Rotterdam 2007: Does It Hurt?, el primer Dogma de los Balcanes


Does it Hurt?

Hemos salido del Pathé luego de ver La antena. Son las 5:15 p.m. A Teresa le provoca un café antes de regresar a La Haya. Yo tomaría todos los que se necesiten para matar las cuatro horas y media que me quedan hasta Does It Hurt? The First Balkan Dogma (¿Duele? El primer Dogma de los Balcanes). Caminamos una cuadra para tomarlo en el café del De Doelen. Hay mucha gente, entre espectadores, periodistas y seguramente actores y directores. No hay asientos, solo mesas para tomarlo de pie. Así lo hacemos, mientras revisamos el Daily Tiger #3. Es el periódico del festival y tiene 26 páginas. No podemos leerlo todo, pues muchos de los artículos están en Dutch, ese idioma tan caro de aprender y que nos impide entender lo que ocurre a nuestro alrededor.

Daily Tiger Johnnie ToEl Daily Tiger tiene una página dedicada a Johnnie To, el director in focus del festival. Aquí el hongkonés cuenta que no hace guiones para sus películas más personales. Sólo los prepara para las comerciales, porque los inversionistas así lo piden. Para sus películas, todo lo guarda en su cabeza. Todo, hasta la música, porque le viene en el mismo paquete junto a la idea sobre la historia. Antes de cada escena, le explica a los actores qué es lo que deben hacer. Sólo les pide que confíen en él. Afortunadamente los conoce y eso hacen. To se explica: “puedo hacerlo así porque yo también soy el productor de mis películas, entonces no debo darle explicaciones a nadie”. Una sana pero amarga envidia sube hasta mi boca y entonces voy por una Coca-Cola para quitármela.

También leemos que la organización del festival ha preparado un campeonato de futsal entre actores y directores. Habrá unos 7 u 8 equipos en competencia, según ha dicho el programador del festival –y pelotero, según parece- Gertjan Zuilthof. Su impecable razonamiento es el siguiente: “en el futuro, las proyecciones de películas en los festivales no serán importantes. Los festivales se convertirán simplemente en un lugar para que la gente se reúna. Y si no van a ver películas, ¿por qué no jugar fútbol en su lugar?». Miro alrededor y de pronto sospecho que la gente comiendo o tomando café en los tres niveles de este centro de convenciones supera definitivamente a los que estábamos saliendo de las funciones del Pathé. El tipo es el programador de este festival, debe saber lo que dice.

Daily Tiger Aneta LesnikovskaTeresa se va. Sigo leyendo un poco más. Me encuentro con la entrevista a Aneta Lesnikovska, la directora de mi siguiente película. Le han preguntado si rompió alguno de los diez mandamientos Dogma 95 (su cinta es la número 73). Ella dice que no, absolutamente no. La razón es espectacular: “aun cuando hubiéramos querido, no tuvimos la plata para romperlas”. El periodista añade, citando una línea de un personaje de la película, si de bajo presupuesto se trata, en Macedonia “se han hecho películas Dogma desde los años 50”.

Termino con una nota literalmente policial que parece sacada de otro periódico: los organizadores advierten que la policía ha detectado que unos tipos disfrazados de policías se dedican a timar a los turistas en Rotterdam. Ahí leo unos tips para evitar los robos. Me siento en casa y decido dar un paseo. Primero una vuelta por el De Doelen y luego a la calle a caminar. El festival le da un color distinto a la ciudad. Regreso al Pathé como a las 8:30 p.m. y me siento a hacer anotaciones, mientras espero mi película. Otra vez mucha gente en la enorme sala de este multicine.

Cuando son las 9:20 p.m. ya podemos entrar. Lo hacemos pocos, los demás prefieren terminar sus cervezas y cigarros. Elijo última fila, quiero ver todo. Pasan los minutos, la sala se va llenando. Intento hacer un cálculo de cuánta gente entra en esa sala: no puedo ser preciso, pero deben ser entre 600 y 700. En un momento, casi todo está lleno pero en la última fila sólo somos cuatro personas, todos hombres, todos solos y sin cara de esperar a nadie. He pensado, los solitarios van al fondo. Bastó que lo pensara para que llegaran parejas de tardones y me arruinaran la frase. Con el movimiento, uno de mis colegas que está a mi izquierda deja su asiento y se sienta a mi lado. Me dice algo, parece que le caigo simpático. O tomó mucha cerveza, como me parece haber olido. Como todo fue en Dutch, le pido disculpas. Le digo que hablo inglés. No le importa. Le habla al otro colega, el que está sentado hacia la derecha. Se entretienen, todo en Dutch. Pienso en los más de 200 euros que tendría que pagar por 15 clases de Dutch. Ni siquiera así, en esa situación de abierta exclusión, me convence gastarlos.

