“No Other Choice” (2025), de Chan-wook Park: viviendo por el capitalismo


Puede que No Other Choice se sienta como una película “menor” de Chan-wook Park (Oldboy, Decision to Leave, The Handmaiden), pero eso no quiere decir que no valga la pena verla. Todo lo contrario. Lo que tenemos acá es una sátira irregular pero entretenida del capitalismo extremo y de la percepción de la masculinidad en Corea, donde un tipo que siempre ha trabajado en lo mismo quiere seguir trabajando en lo mismo, sin importar cómo lo traten ni qué deba hacer para cumplir sus objetivos. Seguro que muchos se sentirán identificados con lo que sucede en esta película, por más que no sean capaces de llegar a los extremos a los que su protagonista eventualmente llega.

La película comienza con un prólogo que nos muestra una vida familiar tan limpia, pulcra y perfecta que no cuesta trabajo percibirlo como sátira. Luego de eso, sin embargo, nos enteramos de que el padre de familia, Yoo Man-su (Lee Byung-hun), pierde el trabajo, siendo despedido de la empresa de producción de papel en la que trabajó por más de veinticinco años. Y aunque se empecina en encontrar empleos similares, parece que la suerte no está de su lado, por lo que su esposa, Lee Mi-ri (Son Ye-jin), decide volver a trabajar como asistente de odontología luego de haber sido ama de casa por años. Además, ambos les tienen que decir a sus hijos que tendrán que vender varias de sus cosas, cancelar su suscripción a Netflix y, más importante, quizás vender su casa.

Sin embargo, Yoo Man-su no quiere rendirse. Luego de darse cuenta de que un puesto en particular que quiere conseguir tiene muchos candidatos, toma una decisión: debe eliminar a la competencia… literalmente. Es así, entonces, que arma una lista de potenciales víctimas, en las que se encuentran Choi Seon-chul (Park Hee-soon), que aparte de trabajar en una empresa de papel también es una suerte de influencer de redes sociales, y Goo Beom-mo (Lee Sung-min), quien se encuentra igual de desempleado que nuestro protagonista. Pero como deben imaginarse, convertirse en asesino no es tan fácil como a Yoo Man-su le hubiese gustado, especialmente una vez que comienza a conocer a sus víctimas.

Por más que Yoo Man-su tome medidas extremas en un esfuerzo por conservar el estilo de vida que tuvo por tantos años con su familia, estoy seguro de que muchos espectadores encontrarán detalles reconocibles en No Other Choice. La forma en que nuestro protagonista es tratado por una corporación enorme, por ejemplo, es algo que se ve en las noticias todo el tiempo, especialmente una vez que la empresa es comprada por estadounidenses que no sienten remordimiento al hacer recortes enormes de personal. Y por supuesto, está la desesperación por encontrar trabajo, especialmente por parte de un tipo que siempre se consideró a sí mismo como el proveedor de la familia, o mejor dicho, “el hombre” de familia.

Es ahí donde Park se adentra en temas de masculinidad tradicional, donde un hombre se puede sentir emasculado si es que no tiene un trabajo decente, o peor aún, si tiene que recibir la ayuda de su esposa, quien hasta poco antes no había tenido la necesidad de trabajar. La motivación de Yoo Man-su está no solo en poder mantener todo lo que había ganado con su esfuerzo, sino también en seguir siendo percibido como el proveedor que todo lo puede, todo lo gana y todo lo tiene. Es una cuestión de ego, lo cual queda claro una vez que comienza a espiar a sus víctimas, dándose cuenta de lo que los demás tienen y han logrado (o no han logrado).

Lo cual, felizmente, no convierte a Yoo Man-su en un protagonista detestable. Lee Byung-hun da una actuación formidable, convirtiendo a este hombre en alguien con el que resulta fácil empatizar. Puede que sus métodos sean extraños y violentos, pero las razones por las que actúa son totalmente comprensibles. No solo porque siente que merece tenerlo todo luego de tantos años de trabajo, sino también por la forma en que el capitalismo en su máxima expresión lo ha botado luego de tanto sacrificio, sin mayores compensaciones o agradecimientos. Como muchos otros engranajes en la máquina, Yoo fue utilizado, y cuando ya no le fue útil a sus superiores, fue expulsado como si de basura se tratase.

Se puede argumentar que No Other Choice no nos dice nada particularmente nuevo sobre cómo funciona el capitalismo contemporáneo. No obstante, igual desarrolla una narrativa en general interesante, que sí se torna un poco tediosa por momentos (especialmente poco antes del fascinante desenlace, el cual no podría llegar en mejor y de mejor forma). En particular, me gusta cómo el guion utiliza la frase «no hay otra opción», no solo para justificar las decisiones de los superiores de Yoo Man-su, sino también para explicar las acciones de este último, quien verdaderamente considera que no tiene otra opción más que matar para poder seguir manteniendo a su familia.

Mención aparte para la dirección de Park y la dirección de fotografía de Woo-hyung Kim. No Other Choice es un filme que luce verdaderamente espectacular, no solo de forma vistosa cuando usa transiciones creativas entre escenas o fundidos interesantes para combinar lo que típicamente serían planos-contraplanos. En general, la película nos mete en un mundo frío, calculador, donde los movimientos suaves de cámara son a veces interrumpidos por zoom-ins súbitos, para atraer la atención del espectador a algo chocante, o para meternos en la perspectiva de un perturbado Yoo Man-su. Puede que el ritmo del filme no sea el mejor, pero el trabajo visual de Park y Kim nos mantiene en tensión todo el tiempo.

No Other Choice debería ser capaz de conectar con quienes ya hayan pasado por situaciones similares (aunque sin las muertes… espero), pero también con quienes recién estén descubriendo cómo el capitalismo trata al trabajador promedio. Lo que tenemos acá es una comedia negra ocasionalmente graciosa, constantemente tensa, y por momentos hasta chocante, que nos pone en los zapatos de un personaje que ha llegado a su punto límite, pero que también trata de justificar sus acciones de manera algo forzada, principalmente por cómo ha sido condicionado por el capitalismo, el consumismo, y por supuesto, su supuesto rol como «hombre de familia». Puede que esta película no se sienta tan redonda como varias de las otras películas de Chan-wook Park, pero igual resulta fascinante de ver.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de NEON.

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