Pero sería en 1973 cuando Samperi llegaría a la cima de la popularidad con Malizia. La picardía se hizo entonces sinónimo de Laura Antonelli, la protagonista devenida en estrella de las fantasías de cualquier adolescente de la época. En la película Samperi la transformaba en Angela, una mujer que se hacía cargo de los deberes domésticos de un hogar de puros hombres, enredándose con el padre y uno de los hijos. El escándalo de este subgnéro se volvió moneda corriente y para entonces nada evitó que el símbolo sexual fuera impuesto en todos lo medios.
Tiempo después Samperi tentó el «cine serio» en cintas como Nené y Ernesto. Dos adaptaciones de obras literarias con las que llegó a participar en festivales, aunque de forma muy discreta. Tratando de mantenerse como profesional vigente fue alternando estos dos registros, pero el impacto se había desvanecido. En sus últimos años el director se dedicó a algunas producción televisivas, correctas producciones dramáticas en las que parecía conciente de que su gloria había quedado atrás. De ella disfrutemos un poco en esta secuencia de su película emblemática:
(Vía La Opinión)
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Y el actor Alejandro Mommo, creo que asi se llamaba, fallecio muy joven en un accidente de autos.