«Sinners» (2025), de Ryan Coogler: conversamos con Miles Caton y Delroy Lindo


Las fronteras del tiempo se rompen cuando suena “I Lied to You” en el juke joint de los hermanos Smoke y Stack Moore. Delta Slim (Delroy Lindo) deja de cantar y Sammie (Miles Caton) empieza a interpretar con una fuerza progresiva un tema que él compuso para narrar a través del blues su amor por ese género musical, al cual su padre no le deja acercarse por prejuicios religiosos. El padre de Sammie preferiría que su hijo sea predicador como él. Pero este joven hace en la canción una confesión que él no le ha podido hacer a su progenitor: “They say the truth hurts, so I lied to you / Yes, I lied to you / I love the blues” (Dicen que la verdad duele, y yo te mentí / Sí, yo te mentí / Amo el blues). Y mientras los versos piden que alguien lo tome entre sus brazos esa noche, quienes bailan en la taberna informal viven un goce, casi un trance de felicidad que, sin saberlo, los comunica con los ancestros y los herederos de la música negra.

Los griots, que en culturas europeas son conocidos como bardos, son portadores de saberes orales en África, narradores de historias apoyados en la música para transmitir los relatos de diferentes tiempos que tienen en la comunidad un impacto inmediato en su formación e incluso a nivel emocional y de sanación. Los puentes que se rompen con “I Lied to You” son espirituales, temporales y espaciales, y generan una sanación colectiva en un lugar como un juke joint, que en tiempos de la segregación racial por las leyes Jim Crow era un abrigo y un espacio seguro en el que los afroamericanos trabajadores de plantaciones y oficios pequeños podían socializar sin temor al juicio y la discriminación racial. La banda sonora de Sinners, compuesta por Ludwig Göransson, es una de las más poderosas del año y es fundamental para la esencia del filme. Este fue un trabajo conjunto con su esposa, la compositora Serena Göransson (esta vez, como productora), y con cantautores como Alice Smith o, para la canción en mención, Raphael Saadiq. Pero en esto, no es menos importante que Miles Caton y Delroy Lindo, quienes interpretan a los músicos de este universo, lo sean también en la vida real.

Pudimos conversar brevemente con ellos para Cinencuentro, en una rueda de prensa virtual, y preguntarles por el aspecto musical de Sinners.

Mariale Bernedo: Miles, ¿cómo fue el trabajo colaborativo con Ludwig Göransson, y cómo fue para ti explorar las raíces del blues y su sentido de resistencia?

Miles Caton: Trabajar con Ludwig y Serena Göransson fue increíble. Empecé aprendiendo a tocar la guitarra para la película, específicamente la guitarra de blues con resonador. Antes de la película, no sabía muy bien qué era una guitarra de resonador. Así que empezó con eso. Y luego Ryan Coogler me envió una lista de reproducción esencial de blues con Charlie Patton, Buddy Guy y Sun House, y esa fue la gente a la que empecé a escuchar al principio del proyecto. Y recuerdo que, una vez que llegamos a Nueva Orleans para empezar a rodar, Ludwig me enseñó a tocar «I Lied to You». No tenía letra, pero me enseñó a tocarla. Así que tuve todo ese tiempo para aprender y prepararme para las diferentes escenas que haríamos. Pero fue increíble, como músico, ver su ética de trabajo, su proceso. Recuerdo que muchos días después, íbamos directo al estudio y él tenía a diferentes músicos, como Terry Harmonica y Raphael Saadiq, quien escribió «I Lied to You». Y solo poder ver su proceso, cómo trabajaba en la banda sonora y su proceso sonoro, era simplemente increíble.

Caton terminó de responder y la rueda de periodistas con el equipo de Sinners estaba por finalizar, cuando Delroy Lindo pidió la palabra para poder responder también sobre el tema del que trató nuestra pregunta:

Delroy Lindo: Recientemente me enteré de que son tres las canciones nominadas a los Grammy. Y lo que no entendía cuando trabajábamos era el puente entre la realidad de los años 30 y el aspecto contemporáneo que querías [señala a Ryan Coogler] que transmitiera la música. Y tienes esta genialidad, ese equilibrio en lo que presentas al público, que por un lado, tiene la música impregnada de la época, y por el otro lado, es música que resuena para el público contemporáneo. Eso que antes no entendía realmente, ya lo entiendo. Ahora teníamos ciertas conversaciones y decías: «Sí, pero este es el público del siglo XXI». Dices eso, pero la música, manifestándose como lo ha hecho y resonando por estar impregnada de la década de 1930, también resuena para el público contemporáneo: eso es parte de la genialidad de la presentación de la música en esta película.

Los temas de Sinners son, en su base, clásicos, muchas veces empezando con sonidos y acordes muy propios de la música que se escuchaba en la época en la que se ambienta la película, y poco a poco van asomándose los elementos modernos más claros. Es cierto que son indefectiblemente canciones modernas al haber sido compuestas en la actualidad, con todo el contexto del siglo XXI envolviendo a sus creadores. Esto no significa que no tengan una herencia a su vez voluntaria e involuntariamente muy presente. Las recibe el público de hoy, pero al escucharlas con interés, conectan con ese público que cien años atrás en el Delta del Misisipi tenía en los doce compases una herramienta de liberación, expresión y resistencia.


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