Festival de Venecia 2015: Crítica de «Blanka», de Kohki Hasei (Japón)


Blanka, la niña que quiere comprarse una madre

¿Cuáles son las probabilidades de ver -en menos de un mes- dos historias sobre dos niñas sin hogar que tratan de lidiar con la ausencia de sus padres [recientemente pude ver la india Jaya]? El equipo Cinencuentro me invitó a cubrir algunos títulos para el Festival de Venecia, y esta coproducción italo-japonesa-filipina fue una de mis opciones.

Por muchos años, he viajado por el mundo, especialmente a sitios donde la pobreza es la más grande plaga. Los niños que he conocido en mis viajes me han dado más fuerza, inspiración y esperanza que todo lo demás.
— (Kohki Hasei)

Antes de trabajar en su cortometraje, Godog, situado en Manila; el escritor y director japonés Kohki Hasei tenía experiencia haciendo documentales, además de videos musicales y de moda. En su primer largometraje, Blanka, sigue la vida de una pequeña niña (interpretada por Cydel Gabutero), quien pide limosnas y le roba a los turistas para sobrevivir en la ciudad de Manila, hasta que un día se le ocurre la absurda idea de “comprarse” una madre para arreglar su vida. Es así como Blanka conoce a un músico ciego de la calle llamado Peter (Millari), con quien viajará a la ciudad.

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Es difícil apoyar a un cineasta de un país desarrollado que se jacta de la inspiración que le dan los niños que viven en zonas de extrema pobreza. Hay un sinfín de cintas acusadas de explotar la «porno miseria» hoy en día, (Quisiera Ser Millonario es el culpable más conocido), especialmente viniendo de la escena fílmica independiente de las Filipinas [Poverty Porn in Independent Philippine Cinema], que se ha hecho de un nombre en los circuitos de festivales internacionales con el género, llegando a su punto máximo con el éxito de taquilla y galardonada parodia de Marlon River, The Woman in the Septic Tank (La Mujer en el Tanque Séptico), en el 2011.

Blanka, como Kaaka Muttai (la película tamil ganadora del Premio Nacional de la India), logra tal vez zafarse de esa etiqueta al explorar los elementos más juguetones. En Kaaka Muttai, dos niños tratan de ahorrar dinero para comprarse una pizza; y aquí, una niña trata de ahorrar dinero para conseguirse una madre, y en el camino encuentra un inusual compañero en un señor de buen corazón. En ambos casos, también, nuestros protagonistas se encuentran con algunas situaciones forzadas que avanzan la trama, ya que Blanka y Peter no pueden quedarse trabajando como un dúo musical en un bar por siempre, y nuestra pequeña heroína debe aún enfrentarse a los peligros del mundo que la rodean hasta que finalmente decida “regresar a casa”.

Gabutero y Millari comparten una relación bastante dulce que resulta natural, lo que ancla a la cinta en el lado menos pesado del drama. A pesar de su inhabilidad para ver, Peter siempre está ahí para cuidar de Blanka, quien muchas veces se comporta como una niña traviesa, debido a que ha tenido que cuidar de sí misma por tanto tiempo.

Pueden ver Blanka de Kohki Hasei hasta el 10 de septiembre en la Sala Web de Festival de Cine de Venecia.


Una respuesta

  1. […] who try to make up for the absence of their parents [1] in less than one month? I was invited by Cinencuentro to cover some of the films, and this Italo-Japan-Filipino co-production was one of my […]

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