, deducimos que la historia que se esconde como excusa detrás de El concierto, ganadora del Cesar 2010 a la Mejor Banda Sonora y al Mejor Sonido, tiene mucho de autobiográfica, cambiando el país, pero situando los hechos también entre dos culturas diferentes, el Este y el Oeste.

El concierto

Bajo la política de Brejnev, en la antigua Unión Soviética, el director del reputado Bolchoï, Andrei Filipov, es degradado al estatus de limpiador del teatro nacional por ayudar a músicos judíos. Treinta años después, Filipov (un sobreactuado Aleksei Guskov), topa con un fax enviado por el Théâtre du Châtelet para que la famosa banda rusa toque en París, entre cuyos actores franceses destacan François Berléand y Miou-Miou. A partir de aquí, Mihaileanu hace uso de su resultona ecuación de falsas identidades. Filipov se hace pasar por el director del Bolchoï, pretende reunir a sus antiguos músicos y acudir a Paris a dar dicho concierto, con la idea fija de exigir como solista principal en dicho concierto a una famosa violinista francesa, Anne-Marie Jacquet, interpretada por la actriz francesa con más ángel tarantiniano, Mélanie Laurent. Esta exigencia del antiguo director tiene poderosas razones, que vienen de su pasado, historia que conoceremos hacia el épico final musical.

El arte y las circunstancias adversas, ya sean políticas o personales, siempre han dado guiones con potencial en cine, ahí está “La vida de los otros” de Henckel-Donnersmarck, “El pianista” de Polanski, “La pianista” de Haneke, o la más reciente “The Soloist” de Joe Wright.

Hay que reconocer y avisar que el desarrollo de la trama en El concierto es pobre e irregular, aunque provista de un ritmo vivo que lucha por no decaer en ningún momento, no vaya el espectador a pensarselo dos veces y caíga en la cuenta de que está ante el protagonismo de las melodías de un autor decimonómico. El realizador construye el frágil relato cinematográfico con personajes grotescos y situaciones humorísticas demasiado populares, de tal manera que sujeta a la butaca al espectador hasta llegar a sorprenderle emocionalmente a través de la música, donde se distingue también a Mozart. Y vaya si lo consigue.

La apoteosis final está exitosamente lograda.

El conciertoLe concert. Dir. Radu Mihaileanu | 119 min. | Francia, Italia, Rumanía y Bélgica

Intérpretes: Alexei Guskov (Andrei), Mélanie Laurent (Anne-Marie), Dimitri Nazarov (Sacha), Valeri Barinov (Iván), Miou-Miou (Guylène), François Berléand (Olivier), Anna Kamenkova (Irina), Lionel Abelanski.

Estreno en Francia: 4 de noviembre de 2009.

Estreno en España: 12 de Marzo de 2010.

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7 respuestas

  1. Avatar de juanjo ibañez
    juanjo ibañez

    exelente pelicula por su contenido, mescla de inprovisacion y arte, me inclito por la por el arte de sus personajes. muy buena, recomendable para los que amamos el cine

  2. Avatar de janine

    La pelicula… extraordinaria llena de imagenes logradas, luz, color y sentimiento pleno, un latido que no para hasta que se siente casi explotar cuando el violin canta.
    la critica fria y repleta de datos que pocos buscarán corroborar, no logra enpalidecer su belleza, pero me disgusta.

    aunque este no es un comentario de la critica «un pelin» seguido de datos aparentemente serios, me suena a chabacana y vulgar degradación.

    recomiendo esta pelicula, desde el ser humano que soy , porque sentí, vibré, me rei, lloré y me dejó por muchas horas una agradable sensación ante a certesa de que el arte nos une realmente.

    saludos

  3. Avatar de William Wallace
    William Wallace

    Excelente, la mejor nota. Una maravilla. Una mejor tarde con esta película, garantizado.

  4. Avatar de Alf
    Alf

    hace mucho tiempo que no veia una buena pelicula, simplemente exquisita….

  5. Avatar de Nano
    Nano

    De entre las 30 últimas películas que he visto, está es sin duda alguna la mejor de todas ellas.
    ¡¡Un peliculón!! con mayúsculas
    Saludos

  6. Avatar de Cotemon
    Cotemon

    Blanca se llama la crítica, pero aún así no atina demasiado -a mi entender- en el blanco. Sus constantes referencias a las insuficiencias del guión me temo son fruto de su falta de conocimiento de la cultura rumana. La tragedia esconde siempre una monumental comicidad y viceversa. De acuerdo que el clasicismo con el que se trata el amor a la música choca con el trazo grueso de algunos gags que nos devuelven a la más cruda realidad, pero el conjunto es armónico, feliz y nos lleva en volandas hacia el sublime clímax final.

    Pocas películas pueden arrancar una lágrima, teñida al tiempo de pena por la dureza del fracaso de la humanidad y sus regímenes totalitarios y júbilo por la eterna y siempre real revancha de la belleza.

    Y no se confundan, no es para melómanos sesudos adictos a la música culta, no: es para seres hmanos que no se avergüencen de serlo. No les defraudará, me juego una cena.

  7. Avatar de Mónica
    Mónica

    Hola, esta película se estrenará algún día en Perú? O tendré que recurrir a Polvos nomás? (como siempre me recomiendan?) :D

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