Pero como siempre en estos casos, tal vez sea el aspecto financiero el que produzca la mayor controversia. De acuerdo a esta ley, también se promoverá la exhibición de cintas en su versión original, y esta alternativa de exhibición cinematográfica se financiaría cobrando una tasa a las películas dobladas. «Pensamos que el cine doblado, que ha marginado a la versión original, podría estar afectado por un carga, por una tasa pequeña que sirva para alimentar este estímulo al cine en versión original subtitulada», declaró Tresserras. Como pueden imaginarse, este último aspecto tal vez no sea tan sencillo como parece solo el decretarlo. En 1998 el gobierno catalán de ese entonces intentó concretar una iniciativa similar y se encontró con la fuerte oposición de las majors, concluyendo el caso con la derogación del decreto de doblaje. Ciertamente algún cambio de este tipo en las legislaciones culturales, requiere un largo proceso de negociación y no solo un repentino despertar de cuando en cuando. Aún así nos basta para conocer experiencias de este tipo a nivel político, con respecto a lo que se podría venir en un futuro no muy lejano para países como varios de Latinoamérica, en los que todavía no existen efectivas políticas de protección a los idiomas y culturas que la integran más allá de la imperante.
(Vía El País)
Esta entrada fue modificada por última vez en 8 de abril de 2010 13:10
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