Bus 174 (2002)

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Prácticamente sólo hubo un escenario el 12 de junio de 2000 en Río de Janeiro. No faltó nadie sin atender -o presencialmente, o por radio, o por TV- a lo que sucedía en el ómnibus (174) que Sandro Nascimento tomó por asalto en plena circulación a horas de la tarde. El mismo bandido, sus rehenes, policías, transeúntes, medios de comunicación y televidentes montarían una puesta en escena «natural», la cual representaría fidedignamente la idiosincrasia, lúdica e indiferente, de un pueblo adoptado por la violencia como el carioca.

Las televisoras, que trasmitieron en vivo desde varios ángulos el suceso, se encargarían de condicionarlo a modo de un reality urbano del que serían todos intérpretes: el acomplejado ratero se envalentonaría frente a cámaras, los policías no lucirían su habitual barbarismo, y la gente -por lo general desdeñadora de lo que escapa a sus sombras- se indignaría contra la violencia callejera y clamaría por sangre. Río en su totalidad expuesto como la extensión de las favelas y sus lastres, asimismo como monigote ante la influencia de los medios. Bus 174, de José Padilha, es un documental, de 2002, acerca del incidente de esa fecha, que devino de noticia “policial” a happening de gran escala.

Padilha toma el material de archivo de las cadenas de televisión para reconstruir cual relato los acontecimientos de aquella ocasión, valiéndose de las diversas tomas y ángulos alrededor de una misma escena. Reconocemos desde ésta, su ópera prima, su manejo para el drama y el relato bien llevado, valores que aplicaría eficientemente en su siguiente Tropa de elite, a la cual le discute más su calidad de fachista y autoritaria que sus defectos técnicos o narrativos.

A las imágenes de Sandro como secuestrador en señal abierta, el director, alternadamente, las acompaña con testimonios más recientes de algunos de los rehenes, de un bandido apologista de la violencia y de un psicólogo que esboza razones del comportamiento delictivo en el Brasil de hoy. No es Bus 174 una película testimonial que rescata la memoria de ese 12 de junio de 2000 en voz de sus partícipes, sino que regresa a la escena nuevamente para retarnos a explicar y luego entender la naturaleza de ese fatídico hecho. Pretende incomodar hasta al ciudadano de a pie.

El plano secuencia inicial que recorre Río de Janeiro desde las alturas, reconoce de las favelas a Copacabana y sus rincones olvidados como un mismo escenario, no sólo geográfico sino también idiosincrático. De entrada, desde la perspectiva de El Cristo Redentor, panorámica, iguala a los cariocas y a sus espacios, quienes durante la película estarán sentados en el banquillo de los acusados mientras se les cuestiona y espeta. Sin ser un filme de ficción, se presenta como una tragedia griega. Acaso la realidad de la violencia en Brasil resuelve esa inclinación. Bus 174 es una película fascinante, aplicada sobre la conducta social, disimuladamente trasgresora, no sólo de Río y sus márgenes, sino de varias de las comunidades de América Latina.

Seis años después del estreno de este documental, el recorrido Bruno Barreto (El casamiento de Romeo y Julieta) filmaría la versión de ficción de este mismo suceso. Última Parada 174 es cine de acción, que hace del caos y la violencia urbana divertimento de masas. Es esta película de Barreto prima hermana de Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles. Descartable totalmente.

Dir. José Padilha – Felipe Lacerda | 150 min.| Brasil

Participantes: Sandro Nascimento, Geísa Firmo Gonçalves, Maria Aparecida, Captain Batista (SWAT de Rio), Damiana.

Estreno en el Perú: Festival de Lima 2003


Esta entrada fue modificada por última vez en 4 de septiembre de 2010 21:54

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