“Hamnet” (2025), de Chloé Zhao: Shakespeare humanizado


Basada en la novela del mismo nombre de Maggie O’Farrell, Hamnet (2025), de la cineasta china radicada en EE UU Chloé Zhao (Nomadland, Eternals), es un intenso drama sobre el amor y la pérdida. Centrándose en la pareja de William Shakespeare y Anne “Agnes” Hathaway en el Reino Unido del siglo XVI, el filme nos dice mucho sobre el poder del arte y cómo este puede servir como una forma de expresión personal, siendo usado no solo para contar historias y entretener, sino también como un canal de desfogue emocional. La primera mitad, entonces, se siente más como un drama doméstico visualmente impresionante, mientras que la segunda mitad, como una experiencia emocionalmente devastadora, concluye de forma potente.

Hamnet comienza con una cita en pantalla diciéndonos que los hombres Hamnet y Hamlet son básicamente lo mismo —dejando bien en claro que, de alguna manera, el filme nos contará la historia sobre cómo William Shakespeare (Paul Mescal) encontró la inspiración para escribir una de sus obras de teatro más famosas. Sin embargo, cuando lo conocemos al inicio de la historia, vemos que se trata de un supuesto tutor de latín venido a menos, que vive con un padre que lo menosprecia cada vez que puede, y una madre un poco más comprensiva pero igual estricta llamada Mary (Emily Watson).

Su vida cambia, sin embargo, cuando conoce a Agnes (una impresionante Jessie Buckley), una chica humilde perteneciente a una familia de mala fama —tanto así que rumorea que ella misma es una bruja que vive en el bosque. Nada de eso le importa a William, sin embargo, quien se enamora rápidamente, y hasta termina casándose con ella luego de que queda embarazada. Es así que él decide buscar suerte en Londres, donde eventualmente forma una compañía de teatro en el Globe Theatre y se convierte en el famoso William Shakespeare, mientras ella se queda en casa con (eventualmente) tres hijos, viendo a su esposo únicamente cada cierto tiempo.

Hasta ahí, todo más o menos bien. Pero resulta que Agnes de verdad es capaz de tener visiones, y según lo que ha podido percibir, la muerte está cerca de su familia. Alguien morirá frente a ella y dos personas más. Y cuando su hija Judith (Olivia Lynes) se contagia de “la pestilencia”, parece que la profecía se cumplirá. Pero lamentablemente, lo que sucede termina siendo mucho más devastador de lo que se hubiese imaginado, involucrando no a Judith sino al pequeño Hamnet (Jacobi Jupe), y creando no solo una situación de inimaginable tristeza en su hogar, sino también una suerte de vacío entre ella y William, quien, además, no pudo estar en casa cuando sus hijos se enfermaron.

Hamnet es el tipo de película que se deleita en mostrarle al espectador los aspectos domésticos de la vida de sus personajes. Lo cual, felizmente, no quiere decir que se trate de un filme soso o tedioso —todo lo contrario. Resulta fascinante ver una recreación bastante verosímil de la vida de gente común y corriente en el Reino Unido del siglo XVI, afuera de Londres; todo el mundo luce sucio y se concentra en simplemente sobrevivir y formar familias, sin mayores ambiciones y sin pensar en logros profesionales. Queda claro que tanto William como Agnes vienen de familias religiosas y tradicionales que jamás se hubiesen imaginado lo que terminaría logrando el primero de Elos.

Y esto se debe a que William siempre quiso más. La única razón por la que Agnes lo apoya en su decisión de viajar a Londres de cuando en cuando es porque ella sabe que jamás estará contento con simplemente vivir en el campo y criar a sus hijos, y, por supuesto, porque lo ama. El amor es uno de los conceptos que mejor desarrolla el film, comenzando por lo pasional (por algo la pareja concibe a su primera hija casi apenas se conocen), pero también pasando por lo práctico y la comprensión y la convivencia. William es un tipo con ligeros problemas de alcohol, y Agnes, una mujer de reputación cuestionable (basada en rumores idiotas, por supuesto) que se comprenden el uno al otro y que, en circunstancias complicadas, logran formar algo real y lleno de amor. Difícil sí, y eventualmente trágico, pero real.

No obstante, por más que Hamnet tenga a William Shakespeare como personaje importante, la verdadera protagonista de la historia es Agnes. Jessie Buckley está simplemente magnífica, interpretándola como una mujer fuerte y perspicaz, pero que también sabe lo que tiene que hacer como una madre de familia de su época. Mientras va avanzando el filme, se va viendo cómo los sucesos trágicos de su vida la van moldeando, y también cómo la perspectiva que tiene de su esposo va cambiando. Es por eso que los últimos treinta minutos del film resultan siendo tan potentes —es ahí donde ella por fin termina conociendo a su esposo, alguien capaz de expresar sus emociones únicamente a través de su arte.

Resulta difícil no percibir a Hamnet como la representación de lo que el arte puede lograr en la gente. No quiero incluir spoilers en este texto, por lo que solo diré que le muestra al espectador cómo una obra de teatro puede calar en diferentes tipos de espectadores —en el público regular que busca entretenimiento, en gente que algo sabe de la historia real detrás de la ficción (como el hermano de Agnes, Bartholomew, interpretado por Joe Alwyn), y por supuesto, en alguien como Agnes, que tiene un vínculo emocional cercano y potente con el material. Buckley hace mucho con sus expresiones para transmitir todo esto, brillando tanto en los momentos más intensos y desgarradores —como cuando da a luz, o es testigo de ciertas muertes—, como en los más sutiles.

“Detrás de un hombre exitoso siempre hay una gran mujer” es una frase célebre y algo trillada, pero que se siente particularmente relevante cuando uno estudia a los grandes artistas de siglos pasados. Todo el mundo conoce a Bill Shakespeare —con justa razón—, pero pocos saben de Agnes (o Anne Hathaway; ¡sí, se llama como la actriz!), por lo que agradezco que Hamnet esté llegando a un público más amplio (por más de que igual se trate de ficción, por supuesto). Después de todo, puede que ella haya sido solamente una mujer “regular”, poco valorada en su época, pero si el filme deja algo en claro, es que también fue alguien que sacrificó y sufrió mucho en nombre del trabajo de su esposo. Y no solo eso; fue la columna vertebral emocional de su familia y hasta parte de la inspiración de su obra de teatro más famosa. Hamnet los dejará quebrados y tocados, pero también con una perspectiva nueva sobre Shakespeare, su obra y su familia.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de Focus Features.

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