Festival de Lima 2015: «Alias María» es una experiencia tensa y atmosférica


Alias María es una película intensa y minimalista, la cual decide hablarlos sobre el conflicto armado en Colombia a través de la maternidad y la violencia, de personajes benévolos y otros un poco más oscuros. Atmosférica y convincente, la cinta cumple su cometido y algo más: hace que nos identifiquemos con su protagonista a pesar de estar en un contexto ajeno al nuestro, en un conflicto que es bosquejado quizás muy superficialmente, pero que a la vez provee al personaje con una situación en la que se ve obligada a sobrevivir a pesar de todos peligros a los que se tiene que enfrentar.

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A los 13 años, María (Karen Torres) es una joven soldado de la guerrilla. Su misión es proteger al bebé recién nacido del comandante (Fabio Velazco), por lo que, junto con sus compañeros, deben caminar por kilómetros de selva para llevar al recién nacido a un lugar seguro. Sin embargo, María está manteniendo un secreto: ella también está embarazada, pero decide no decir nada para que ni el médico de su campamento, ni su superior y amante, Mauricio (Carlos Clavijo) la obligan a abortar.

La mayor parte de la película desarrolla la caminata a través de la selva, en donde María tiene que esconder su embarazo cada vez más evidente; en donde tiene que correr, sobrevivir a ataques enemigos, sobrevivir el terreno difícil y fatigoso de la jungla, e incluso rechazar los avances de Mauricio, quien la ve como un objeto sexual a pesar de tener tan solo 13 años. El director, José Luis Rugeles, nos presenta este ambiente de manera muy atmosférica, haciendo un excelente uso del sonido para tener a la selva siempre presente, con ruidos lejanos y cercanos de animales grandes y pequeños. Con sus colores desaturados y movimientos de cámara impactantes (pero jamás desorientadores), Rugeles logra hacer que la jungla sea un personaje más.

A pesar de tener poco diálogo, Karen Torres hace un excelente trabajo como María. Su rostro es expresivo, su lenguaje corporal dice mucho sobre lo que su personaje está tratando de sobrevivir, y aunque el guión no da explicación alguna sobre sus motivaciones, sobre la manera en qué terminó peleando en la guerrilla, mucho se puede entender gracias a su actuación. De los personajes secundarios, sólo resaltan tres: el Mauricio de Carlos Clavijo podría considerarse un monstruo, pero la película le da suficientes momentos humanizadores como para que no se convierta en un cliché. El Byron de Anderson Gómez comienza como un personaje relativamente cálido para luego desaparecer un poco de la historia, y el Yuldor de Erik Ruiz, el único niño en viajar con la tropa, le otorga algo de humor seco a la cinta, para luego agregar tensión gracias a una herida que sufre en batalla.

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Lo que le otorga originalidad a la película, y la diferencia de otras historias de supervivencia o combate, es el hecho de que los protagonistas tienen que viajar con un bebé en brazos. Escenas en donde el bebé llora y grita cuando el enemigo está cerca, o cuando María se ve obligada a esconderlo entre unas hojas para que no los descubran, desparraman tensión, y hacen que nos preocupemos tanto por la chica como por la criatura. Inicialmente, uno cree que María se ha encariñado con el nene, y puede que ese sea el caso, pero lo interesante es que la chica se ve obligada a tomar ciertas decisiones que eventualmente terminan por cambiar el destino del bebé. Ver a este ser tan inocente, fuera de su elemento y en un contexto lleno de violencia, resulta refrescante e impactante.

Rugeles inserta, de cuando en cuando, planos de hormigas trabajando y caminando por la selva. Esto no solo sirve para darle un poco de respiro a una película llena de momentos intensos, si no también podría considerarse como una metáfora de lo que los personajes están viviendo, dos tipos de seres vivos muy diferentes que siguen avanzando a pesar de toda adversidad. Rugeles se niega a dar una explicación clara del significado de estas imágenes, especialmente cuando las hormigas se “convierten” en gusanos—y quizás eso sea lo mejor. El poder interpretar libremente el sentido tanto de estas tomas, como de las escenas finales, le da una dimensión adicional al filme. Alias María no es una historia llena de esperanza, precisamente, pero algunos podrían argumentar que el final es un poco más “feliz” que lo que lo precede.

Alias María es una película poderosa. Imperfecta, quizás muy lenta para algunos, pero sin embargo gratificante. Las actuaciones son buenas, las imágenes compuestas por Rugeles son memorables, y a final de cuentas, el filme logra presentarnos a un personaje que logra desarrollar su valentía y su sabiduría de manera sutil, en un ambiente totalmente hostil tanto para ella como para el bebé. Rugeles menciona que la película está dedicada a todas las madres que han tenido que pelear—habiendo visto el producto final, nada me parecería más apropiado.

Funciones:
Miércoles 12, 2:30pm, CCPUCP Sala Roja
Viernes 14, 3:00pm, Cineplanet Alcázar


Una respuesta

  1. […] proyecto se une el reconocido productor argentino Ignacio Rey (Alias María, “Días de vinilo”), quien participa entre otros en el próximo largometraje de Pablo […]

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