Por algún motivo, el estreno comercial de Viejos amigos, ópera prima de Fernando Villarán, coincidió con su aparición en la Competencia Oficial del Festival de Cine de Lima. Esto sirvió para darle una mayor presencia en salas, llegando a un mayor público en poco tiempo y asegurándole un lugar como la tercera película peruana más taquillera del 2014. A pesar de algunas falencias, se trata de una comedia entretenida, ligera e inofensiva.
La trama es sencilla: Balo, Domingo y Villarán son tres amigos de toda la vida que deciden robar las cenizas de su fallecido compadre Quique, iniciando una travesía a través del Callao y alrededores, perseguidos por la insoportable viuda.
El verdadero placer de esta película es ver juntos a tres actores de reconocida trayectoria como lo son Enrique Victoria, Ricardo Blume y Carlos Gassols. Los tres tienen amplia experiencia de vida y es obvio que esto repercute dentro de sus personajes. Se comportan como amigos cercanos y el filme funciona mejor cuando los deja conversar, intercambiar burlas y anécdotas, en vez de dedicarse a llevar adelante la trama.
Tratándose de tres personas mayores conscientes de su avanzada edad, esta historia más se asemeja a un drama. El humor no es forzado, ni grotesco, ni burlón con sus tres figuras. Es mucho más gentil y de buen gusto. Cada lugar que visita el trío –un estadio, la chingana de esquina donde se reunían– trae consigo un mar de recuerdos; ahí encontramos al Balo de Blume entreteniendo a un grupo de jóvenes con una anécdota de su juventud, un grato monólogo que tiene a uno pendiente de cada palabra.
Esta película es en realidad un tributo a la vida en el primer puerto; el sentir de ser chalaco, de crecer en las calles de La Punta y alrededores, de animar al Sport Boys del Callao, acaso el equipo con la hinchada más fiel de todo el fútbol peruano, de haber crecido siempre con la brisa marina en los poros. Demás está decir que esta película tendrá un sentir especial para cualquier chalaco.
Es una afectuosa mirada a la vida de barrio, aquella donde los amigos se juntan en las esquinas y que hoy se ve cada vez menos, en una Lima cada vez más urbanizada; la tecnología ha hecho de la comunicación más impersonal y la gente anda demasiado apresurada como para detenerse a socializar unos con otros. Villarán comparte la misma nostalgia que estos tres ancianos por sus épocas de juventud, acaso más sencillas.
Viejos amigos tiene defectos, el más notorio siendo un pleito fabricado entre el trío protagónico que sería más apropiado para una comedia romántica (uno creería que tres amigos de toda la vida ya han aprendido a aguantarse sus mañas). Pero las intenciones de Villarán son honestas y sencillas; esta es una película que no esconde sus sentimientos. Por ello, resulta grata; no es una comedia repleta de carcajadas, sino un drama contemplativo con toques de humor y una excusa para pasar 90 minutos en compañía de tres grandes actores. Verlos divertirse en pantalla es un pequeño placer.
Esta entrada fue modificada por última vez en 24 de agosto de 2014 13:20
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