El último camino (2009)


Otro de los estrenos que extrañamente han mejorado la cartelera peruana en las últimas semanas, como El último exorcismo, Un hombre solo, Atracción peligrosa y Océanos, es El último camino (The Road), cuarto largometraje del australiano John Hillcoat, y primero que realiza en Hollywood. Se trata de la adaptación de la novela homónima del veterano escritor Cormac McCarthy –autor de No Country for Old Men, que los Coen llevaron al cine– con la cual ganó el Premio Pulitzer 2007. El guionista Joe Penhall es fiel al relato original, desnudo de mayores explicaciones de la devastación apocalíptica que convierte la geografía estadounidense en un inmenso desierto y campo de batalla donde hombres, mujeres, infantes y ancianos experimentan el gran conflicto ético de su existencia frente a sus semejantes, disputándose gatillo en mano el agua, la comida, el techo, la vida, o buscando la solidaridad y ayuda mutua.

Los protagonistas son un hombre maduro y su hijo púber, interpretados por Viggo Mortensen y Kodi Smit–McPhee, figura infantil que al parecer viene para quedarse, pues estelariza también el remake del notable filme sueco Déjame entrar, Let Me In, que se acaba de estrenar comercialmente hace unas semanas. Ellos transitan lo que habrían sido ciudades medianas del territorio norteamericano y emprenden una caminata interminable en busca de la costa, desarrollándose una sinergia de estimulación y aleccionamiento entre ambos, de parte del padre para preparar al pequeño ante las peores situaciones que afrontará incluso sin él, y por el lado del muchacho para controlar los arrebatos de paranoia y maldad que su progenitor padece a lo largo del trayecto.

Para que funcione una trama como ésta, el diseño de producción y la dirección artística son claves. Por ello, el trabajo de Chris Kennedy –que ya había colaborado con Hillcoat en The Proposition– y Gershon Ginsburg, respectivamente, es notable, ofrecen una minuciosa gama de locaciones y tratamientos que soportan un gran peso de la intensidad de la cinta. Calles, bosques, residencias, oficinas, sótanos, quebradas, playas, túneles, puentes, autopistas, automóviles, barcos. Nocturnidad, iluminación a punta de velas, cavidades inesperadas, permanente acecho y riesgo de enfrentamiento y canibalismo. En ese contexto, los pasos sigilosos, el escarbar en off de un perro, las puertas crujientes, los gritos desesperados que brotan del encierro, el estremecimiento de la tierra y el desplome de los árboles, constituyen elementos sonoros cruciales, que aprovechan al máximo su potencial expresivo y representan generalmente peligro en un entorno de atmósfera más bien silente, por la ausencia de una actividad social mínimamente tangible.

Hillcoat va colocando una serie de personajes secundarios en la ruta. El primero de ellos es la esposa y madre que encarna Charlize Theron, frágil y desglamourizada, y uno de los más importantes es el viejo que asume Robert Duvall, una inflexión narrativa en la que el niño es consciente del deterioro mental de su padre y así se va gestando la inversión de roles que tan bien articulan y dosifican Mortensen y Smit–McPhee, en la que destaca el cambio de la fisonomía y la disposición física. Pese a algunos acentos quizás muy edificantes en su parte final, The Road es una lograda fábula de sobrevivencia y aprendizaje de humanidad en un escenario a la vez casi primigenio y casi terminal, con el aspecto de un mundo por (re)hacer y la desaparición de todo lo que signifique Estado y civilización, y que logra sostener como fortaleza la ambigüedad de las causas que provocaron el desastre.

The Road

Dir.: John Hillcoat | 111 min. | EE.UU.

Intérpretes: Viggo Mortensen (padre), Kodi Smit-McPhee (hijo), Charlize Theron (madre), Robert Duvall (viejo), Guy Pearce (veterano), Molly Parker (mujer), Michael Kenneth Williams (ladrón).

Estreno en España: 5 de febrero de 2010

Estreno en el Perú: 21 de octubre de 2010


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Una respuesta

  1. Avatar de Mitnick
    Mitnick

    Buena adaptación del libro, me gusta el trabajo actoral de los protagonistas en especial de Mortensen, solo un punto flaco, el final al igual que en libro apesta.

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