Ahí, desde la comodidad de mi invisibilidad, noto movimientos interesantes abajo. Alguien tomó el micrófono y lo puso al centro del escenario. Pienso en que la espera valió la pena, quizás la directora presentará el film. Acierto.

Aneta LesnikovskaCuando ya es la hora, Sandra Den Hamer, la directora del festival, se acerca y comienza a presentar la película y a su directora. Explica las reglas del Dogma y da fe que Aneta Lesnikovska las ha cumplido. Luego pasa ella. Tiene blue jeans, un saco y una blusa negras. Está resuelta, confiada. Pone sus manos en la cintura y con una voz ronca comienza a contar su historia. Presenta a algunos de los actores, al editor (“lleva dos meses y medio viviendo en mi casa… se está convirtiendo en mi mejor amigo”) y a su madre, quien se levanta desde su asiento en tercera fila y saluda con los brazos extendidos. Se mete a la gente en el bolsillo cuando dice: “yo quería hacer un proyecto diferente, lo que es difícil; pero sin dinero, lo que es imposible”.

Se trata, recién ahora me entero, del estreno mundial de la película. Ni siquiera Aneta ha visto esta versión que está subtitulada. Me pregunto si alguna vez antes estuve en un estreno mundial. Mucho no importa, Aneta ya salió disparada de la sala entre aplausos y las luces se apagan.

La película

Does it Hurt?

Es muy difícil embarcarse en describir esta película. Aún más en hacer un comentario. Lo que sigue es completamente amateur, no le hagan mucho caso.

Aneta Lesnikovska, una muchacha de Macedonia que vive en Holanda, regresa a su ciudad, Skopje. Tiene un proyecto, quiere hacer una película Dogma. Sí, este personaje es la misma directora. Está decidida a convencer por todos los medios a quien se deba para que su idea marche: a sus amigos para que actúen, a un ministro para que le endose el apoyo de su gobierno, en metálico. Mientras esperan la supuesta llegada de unos productores daneses interesados en producir el rodaje y bajo el pretexto de iniciar la investigación previa, coge la cámara y filma el proceso que se echa andar con sus anuncios.

Todo lo que se acciona con esos simples elementos entretiene y atrapa, y hasta confunde. Sus amigos gustan del cine, pero no tanto de Lars von Tri… ¿Thriller? ¿cómo se llama? (se preguntan en un guiño coquetón al padre del movimiento). Pero quieren estar en la película y más de uno está dispuesto a hacer lo que sea. Y los que no, son seducidos por Aneta. Toni (Mihajlovski, que también estuvo en How I Killed a Saint, primera película de Macedonia en ser seleccionada en Rotterdam 2004) es el amigo político y candidato («el futuro ministro» que tiene por eslogan sólo los peces chicos nadan acompañados) que anda más concentrado en su propio afán que en contactar al ministro como se le ha pedido. Daniela, una de las protagonistas, quiere ser actriz y encuentra en un camarógrafo holandés llegado para el rodaje una manera de conseguirlo. Y así. La cinta se las ingenia para construir un universo de pequeños episodios que, enlazados por el deseo de hacer una película, consiguen forma. Hasta la ciudad, Skopje, tiene cabida, especialmente en un par de paneos. Todos, en el fondo, desde Aneta hasta su propia madre, que también aparece en la cinta, quieren conseguir de los demás aquello que se proponen.

