«Chavín de Huántar»: una película preocupada por entretener con propaganda militar para el aplauso fácil


Escribe Sandro Mairata

“Si el ejército se involucra, tienes que cuidarlo bien”, me dijo el director de Chavín de Huántar, el rescate del siglo (2025) Diego de León –español residente en Perú desde hace trece años–, cuando le pregunté por el detrás de cámaras de su película. ¿Tiene el Ejército Peruano derecho a celebrar sus logros? Por supuesto que sí. Y la inmensa mayoría de peruanos agradecemos y reconocemos su victoria sobre el puñado de terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) que el miércoles 17 de diciembre de 1996 a las 8:20 p.m. asaltó y tomó por rehenes a 600 personas en la residencia del embajador japonés en el Perú, Morihisa Ahoki. Llamada «Crisis de los rehenes», el evento duró 126 días y acabó el 22 de abril de 1997 con el exitoso rescate de los 72 cautivos restantes gracias a una eficiente operación militar. 

Los espectadores, a cambio de su entrada, también se merecen verdades dentro de la ficción en torno a un hecho histórico tan importante y concreto, no solo la propaganda.

Chavín de Huántar cuenta los eventos previos y el desenlace del exitoso rescate desde la perspectiva oficial de las Fuerzas Armadas y se presta a ser vocera de algunos relatos falsos que para muchos quedarán como ciertos. Para ello, sus productores esgrimen el recurso de que el filme está “inspirado en hechos reales”, un rótulo que les permite ser más libres –según ellos mismos me explicaron– que el restrictivo “basado en hechos reales”, el cual les exigiría mayor verosimilitud.

¿Quiénes están detrás de este filme? Uno de los dos productores ejecutivos es Carlos Maguiña de Producciones Colibrí, una empresa de un grupo de inversionistas que le presentan el proyecto de la película a la compañía Ningún Creativo de Luis Guillermo Camacho, el segundo productor ejecutivo de la cinta. Camacho es un experimentado broadcaster y productor colombiano, es el CEO y COO de la empresa desarrolladora de contenidos Ningún Creativo, anteriormente fue gerente de imagen y TV de América TV, y luego de gerente de contenido y programación de Latina. Se trata además del padre de la periodista Manuela Camacho.

Asimismo, entre los productores figura Karina Calmet, a la cabeza de la empresa Producciones Zeus. Calmet es una actriz y ex reina de belleza que estuvo involucrada en diversas controversias en las redes sociales hace unos años por una cerrada defensa del fujimorismo que la hizo incurrir en actitudes beligerantes.

Luis Guillermo Camacho, coproductor ejecutivo de Chavín de Huántar, el rescate del siglo (2025)

Por otra parte, llama la atención que los nombres de los protagonistas han sido cambiados para sortear el tema legal –he ahí una de las deficiencias producto de la falta de recursos económicos en el Perú; con dinero para pagar derechos y demás, tendríamos acaso un relato algo más fiel–. En Nouvelle vague (2025) de Richard Linklater tenemos a François Truffaut, Jean-Luc Godard, Roberto Rosellini y un largo abanico de personajes célebres con sus nombres y apellidos reales, incluso escritos en la pantalla. Qué envidia. 

Tampoco estoy exigiendo un documental, pero no todos los terroristas del MRTA cayeron en un combate al estilo Rescatando al soldado Ryan (De León me comentó que esa era la referencia central de su propuesta). En la realidad, inicialmente se informó que ocho de los catorce terroristas fueron ejecutados, ya rendidos, con un remate en la nuca, algo que fue tipificado como homicidio calificado [Informe final de la CVR – pag. 729]; testimonios señalan que dos emerretistas mujeres pidieron piedad e igualmente fueron eliminadas [End of Hostage Crisis in Lima – The Canadian Encyclopedia]. Estos hechos motivaron extensos procesos judiciales, pero Chavín de Huántar previsiblemente omite todo ello, como que la decisión del presidente Alberto Fujimori siempre fue usar la fuerza ya que “entorpeció la labor de los garantes y de los organismos nacionales e internacionales que apostaban por una solución pacífica” y que la intervención fue “diseñada desde Palacio de Gobierno con la orden de no dejar sobrevivientes” [Fujimori, la crisis de los rehenes del MRTA y la distinción amigo-enemigo. Orazio Potestá] 

Otro ejemplo al vuelo: se insiste en una popular desinformación por contexto falso, la célebre portada del diario La República de ‘El túnel sí existe’ (aunque en la película se altera el nombre del medio), reforzando la reiterada mentira de que esta habría “avisado” a los terroristas de la existencia del túnel. La portada es real, del 7 de marzo de 1997, pero otros dos diarios, El Comercio y Expreso también salieron con la misma noticia aquél mismo día: que el MRTA ya sabía del túnel, motivo por el cual el 6 de marzo Néstor Cerpa Cartolini, líder emerretista, había anunciado la suspensión de las conversaciones con el gobierno [Informe final de la CVR – pag. 723]. Esa era la noticia, el fin de las negociaciones, nadie le avisó al MRTA de la construcción de un túnel que ellos ya conocían. El Comercio incluso mostraba una “posible trayectoria del túnel” con un plano en portada.

