Batman, el caballero oscuro | The Dark Knight (2008)

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The Dark Knight
Dir. Christopher Nolan | 152 min. | EE.UU.

Intérpretes: Christian Bale (Bruce Wayne / Batman), Heath Ledger (Joker), Aaron Eckhart (Harvey Dent / Dos caras), Michael Caine (Alfred Pennyworth), Maggie Gyllenhaal (Rachel Dawes), Gary Oldman (Lt. James Gordon), Morgan Freeman (Lucius Fox), Chin Han (Lau), Nestor Carbonell (Alcalde), Eric Roberts (Salvatore Maroni)

Estreno en el Perú: 17 de julio de 2008
Estreno en España: 13 de agosto de 2008

En el año por excelencia de los superhéroes (2009 sea, quizá, el de sus secuelas), llega El caballero oscuro, la segunda incursión del londinense Christopher Nolan en el mundo de la escenificación del universo fantástico (y naif) de los cómic. Y llega con muy buenas credenciales, su anterior Batman, el del comienzo (2005), pero también el sabor de boca tan estupendo que dejó su Memento (2000), o Insomnio (2002), entre otros. Apunta su director que ha tomado mucha influencia de la obra maestra de Michael Mann, Heat. Es algo que resulta tangencialmente indiscutible desde el mismo comienzo del espectáculo, con la presentación del Joker en el robo de un banco muy especial por su clientela. Como admiradora que soy también de la particularidad de la esencia de Mann, su lenguaje visual y sonoro se hace presente a lo largo del filme de Nolan.

La ambigüedad del héroe, adiós Batman, hola caballero oscuro

«Ha sido la experiencia más divertida que he tenido en mi vida y, probablemente, no habrá otra igual». Parece que Heathcliff Ledger casi estaba anunciando con sus propias palabras, en el rodaje del sexto Batman, su fatal destino ocurrido en enero de 2008. Nos pareciera, a nosotros espectadores que gustan soñar, como si su esfuerzo titánico pretendiera dejar un epílogo inquietante, un personaje inolvidable en las pantallas, ese Joker, villano cinematográfico del siglo XXI, impresionante, esperpéntico y aterrador, amoral, creado por el actor australiano con nombre de personaje borrascoso de la literatura. Palabras, éstas, también de mi compañero Luis Rueda, de cuyo extraordinario texto en Judex fanzine voy a hacer uso en este hueco, (al igual que de otro compañero, Jorge Esponda) componiendo un cóctel común de homenaje al último gran villano, y a un ambiguo héroe, un Batman nunca tan desplazado en su propia aventura.

En el año por excelencia de los superhéroes, (2009 sea, quizá, el de sus secuelas), llega El caballero oscuro, la segunda incursión del londinense Christopher Nolan en el mundo de la escenificación del universo fantástico (y naif) de los cómic. Y llega con muy buenas credenciales, su anterior Batman, el del comienzo (2005), pero también el sabor de boca tan estupendo que dejó su Memento (2000), o Insomnio (2002), entre otros.

Batman es un héroe que resulta muy atractivo al personal. Es el único del que se han hecho tantas secuelas entre las que hemos visto la evolución y adaptación del héroe de silicona a los tiempos que corren. Yo me quedo con el de Burton de 1989 y sin dudarlo, el hombre murciélago de 2008, un Christian Bale más gótico por dentro, y más frío por fuera. Sin un ápice de remordimiento haría desaparecer del archivo cinéfilo, cual agente de la Stasi, las sandeces y fanfarrias de Joel Schumacher, de 1995 y 1997.

