Carancho (2010)


De carroñeros y otras especies

A estas alturas se puede decir que el espectador y amante del cine espera su cita, una vez al año, con Ricardo Darín. Si hablaba de esas estrellas con savoir faire e ingentes cantidades de carisma en previas reseñas, he aquí otro espécimen de la lista, adorado por sentirlo aún más cercano. Estrella en Argentina y en España, Darín se amolda como arcilla a todo tipo de personajes a los que proporciona una humanidad y realismo sin precedentes, siendo una vía de comunicación perfecta entre un buen guión (incluso uno mediocre) y el espectador. El año anterior se puso a las órdenes de Juan José Campanella para la oscarizada El secreto de sus ojos y este año viene pisando fuerte con la heavy Carancho del argentino Pablo Trapero, tanto que ya le ha hecho una gran sombra a esa mediocridad autoayuda de Come, reza, ama, de Ryan Murphy.

Pablo Trapero, paradigma del nuevo cine argentino con un estilo documental que hasta ahora no había trabajado con actores estrella ha conseguido junto a Darín elevar de categoría su ya espléndida filmografía. En su haber están Mundo grúa (1999), El bonaerense (2002) y Leonera (2008), que compitió en Cannes y donde presentó a su mujer y musa Martina Gusman, compañera de reparto de Darín en esta dura historia de amor y corrupción totales. Vuelve Trapero con Carancho a hacer cine denuncia, además de presentar una cinematografía que se mueve en los márgenes de la realidad y la documentación, con una estética sucia, nocturna, un noir absoluto, desde su mismo concepto de no man’s land funerario, de nebulosa y poética de la angustia.

El carancho, carroñero típico de Los Andes aparece siempre que hay cuerpos muertos en los caminos. También es un tipo de carroñero humano que tiene su base en madrigueras medio destartaladas (oficinas cochambrosas) y sale en busca de las numerosas víctimas del tráfico que las capitales argentinas producen, y de las que saca, a través de las aseguradoras, una tajada indecente, creando comadres institucionales corruptas de raigambre mafiosa, salpicando a sanitarios, jueces, abogados, policías y víctimas. Una red (violenta por otro lado) de la que resulta imposible escapar si no es con los pies por delante. Sosa es uno de esos abogados carroñeros, aunque dentro de un baremo sinvergüenza podríamos decir que mantiene cierta ética personal, algo que cada vez le cuesta más y por lo que ha decidido, cansado, dejar ese mundo. Entonces conoce a la doctora Luján en uno de sus merodeos nocturnos y todo da un giro.

Thriller urbano y nocturno, se detecta en él, como afirma Noël Simsolo en sus estudios sobre el cine negro, una belleza convulsiva al servicio de la rebeldía y del erotismo, cine defendible por sus estallidos de amor loco, su negrura mórbida, su desesperación existencial y su violencia sublime. El cine defendible de Trapero, con sus escenarios deprimentes y hostiles, su cámara en mano, sus primeros planos que apenas dejan ver más allá de la expresión ocular, su ausencia de calor humano en general, su filmación en interiores y su uso extremo de la violencia, real, sin las texturas del photoshop ni el actioner hollywoodense.

Sosa no es un santo, pero tampoco un demonio. Luján/una sorprendente Martina Gusman no es un virginal personaje. Ambos tienen sombras y secretos. Trapero desliza su cámara por la vida de cada uno hasta confluir en su encuentro. Quiere esto decir que ante todo Carancho es una naturalista y bella historia de amor, labrada en sus vacilaciones y miradas, dudas y rechazos como (muy) pocas veces se presentan estos asuntos sentimentales en el cine. Y los primerísimos planos, a veces sofocantes, ayudan a percibir ese sentimiento de necesidad mutua para salvarse.

Trapero acierta plenamente en esto, no tanto en el desarrollo de la trama corrupta que hay detrás, donde se le escapan algunos puntos, embarrando un tanto la última media hora. Menudencias que se pueden compensar con el ensamblaje del conjunto y la desesperanza del final.

No hay duda, un pedazo de buen cine.

Dir.: Pablo Trapero | 107 min. | Argentina

Intérpretes: Ricardo Darín (Sosa), Martina Gusman (Luján), Darío Valenzuela, Carlos Weber, José Luis Arias, Loren Acuña, Gabriel Almirón, José Manuel Espeche.

Estreno en el Perú: 7 de agosto de 2010

Estreno en España: 24 de setiembre de 2010


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2 respuestas

  1. […] cinematográfica. El último drama en el que le vimos, como de habitual no defraudó, fue Carancho, y antes arrasó con la magnífica Nueve reinas. Especialista en la comedia romántica con aromas […]

  2. […] Carancho: Vuelve Trapero a hacer cine denuncia, además de presentar una cinematografía que se mueve en los […]

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