Había que aportar con algo más al festival, ya que una invitación había caído en mis manos y, a pesar de que era un jueves de aniversario (un día más con el amor más antiguo de mi vida), me dije por qué no hacer un “Mirando Cines” de la inauguración del festival, la idea tuvo luz verde y dice así…
El sitio, el viejo cine Metro, Plaza San Martín, en el centro de Lima, la hora, según tarjeta 19:30, a causa de una política personal y de país, de llegar puntual estuve 19 o’clock. Llegar al cine Metro es relativamente sencillo, y hay cocheras a montones en la calle Ucayali que van desde sol la hora.
Llegando a la Plaza San Martín ya se percibía el ambiente de festival. Un cañón de luces adornaba la fachada del cine, y hacía imposible no ubicarlo. Una vez ahí, había que ver cuál era la cola que me correspondía, el color del pase designaba mi destino. Ya en la cola recordé que algunos de los encantos del centro está el tener una diversidad de personajes merecedores de una detenida observación, y obvio que la cola también los tenía y no podía ser de otra manera, ya que es un festival sabroso, según reza su publicidad; todo tipo de apariencias: intelectual, relax, relax-intelectual, culturosos, tías que habían pasado por una rigurosa peluquería, etc. Ya en la cola se me acercaban personajes a preguntarme para qué hacía cola y si había alguna función gratuita la cual podrían disfrutar con el sencillo esfuerzo de la cola, lo cual me llamó la atención, no por los personajes sino porque me preguntaban a mí, siendo el único que tenía audífonos, al final pensé que debo tener cara de buena gente, para no definirlo de otro modo no muy ganador.
Comienza a entrar la gente y los miembros de Cinencuentro no llegaban (no compartían mi política de puntualidad), entonces comenzaba la paporreta “mejor pasa tú, porque todavía no llegan las personas que espero”, sonrisa en cara y recibiendo algunos saludos mentales a mi progenitora. Al ingreso al mejor estilo discotequero, te colocan un cinta de colores en la muñeca que te da acceso a ciertos lugares, lamentablemente el que me colocó la cinta pensó que iba a donar sangre y la apretó de tal manera que ya adentro me la tuve que sacar. Como era de esperarse y para goce de todos los mirones, había media docena de anfitrionas guapetonas y grandes todas, la entrada para los personajes del medio estaba adornada con una alfombra roja y una valla que detenía la prensa farandulera que pugnaba notas.
¿El cine?, como los de antes, grande, tres niveles, si mal no recuerdo en una oportunidad una amiga me dijo que este cine pertenecía a la cadena Cineplanet, pero que no podían hacer remodelaciones porque cierta institución (Municipalidad, INC u otro) no se lo permitía, tomando las palabras de mi socio arquiterco “por eso es que hay tanto incendio”. Asumo que muchos tendrán historias de este cine, no es mi caso, pero tiene cosas peculiares como que algunas butacas tenían cenicero, compararlo con un multicine creo que sería ocioso, fuera de lugar y de mal gusto, por ende pasemos a la descripción del evento.
No hubo tráilers, pero arrancaron con una publicidad de Natura, bastante simpática, que terminó con las palabras de un gerente de la marca, la verdad que ese tipo de “palabras” generalmente me aburren, pero en este caso fueron discretos en tiempo, y no se extendieron, desfiló también un personal de BIF, de la PUCP, y por supuesto Edgar Saba como hacedor del Festival, quien salió amenazante con un discurso de ¡4 hojas!, después un videito de Mario Vargas Llosa (homenajeado del festival), quien subió a agradecer el acto, y recibió aplausos (sinceros creo yo) del no tan respetable, después explicaré por qué no tan respetable.
En medio de todo esto escucho unos violines serranos que indicaban que venía mi manifestación favorita de folclore, ¡danzantes de tijeras!, acompañados de La Sarita, que a diferencia de algunos miembros de Cinencuentro, a mí sí me gusta, todo bien pero la verdad que esos JBL (parlantes) debían estar mejor ubicados. El sonido cumplía con los discursos, pero para la música faltaba; otro punto, el proyector que usaban me dejaba algo claro, si bien la calidad de proyección no es la misma, creo que podría ser un punto a favor de algunos realizadores peruanos, se que muchos dirán ¡Cine, es 35mm!, ok, pero esos proyectores creo que podrían permitir a algunos mostrarse, no estoy metido en el asunto, pero no creo que pasar una producción de digital a 35mm sea “baratito”.
Lo último de la ceremonia, previo a la proyección de la película, era la presentación por parte de la guionista, y aquí es donde debo sentar la crítica y explicar el por qué del término “no tan respetable”. Antes de que empiece la proyección, muchos salieron del cine, lo cual no critico, pero ¿ir al vestíbulo a conversar y fumar? El olor a cigarro se sentía donde estaba, y no lo sentía solo yo, sino también Laslo que estaba sentado al lado, fuera de eso el murmullo que generaban todos esos idiotas, término que me permito usar puesto que debo otorgarles el mismo respeto que recibo como espectador de su parte al hacer lo narrado, era insoportable.
El sonido no era de lo mejor, pero pude ver la película, ahí también hay un tema con la organización, deben de tener más cuidado con eso, no puedo invitarte a presentar tu película y que no se escuche bien.
Terminada la proyección, tuve que salir corriendo a sacar mi carrito, porque la cochera cerraba a las 11.00, todo empezó a la hora y bien por ahí, respetémonos todos siendo puntuales, las funciones a la hora que se indican no 15 ó 20 minutos luego después de comerciales y tráilers, no es el mejor trato hacia el público. El after-party que te ofrece el cine Metro es simpaticón, bares por doquier, como el Yacana, Estadio o el Bolívar con un pisco sour que destruyó la memoria de algunos miembros de este blog, también hay opciones de comida KFC, Pizza Hut, Norky’s, y bueno está el Jirón de la Unión, bastión comercial del lugar.
En conclusión, todo bien, pero pudo ser mejor, son 12 años y no se pueden cometer errores como el del sonido, o de los que fumaban y hacían bulla, esos “detalles” deben procurar más cuidado.
A especie de postdata, saliendo pude observar una pelea de pareja memorable, con levantada de mano y perseguida para evitar el roche, ambos con credenciales del festival, fue ahí cuando me dije, definitivamente este festival es sabroso en todo sentido, ¡provecho!
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