Muchos argumentan, con razón, que Hollywood se ha quedado sin ideas. Semana tras semana vemos un desfile de remakes de películas clásicas, o historias muy parecidas a algo que ya hemos visto anteriormente. Felizmente para la industria, actualmente existe una herramienta llamada YouTube, en la que artistas de todo el mundo exponen sus proyectos, los que han servido de inspiración para que la industria de cine desarrolle ideas “originales”. En este intercambio además el novel realizador tiene la chance de ingresar a las grandes ligas, algo que ha logrado conseguir el director sueco David F. Sandberg con Cuando las luces se apagan (Lights Out), basada en su corto homónimo del 2013, el cual fue un éxito en las redes.

La trama del corto es bastante simple: una entidad o sombra misteriosa aparece cada vez que una mujer apaga la luz, y desaparece cuando la enciende. La pregunta es: ¿Cómo hacer para traducir tres minutos de metraje en un largometraje? Esto fue bien resuelto por los ejecutivos de Warner Bros y New Line Cinema, ofreciéndole a Sandberg contar con el apoyo de James Wan en la producción, el cineasta sinónimo del terror actual, sobre todo por esa joya moderna llamada «El Conjuro». Siendo así, la historia que se nos presenta entonces es la siguiente:

“Un ente malévolo habita en la casa de una familia conformada por una madre, quien sufre trastornos mentales severos y además, ha quedado viuda luego de la repentina y misteriosa muerte de su esposo, y su pequeño hijo llamado Martin. En otro lado de la ciudad vive Rebecca, la hija mayor del matrimonio, quien ha querido independizarse para hacer su propia vida. Un día, el pequeño Martin empieza a percibir una presencia extraña en la casa, la que solo se manifiesta cuando la luz está apagada y no lo deja vivir tranquilo. Va y se lo cuenta a Rebecca y esta empieza a recordar que tuvo un evento similar cuando era niña, así que decide apoyarlo y encontrar una solución al problema, antes que este espíritu haga algo malévolo contra ellos.”

El inicio del filme es muy prometedor, a pesar que tiene un parecido con la fantástica Están detrás de ti, decidí darle una oportunidad. Pero con el pasar de los minutos pareciera que estuviésemos viendo una nueva versión de «El Aro», con un personaje parecido a Samara luego que esta sale del pozo, y que en este caso solo se aparece cuando apagan la luz.

Las escenas en que aparece el ente funcionan, pero solo hasta cierto punto, cuando ya sabes qué es lo sucede cuando están a oscuras. Ahí lo que impera es la acción de esos actos como, por ejemplo, la escena de la luz ultravioleta en el sótano, la cual pudo estar mejor armada. La escena que sí me dejó decepcionado fue justamente la del final, todo transcurre como un rayo, quedándote la sensación de que tal vez no es lo que esperabas o que se iba a resolver de un modo diferente.

La actuación en general está muy bien, sobre todo, el del reducido pero bien confeccionado elenco de actores, llamando la atención los protagonistas Rebecca (Teresa Palmer) y Martin (Gabriel Bateman). El público se identifica con ellos, sienten un apego por su desesperación y los alientan para que su tormento acabe de una vez por todas. Igualmente, podemos mencionar a Maria Bello como la madre trastornada por sus malos recuerdos de un pasado que le cuesta mucho dejar atrás.

Sandberg, al tener el aval de James Wan, sin dudas se debe haber sentido muy protegido. Es que si un filme tiene el sello del director malayo, entonces es un producto al que le puede ir bien en taquilla, algo que ya lo está consiguiendo. Esta es la clase de mentalidad que se tiene en Hollywood, poner primero el dinero antes que la calidad cinematográfica, y si bien «Cuando Las Luces Se Apagan» no es una mala película, pudo llegar a ser más que una simple película para pasar el rato.