Dir. Anthony Minghella | 120 min. | Reino Unido – EE.UU.
Intérpretes:
Jude Law (Will Francis)
Vera Farmiga (Oana)
Juliette Binoche (Amira)
Robin Wright Penn (Liv)
Martin Freeman (Sandy)
Estreno en Perú: 8 de enero de 2007
Will Francis es un hombre en constante conflicto, buena persona y exitoso arquitecto pero que vive hasta cierto punto aislado de todo aquello que puede significar exponerse a sensaciones y afectos reales: su familia, tan esforzada como él pero incapaz de ocultar sus disfunciones. Es así que conocemos a la contraparte del mundo de Will y a la cual se comenzará a acercar impulsado por el hastío. El problema radica en que Minghella agrega tanto a su anécdota esencial que termina quedándole grande esa estructura de radiografía al mundo moderno y sus paradojas primermundistas. Al menos el inmejorable cast rescata un poco esa posibilidad. Jude Law esta medido y preciso como sus contrapartes femeninas Robin Wright Penn y por supuesto Jullette Binoche a su modo luciendo como hermanas distantes.
Will Francis es un hombre en constante conflicto, buena persona y exitoso arquitecto pero que vive hasta cierto punto aislado de todo aquello que puede significar exponerse a sensaciones y afectos reales: su familia, tan esforzada como él pero incapaz de ocultar sus disfunciones. Todos víctimas a la vez de las velocidades y la sofisticación del mundo moderno que parece ya haber superado cualquier motivo (aparente) para la insatisfacción. Es el Londres de nuestros días pero bien vale en esta ficción como ejemplo de alguna de las megalópolis hipertecnologizadas y aceradas en las que el fantasma de las debilidades humanas ronda a despecho de los avances y las buenas intenciones. Un pequeño proyecto con el cual el director Minghella se acerca al muy característico sabor local de aquellas crónicas de conductas en el espacio urbano (y personal a la vez) que no exploraba desde sus inicios.
Es así que conocemos a la contraparte del mundo de Will y a la cual se comenzará a acercar impulsado por el hastío. Miro, el ágil chico bosnio dedicado a raterías eventuales y testigo de su intimidad (a través de su lap top), lo terminará conduciéndo hacia la bella (y también triste) Amira. La balanza da a conocer entonces al protagonista las posibilidades que ambos espacios (sociales o sentimentales) le ofrecen para encontrar lo que tanto busca pero no puede definir. Ante nosotros la película entonces revela no pocas ambiciones que se aventuran en un intento de melodrama el cual para ese momento se ha alejado totalmente de cualquier otra posibilidad que hubiera ofrecido el mentiroso título en español. Breaking and Entering hace alusión a esa entrada de golpe que acelera la constante marcha de una crisis espiritual como la que soporta estoicamente el buen Will. Su aventura hacia la posibilidad abierta de “otra vida” con aquella otra familia fracturada (por la traumática circunstancia de la guerra) tiene en el papel un interés nada despreciable. Al menos el inmejorable cast rescata un poco de esa posibilidad. Jude Law esta medido y preciso como sus contraparte femeninas Robin Wright Penn y por supuesto Jullette Binoche a su modo luciendo como hermanas distantes.
El problema radica en que Minghella agrega tanto a su anécdota esencial que termina quedándole grande esa estructura de radiografía al mundo moderno y sus paradojas primermundistas. Ni en estilo e intransigencias se asoma a Mike Leigh o Ken Loach, por lo menos quiere sentir su película como una crónica personal al estilo de lo que hizo Stephen Frears en plena era Thatcher con My Beautiful Laundrette (película emblemática del cine británico de los años 80`s). Pero el afán lo abruma a tal punto que no logra escapar durante muchos pasajes de lo rotundamente televisivo especialmente con el difícil tema de Bea y su retardo como regulador de la relación familiar, pero también con la catadura de los personajes circundantes poco elaborados limitados a ser meros clichés o en otros casos a aparecer y desaparecer de escena casi sin gravitar (como el policía que interpreta Ray Winstone). Es una lástima que eso suceda porque en verdad se trataba de una buena idea. Los limitados horizontes expresivos del director la reducen casi siempre a ser sólo una anécdota sentimental de la cual ni siquiera podríamos decir que conserva ese toque tan intransferiblemente local que a caracterizado a los (muy pocos es cierto) mejores cineastas británicos contemporáneos.
Esta entrada fue modificada por última vez en 4 de diciembre de 2007 5:31
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Saludos!
Se agradece el post, pero gastar pixeles en una mala pelicula...Mejor recomienda lo raro, lo extraño, lo bueno, lo que se puede encontrar por ahi. A propo, vi SCOOP de Woody Allen. No es ni la mitad de buena que Matchpoint (lo cual habla a favor de SCOOP pues MP es realmente, una gran pelicula, a la altura de Crimenes y pecados), pero entretiene.
Luis