Si lo consiguen o no, es un asunto que sabrán quienes elijan ver la película. Pero, valga la advertencia, no es ése el desenlace. En realidad parece no haberlo, la historia no lo requiere. Tiene suficiente tensión, humor, algo de romance y dosis del potente cóctel: sexo (vaya que sí), un poquitín de drogas y otro de violencia, aunque en realidad se trata de solo unos golpecitos que quedan bastante lejos de incumplir la regla 6 del decálogo Dogma (valgan verdades, la peor parte se la lleva la cámara). Nada de eso parece gratuito, todo encaja en la narración registrada por una cámara que goza de tan absoluta libertad que podría considerársele caótica.

La cámara en mano en Does It Hurt?… no es, ni por asomo, un recurso forzado por el capricho de cumplir los mandamientos Dogma. Todo lo contrario, es esencial, la historia requiere de ella. Le añade tensión. El binomio historia-cámara resulta en un caos gobernado… ¡que viva el oximorón! Me valgo de él para expresar de la única manera que encuentro cómo la cámara entra en tensión con el orden que la historia de algún modo plantea.

Está dicho más arriba que la cinta puede confundir un poco. Algo así de grave tiene que ser explicado. Ocurre que si uno entra a la sala habiendo leído información sobre la cinta disponible en la reseña, el afiche y en una entrevista a la directora (publicada en el periódico del festival), todo se vuelve brumoso. Además de la cinta en sí misma, el proceso de elaboración del guión (reformulado durante el rodaje, mientras las cosas ocurrían), la identidad entre actores y personajes (amigos de verdad la mayoría representándose a sí mismos), las condiciones de rodaje (para que tengan una idea, la madre de la directora preparó la comida para todo el equipo durante seis semanas) y hasta la frase del afiche (“Realidad basada en ficción») pueden producir en el espectador cierta sensación de verosimilitud. Así es, la cinta juega con los hechos y, no suficiente con eso, plantea un juego de espejos. Y ese es su principal acierto. Es lo que se ha venido a llamar un mockumentary (falso documental), que no es lo mismo que un docudrama. Como Aneta lo repite insistentemente, es una historia real basada en hechos ficticios. O, quizás mejor como lo dijo Daniela al final de la proyección, “ésa es la realidad de Aneta”.

Dicho esto, y si Ud. llegó hasta aquí, confúndase también. Me alegro de que así sea. No tiene que agradecérmelo, sólo disfrútelo.

Does It Hurt?Nota de lamentación y agradecimiento: Salí de mi casa la tarde del sábado apurado, temeroso de perder la primera película. El tren hasta Rotterdam puede tomar hasta 30 minutos desde La Haya. Entonces, cuando estaba en camino a la estación me di cuenta que había dejado olvidadas la cámara y la grabadora. Maldije mucho en ese momento pero aún más cuando la directora y los actores aparecieron en la sala y conversaron con la gente.

Ahora el agradecimiento, pues no todo fue tan malo. Saliendo de la sala, encontré a alguien que tenía una cámara. Le pregunté si había tomado fotos y pasé a explicarle mi situación. Le pregunté si me las podía enviar a mi dirección de correo electrónico. Aceptó, aunque advirtió que no había tomado muchas y que la cámara era mala. Eso no importaba. Cuando le di el papelito donde había anotado mi dirección de correo, notó que era latino. Ella resultó ser española y más que gentil. Prometió mandar las fotos y así lo ha hecho. Así que, otra vez, muchísimas gracias Ana Pérez. Por esta vez resultaste ser reportera gráfica de Cinencuentro. Te debo dos.

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3 respuestas

  1. Avatar de Eugenia Grotz
    Eugenia Grotz

    Hola, sólo escribía para comentar que acá (Argentina, Bs As) se está dando el 9no festival de cine independiente y allí fui a ver ayer Does it hurt?
    La película me gustó, aunque hay algo a la trama que en mi opinión le falta y no veo muy claro qué es.
    Qué suerte que pudiste ver a Aneta=)
    Te dejo un saludo,
    Euge

  2. Avatar de Alex

    El hecho que puedas ver Exiled o Election 2 en el festival, ambas de Jhonnie To ya es un privilegio impagable….saludos…y gracias por cubrir el festival…

    Te recomiendo Aachy and Ssipak !!!

  3. Avatar de Rodrigo Portales

    Saludos Jorge, qué gusto saber que estas cubriendo el festival para Cinencuentro. Cuidate de esos solitarios. Y siempre hay que confiar en la bondad de las desconocidas.

    Un abrazo

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