“Familia en renta” (2025): el negocio de la mentira blanca


¿Qué pasa cuando la gente no tiene los medios para corregir los errores de su vida? ¿O cuando no tienen ni amigos ni familia? ¿O cuando siempre han tenido problemas para conseguir pareja? Esas son algunas de las preguntas que plantea Familia en renta (Rental Family, 2025), dirigida por la japonesa Hikari (Mitsuyo Miyazaki), un drama ligero y emotivo que se centra en relaciones humanas verdaderas que se desarrollan en un contexto de mentiras blancas. Protagonizada por un excelente Brendan Fraser, la cinta logra mostrarnos una realidad aparentemente común en Japón, pero que resultará novedoso para el público occidental, por más que, probablemente, mucha gente en países como el nuestro se podría beneficiar de lo que sucede en el film.

Fraser interpreta a Phillip Vanderploeg, un expatriado estadounidense viviendo en Tokio, que llegó al país siete años atrás para grabar un comercial de pasta de dientes y terminó quedándose con la esperanza de poder convertirse en un actor de renombre. Lamentablemente, no logra conseguir buenos trabajos, por lo que termina aceptando el ofrecimiento de Shinji Tada (Takehiro Hira), el dueño de “Rental Family”: una empresa que contrata actores para hacerse pasar por amigos, familiares, padres, hijos y lo que sea que sus clientes necesiten. Ofrecen esperanza, ofrecen soluciones y, sí, ofrecen engaño, pero de forma positiva y para ayudar a la gente.

Es así que Phillip se acostumbra rápidamente a su nuevo empleo, pero también comienza a tomarse las cosas un poco muy personalmente. Primero está Mia Kawakasi (Shannon Mahina Gorman), hija de Hitomi (Shino Shinozaki), quien contrata a nuestro protagonista para que se haga pasar por el padre de su hija. Lo que inicialmente es un trabajo más, poco a poco se va convirtiendo en una relación real. Y luego está el afamado actor Kikuo Hasegawa (Akira Emoto), quien sufre de demencia y contrata a Phillip, a través de su hija, para que lo entreviste como si fuese un periodista interesado en su carrera. Ahí, también, se va desarrollando una amistad verdadera que va más allá de lo profesional.

Lo que postula Familia en renta es que una amistad real es una amistad real. Y también que una persona solitaria pero buena —bondadosa, compasiva, comprensiva— siempre será capaz de entablar relaciones verdaderamente potentes. Es por eso que el bonachón de Phillip termina, de alguna forma u otra, convirtiéndose en un verdadero padre putativo para Mia y en el último amigo del ya viejo Kikuo. Lo que debería ser un par de trabajos más para el actor venido a menos, se convierte en parte importante de su vida, por más que tanto Tada como su compañera Aiko (Mari Yamamoto) le adviertan de que debería tomarse las cosas más profesionalmente.

Por otro lado, el filme también muestra que, sí, los adultos mienten constantemente, tal y como Mia lo dice en cierto momento, pero no siempre con malas intenciones. En el caso de Hitomi, por ejemplo, contrata a Phillip para ayudar a que Mia entre a un nuevo colegio y, de paso, para que tenga una figura paterna más o menos normal en su vida. Evidentemente, esto se torna complicado una vez que Phillip se da cuenta de que no podrá estar siempre en la vida de Mia, pero al menos por un momento, logra mejorar la vida de la chica. A pesar que todo está basado en mentiras, a través de su nuevo trabajo, Phillip les está haciendo un bien a sus clientes.

Consideren, por ejemplo, uno de sus primeros casos, en donde se hace pasar por el novio canadiense de una chica —tanto así que llegan a casarse—, para que esta pueda mudarse a Canadá con su novia. O su rol como el mejor amigo de un gamer solitario (quien, curiosamente y para interés únicamente de conocedores, se dedica a jugar Dreamcast, una consola de hace más de veinte años), quien logra, al menos por un momento, tener a un compañero de carne y hueso. El trabajo de Phillip es complicado, lo cual se hace más evidente cuando toma ciertas decisiones respecto a su relación con el viejo Kikuo, pero ciertamente es valioso.

Esto está en contraparte, además, de lo que hace Aiko. Familia en renta pone en evidencia la naturaleza bastante conservadora y hasta machista de la sociedad japonesa. En una escena, Tada menciona que su servicio es necesario porque la salud mental es muy estigmatizada en el país. Y Aiko, lamentablemente, suele trabajar más que nada para clientes hombres que quieren disculparse con sus esposas por engañarlas con otra mujer. Pero en vez de presentarles a la amante de verdad, contratan a Aiko para que aparezca y ellos puedan seguir sacándole la vuelta a sus parejas.

Ahora, lo curioso de Familia en renta es que, por más que lidie con estos temas y con los choques culturales entre Phillip y el resto de personajes, termina sintiéndose como una experiencia bastante ligera. Los conflictos presentados por el guion nunca terminan siendo particularmente graves, y el aspecto dramático de la narrativa ciertamente logrará arrancarle algunas lágrimas al público, pero sin que lleguen a perder la esperanza. Ayuda, además, que Brendan Fraser básicamente se comporte como un enorme oso de peluche al interpretar a Phillip, entregándonos una actuación delicada, sutil y muy humana. Puede que la estrella de La momia haya ganado el Óscar por La ballena, pero considero que su trabajo acá es más interesante y menos estereotipado.

La mejor manera de describir a esta película es como “bonita”. Suena un poco reductivo, pero es un adjetivo preciso. La cinta nunca se torna demasiado melodramática o fuerte, y aunque lidia con tonos de gris en algunos de los temas que toca, no llega a profundizar demasiado en ellos, contentándose con entregarnos una experiencia agradable tipo feel-good. Brendan Fraser está excelente, el reparto secundario es memorable y, sin llegar a sentirse manipuladora, la película cala en el espectador a nivel emocional. Familia en renta es de los filmes más “lindos” que podrán ver en el cine este año (o bueno, en el 2026, cuando se estrene en cines peruanos), especialmente si lo que buscan es algo ligero, esperanzador y confortable. Siempre un gusto ver a Brendan Fraser en una nueva (y buena) película.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de Searchlight Pictures y Disney.

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