«Los ritos de la República pusieron mi mano en el seno de Sharon Vonne Stone, nacida en Meadville, Pensilvania: debía prenderle la cinta de oficial de Artes y Letras. ¡Ay!, la tela resistía y yo no quería herir el célebre pecho».
Aunque se nota que los nervios nunca le hicieron agarrar confianza con la actriz -recurrente en el festival- parece que por el contrario hay grandes pasajes dedicados a los artistas que en verdad admira y a los que si describe con detalle. La que sigue es parte de la historia sobre el día en que le propuso a Clint Eastwood presidir el jurado del año 1994:
«…había entrado en el comedor con el paso lento y suave de una gran fiera en movimiento, dijo en seguida que estaba de acuerdo. Luego pidió una hamburguesa y una copa de vino tinto. Luego la tierra se puso a temblar. 5,9 en la escala de Richter. Relativamente normal tratándose de Los Ángeles. Mientras el terror se apoderaba de todo el comedor, Clint ni se inmutó…Bueno, por lo menos morir con Eastwood me llevará a la posteridad, pensé. Cuando el terremoto acabó, 37 segundos después, Eastwood chasqueó los dedos. Dijo: ¡Camarero, la cuenta!»
Jacob sacó el título de su libro de la frase de Sam Sheppard: «La vida es lo que nos sucede cuando soñábamos hacer otra cosa». Tal vez muy pocos duden a estas alturas que el buen Gilles soño con algo más.
(Vía La Vanguardia)
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