Portadas de los diarios La República y El Comercio, del día 7 de marzo de 1997.
(Tomado del Facebook de Dedo Medio)

La verificación de lo mostrado en Chavín de Huántar sería extensa (el emerretista “Tito” casi escapa mezclándose con los rehenes liberados, pero fue capturado y luego ejecutado, etc. [Informe final de la CVR – pag. 732]). Aún si nos quedamos con la ficción, cerrando el foco en la preparación del operativo, en lugar de un relato riquísimo en detalles, obtenemos propaganda militar para el aplauso fácil en 90 minutos. La gesta de los militares peruanos tiene instantes de cámaras lentas e iluminación de videoclip a lo Michael Bay que poco ayudan a la seriedad del asunto. Entretanto, los terroristas son presentados a brochazos gordos, malos porque sí y con un discurso gaseoso sobre la “guerra popular” y “liberar a los presos políticos” –el MRTA provino de facciones radicalizadas del APRA y Cerpa era un trajinado violentista y cuadro militar, había mucho para destajar desde el lado de las motivaciones políticas–. 

Rodrigo Sánchez Patiño interpreta al comando Juan Valer, líder del equipo que rescatará a los rehenes, quien contará con el apoyo del mayor Rivera (André Silva) y responderá al coronel Williams (Sergio Galliani). El verdadero comandante EP Juan Valer Sandoval, apodado “Chizito”, era un tumbesino de 39 años que desde 1994 se encargaba de la seguridad del presidente Fujimori y su hijo Kenji [Base Tokio: La crisis de los rehenes en el Perú. pags. 236-237], pero esos detalles también se omiten. 

Se omite asimismo la presencia de Fujimori, de su corruptor asesor Vladimiro Montesinos y de figuras militares como el general EP Nicolás de Bari Hermoza Ríos, el coronel EP Jesús Zamudio Aliaga o al coronel EP Roberto Huamán Azcurra, todos nombres claves que en el caso de los militares son licuados en la figura del “coronel Williams” de Galliani, quien pasa más tiempo dando arengas y frases hechas que luciendo dotes de estratega. Chavín de Huántar insiste además en la figura de Valer dejando de lado al otro héroe caído en combate, el capitán EP Raúl Jiménez. Estamos así ante una película más preocupada en entretener con una ficción básica, pastillera y edulcorada que en buscar alguna reflexión sobre la verdad: ni siquiera se menciona el primer intento abortado de rescate del lunes 21. 

¿Y el mediador de la Cruz Roja, Michel Minnig? Algo hay. Por supuesto, se muestra a un purpurado eclesial (una semejanza del entonces arzobispo Juan Luis Cipriani, afiliado al conservador Opus Dei), pero se omite el gesto del economista y sacerdote jesuita Juan Julio Wicht, quien decidió quedarse voluntariamente con los rehenes –y a quien Cipriani daba un “frío trato” [Base Tokio: La crisis de los rehenes en el Perú. pag. 147]. Por el lado de los rehenes, empujan la narración la figura del “vicealmirante Rinaldi” (Carlos Thorton), un émulo del verdadero almirante Luis Giampietri, quien en efecto jugó un rol clave del rescate, y el “canciller Fernando Tavera” (Alfonso Dibós), en representación del canciller Francisco Tudela, quien fuera protegido por Valer en combate. 

Chavín de Huántar alcanza su punto más alto en las esperadas escenas del rescate que sí, logran emocionar y conmover y nos hacen olvidar de la pobrísima escena inicial de explosión con que ingresan los terroristas a la residencia. Antes, el filme navega de forma bastante estándar en la reconstrucción del entrenamiento de los comandos, de sus idas y vueltas y la da un toque melodramático a la historia de amor de la familia Valer, destinada a la tragedia. De León luce su acceso privilegiado a instalaciones militares reales y a la réplica de la residencia nipona hoy ya inexistente. Por lo demás, estamos ante una alegoría, una fabricación que acomoda los hechos para celebrar el éxito militar sin pensarlo demasiado, sin aceptar cuestionamientos por parte del espectador al relato en pantallas. En ese sentido, una cinta de operativo militar cercana en lo temático es La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2013) de Kathryn Bigelow, sobre la cacería a Osama bin Laden.

Y es que hay una traición profunda al espíritu de la mencionada Rescatando al soldado Ryan. En la cinta de Spielberg, un conflicto desgarrador, caótico y profundamente humano era el marco para que la violencia y el sacrificio se muestren sin ningún tipo de idealización. En la película peruana es precisamente una oportunidad para el autobombo y barrer la suciedad bajo la alfombra. Recordemos que el fujimontesinismo necesitaba esta victoria: el 6 de abril de ese 1997, la agente del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), Leonor La Rosa, denunciaba haber sido torturada por miembros de su propia institución. Ese mismo día, en el km. 25 de la carretera a Canta se halló en una bolsa plástica negra el cuerpo descuartizado de su compañera, la agente SIE Mariella Barreto, quien esperaba un hijo del mayor EP Santiago Martin Rivas, jefe del criminal Grupo Colina, que dependía de Montesinos. El 13 de abril, se había revelado que Montesinos ganaba un promedio de US$ 40,000 mensuales como asesor [Base Tokio: La crisis de los rehenes en el Perú. pag. 181].

¿Vale la pena sacrificar la verdad para vender relatos mutilados? Preguntémonos mejor ¿a quién beneficia este relato? Chavín de Huántar llegó a los cines a fines de 2025 y se espera que tenga pronto vida en alguna plataforma de streaming, a semanas de un año electoral en 2026, en momentos en que la derecha peruana habla de “liberar al kraken” anticipando la salida de prisión de Montesinos en junio de ese mismo 2026.

Franklin D. Roosevelt dijo que “en política, nada ocurre por casualidad. Cada vez que un acontecimiento surge, se puede estar seguro de que fue previsto para llevarse a cabo de esa manera.” Roosevelt fue presidente de EE. UU. durante buena parte de la Segunda Guerra Mundial, el escenario real de los hechos ficticios de Rescatando al soldado Ryan.

Publicado originalmente en Facebook en la página Reflektor, el 29 de octubre de 2025.

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