Pero centrémonos en el actual Bruce Wayne/Batman, una cinta que viene preñada de oscuridad y de incursiones en el caos, de la mano de un hiperrealismo que, como dice Rueda, convierte a Gotham en una metrópoli más próxima (mismamente le podían haber dado el nombre de New Kong, o Hong York), acentuando tanto a la trama, al personaje principal como al villano de un trazo gótico que a mi parecer, han hecho del último trabajo de Nolan todo un brioso espectáculo. Las escenas de acción rozan la perfección, utilizando el arte marcial del Keysi, así como la introducción de un nuevo gadget, el Batpod, una moto equipada hasta los dientes y de los más aerodinámica. No obstante Batman sigue sin matar, “no podemos mostrarle haciendo eso”, aclara el propio Christian Bale. Lo que no quita para que sea un chico muy ambiguo moralmente, “no es un buen chico con las ideas claras, es el Señor de la Noche. Hay un poso de rabia homicida en él que debe aprender a controlar”, remata Bale. Y es precisamente eso lo más interesante de esta cinta, quizá preñada de excesivos giros, (volviendo a Luis Rueda) la ruptura de esa línea moral que separa al vengador-villano del héroe-bienhechor.

Apunta su director que ha tomado mucha influencia de la obra maestra de Michael Mann, Heat. Es algo que resulta tangencialmente indiscutible desde el mismo comienzo del espectáculo, con la presentación del Joker en el robo de un banco muy especial por su clientela. Como admiradora que soy también de la particularidad de la esencia de Mann, su lenguaje visual y sonoro se hace presente a lo largo del filme de Nolan. Porque una cosa importante, elevada a maestría, es la utilización de la banda sonora en El caballero oscuro, trabajo conjunto de Hans Zimmer y James Newton Howard, utilizando la electrónica de reminiscencias góticas de Kraftwerk o The Damned junto a ritmos más cálidos y románticos.

Y al igual que la opinión de mi otro compañero de fatigas cinematográficas en Cinencuentro, Jorge Esponda, dudo que se pueda etiquetar a esta entrega de Batman como una película de superhéroes, volviéndose difusa hasta llevar al extremo las lecciones de los grandes realizadores del film noir y acercándose, su realizador, a esos perversos, descorazonados y paranoicos complots, cuales cajas chinas, que ya había desarrollado en películas anteriores. Tanto es así que para ser una trama de superhéroes, el tal no se hace presente durante la primera parte de la película, como si no fuera con él la cosa.

La acertada idea de colocar a prestigiosos nombres (Caine, Freeman, Oldman) del cine junto a este héroe y villanos, (porque hay más de una transformación del bien al mal que dejamos al goce del espectador descubrir) no hace más que remarcar el rico circulo creativo de Nolan. Y nada tan acertado, en el reparto, como la incorporación de Ledger, quien se preparó a conciencia, dejando en el olvido el Joker de Nicholson, y componiendo una mixtura de personajes malasangres como si hubiera exprimido un vicio de cada malvado del cine, desde el DeLarge de La naranja mecánica, al Lecter del cordero silencioso. Todo ello con el toque diseño a lo Iggy Pop.

¿Por qué subyace la idea de que una película hija del mainstream no puede ser de calidad? El caballero oscuro viene a romper con ese tabú, convirtiendo un filme de muy larga duración en entretenido desarrollo de mil giros con acción bien facturada. Un mundo de absoluta liquidez, robando las palabras de Esponda. Un relato cargado de aromas noir que huye claramente de la extravagancia y el distanciamiento burtoniano, robando las de Rueda. Estoy segura que estos dos críticos me van a perdonar mi robo, puesto que poco más hay que añadir a lo que ellos han dicho.

Va por ti, Heath Ledger, que nos has dejado el mejor villano.

Esta entrada fue modificada por última vez en 25 de agosto de 2008 12:54

Ver comentarios

  • Esta película viene sufriendo el efecto esperado. Primero la ola de favor y luego la ola que suspicaz que la minimiza. Es algo que se ha vuelto el factor común en todas estas sorpresas del mainstream. Pero en buena hora que existan blockbusters así. Nolan no me parece un gran director pero tiene el mérito de mantener la coherencia en un medio como en el que se mueva ahora.

    Un saludo Blanca, por cierto no hay nada que disculpar.

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