Ezequiel Yanco, realizador argentino de 26 años, participa en la Competencia Internacional del Fiacid 2013, con su ópera prima Los días.

Este filme documental de 80 minutos nos muestra de manera muy intimista la vida hogareña de unas pequeñas hermanas gemelas y la relación con su madre. Un delicado acercamiento netamente femenino, que explora las relaciones entre las niñas gemelas, en su intento por encontrar cada una su propia individualidad femenina. Ensayando además, juntas, una aun lejana adultez, durante los días en que la madre se ausenta de casa, y las pequeñas deben valerse por sí mismas.

Los días se estrenó el 2012 en el Bafici, en la sección Panorama, luego se presentó en la Mostra de Sao Paulo. Este año, después de su paso por el Fiacid en Lima, estará en el Festival de Curitiba.

Conversamos a continuación con el director de Los días:

Ezequiel, ¿cómo fue que llegaste a esta familia, y qué te llevó a pensar en presentar su historia como un documental?
Partí con una idea inicial, que era trabajar con temas alrededor de la infancia, sobre todo en el mundo femenino, sobre la relación de una madre con su hija, que se dedique a llevar a la niña a cástings de publicidad, de cine, como una especie de Bellísima, de Visconti, tratando de explorar también el aspecto social del tema, de la búsqueda de trabajo.

Con esas ideas previas hice un cásting para encontrar a la madre y a la niña, y aparecieron las dos hermanas Martina y Micaela. Inicialmente no estaba pensando en encontrar niñas gemelas, pero llegaron ellas y realmente me gustaron mucho porque, además de la relación femenina entre la madre y las hijas, y entre ellas como hermanas, aportaba el hecho de que sean gemelas lo cual volvía más ambigua la idea de identidad y de crecimiento de una niña.

¿Cómo lograste que tanto la madre como las hijas actúen tan naturalmente, olvidándose por completo que había una cámara dentro de su casa?
Hubo una apertura muy grande de parte de la familia, aun si al inicio no entendían la idea del “documental”. En un principio, pensaban que yo quería filmarlas a ellas como ‘actrices” para una película de ficción (risas). Les hice entender, entonces, que mi idea era filmarlas a ellas, en su rutina, en su vida cotidiana.

Luego ya con el paso del tiempo, fue creciendo mucho la relación de confianza con la familia. También tuve suerte que desde el principio hubo un elemento muy espontáneo y natural de parte de las niñas, frente a cámara.

En el rodaje trabajé solo yo en la casa con ellas, porque pensé que si llevaba un equipo de rodaje iba imposibilitar generar esa situación de extrema cercanía con la madre y las niñas.

¿Esta es una familia de clase media-baja, digamos que es la familia típica de los suburbios?
Sí, es una familia que vive en Quilmes, a las afueras de Buenos Aires.
La familia vive en una casa de dos plantas, abajo vive la abuela y arriba viven ellas. Y sí, tienen esta búsqueda permanente de subsistir por medio de trabajos precarios, de vivir día a día la premura económica. Todo eso le da la película como un elemento más social, pero sin hacer tampoco un ‘drama’ de esa situación laboral.

Este es básicamente un filme femenino, la figura del padre o es obviada o aparece casi marginalmente. ¿A qué se debió esto?
El papá tiene menor presencia en la casa pues es quien trabaja fuera todo el día. De todas formas ya tenía una decisión desde el rodaje, y luego también en la edición, de no marcar tanto la presencia del padre, por mi interés inicial de explorar más el mundo femenino.

En la última parte, cuando las niñas son dejadas solas en casa, ¿cómo manejaron esa situación los padres? De dejar a sus niñas solas, con alguien grabándolas en su casa.
Todo ese escenario se dio de forma espontánea, pues la mamá de pronto tuvo que dejar de ser ama de casa, pues consiguió un trabajo, asi que toda la rutina que venía registrando con ella y sus hijas se rompió completamente, y ahí sentí que se terminó de armar la película.
Que la mamá, y las niñas, me permitan estar en esos momentos de intimidad fue producto de la confianza inicial que pude generar con ellas.
En otros momentos, en que las niñas necesitaban que un adulto las acompañe a la escuela, o a la catequesis, en ocasiones yo hacía esas funciones, las acompañaba como el adulto responsable, y a la vez las grababa. Era una situación bien ambigua.

¿Cuánto tiempo te tomó hacer la película?
El proceso fue bastante largo, filmé casi 4 años, entre el 2008 y 2012. El último año ya fue un proceso de filmación y edición, en paralelo.

¿Con qué fondos contaste para realizar esta película?
Empezamos solo con fondos propios, durante el cásting previo y el rodaje. Luego presenté el guión al INCAA y gané un subsidio para poder seguir filmando y sobre todo para solventar la edición, que fue el proceso más costoso. Tuve que trabajar un año con una editora para ver 200 horas de material.

Por último Ezequiel, cuéntanos algo más de ti, de tu formación.
No tengo mucha experiencia en el audiovisual, soy egresado de la carrera de Historia. Al cine siempre estuve más vinculado como cinéfilo, como aficionado, pero siempre tenía ganas de filmar. El 2008 hice un cortometraje de ficción, luego filme «Los días», y ahora acabo de filmar un cortometraje que salió elegido como proyecto en el concurso Historias Breves del INCAA. Aun lo estoy editando.