Teatro: Crítica de «Stop Kiss», obra dirigida por Norma Martínez

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No suelo escribir sobre teatro porque no considero que sepa suficiente sobre el tema. Pero este es un caso especial. Stop Kiss es una obra sobre la cual sabía que tenía que escribir, aunque sea un breve comentario, no porque quisiera criticarla o analizar sus cualidades técnicas, sino porque siento que es una obra que puede hacer una diferencia y tiene algo que decir que es muy relevante, sobre todo ahora.

«Stop Kiss» nos cuenta la historia de dos chicas que viven en la ciudad de Nueva York, probablemente en el presente (aunque eso no es importante). Callie, interpretada por Lizet Chávez, es una mujer relajada, divertida, que vive sola en un apartamento pequeño pero cómodo. Sara (Fiorella Pennano) acaba de llegar a la gran ciudad después de años de vivir en el sur del país para enseñar en un colegio en el Bronx, y le ha encargado a Callie que, por el momento, cuide a su gato. La química entre ellas es casi inmediata, y rápidamente se vuelven amigas.

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Es gracias al talento de la dramaturga Diana Son, autora de «Stop Kiss», que vemos la delicada evolución de esta relación, navegando por territorio desconocido para ambas mujeres, comenzando a sentir algo la una por la otra pero incapaces de articular o entender qué es lo que sienten. Lo brillante de esta obra es que muestra el momento exacto cuando el amor nace, sin que queramos que lo haga, en una forma distinta que no reconocemos, estemos listos o no.

Es imposible hablar sobre una obra como Stop Kiss sin tocar la coyuntura actual en el país. Hace ya un tiempo que se quiere aprobar la ley de la Unión Civil en el Perú, no porque queramos darle ventajas a un sector de la población, sino porque los que apoyamos esta ley creemos en la igualdad para todos, incluidas las minorías. Probablemente no sea justo simplificar un tema complejo como este (complejo no de entender, si no complejo debido a la naturaleza conservadora del Perú) pero, ¿acaso dos personas adultas que verdaderamente quieren estar juntas no deberían tener el derecho de hacerlo? ¿Qué tenemos que ver el resto en esa relación y quiénes somos nosotros para decir si está bien o mal?

Stop Kiss nos presenta un romance entre dos personas. Es un tema universal. La única diferencia es que ambas son mujeres. La obra trata de probar cómo, al fin y al cabo, cuando se trata del amor, no importa la orientación sexual de las personas. Es realmente tierno ver como los sentimientos entre Callie y Sara van aflorando poco a poco, cómo se tocan las manos accidentalmente, como algunos abrazos duran uno o dos segundos de más, cómo no se atreven a decir lo que verdaderamente sienten por timidez, por miedo al rechazo, por miedo a las etiquetas de la sociedad. Es algo con lo que cualquiera se puede identificar, y está elaborado de manera honesta, realista. La prioridad en esta relación no es el sexo; acá lo más importante es el primer beso, no el primer encuentro sexual. Es esa tensión, esa espera al primer beso, y la química entre las dos actrices lo que hace que su romance funcione tan bien.

Chávez y Pennano son geniales. La primera es enérgica, agradable y divertida, mientras que la segunda es algo más tímida y torpe, pero igual de simpática. Cada actriz interpreta a su personaje a la perfección, y me pareció realmente alucinante que Norma Martínez, la directora de la obra, haya encontrado a dos chicas jóvenes que puedan manejar un material tan complejo y difícil.

Pennano hace mucho con pocos recursos, usando básicamente su rostro y algunos sonidos para dar a entender el dolor que está sintiendo. Por otro lado, Chávez tiene un rol un poco menos sutil, siendo la persona que tiene que reaccionar al estado de Sara, que tiene que reaccionar al rechazo de su familia y a la actitud del ex novio. Son interpretaciones que nunca exageran, que se sienten honestas y que logran crear personajes reales.

Pero muy aparte de las grandes actuaciones, el verdadero golpe de genialidad recae en la estructura del libreto. Es gracias a las dos líneas paralelas que maneja Stop Kiss, que la historia termina con una sensación de esperanza y romance y ternura en vez de acabar en tragedia y dolor, y creo que ese es uno de los mensajes más importantes de la obra. La historia se enfoca en la búsqueda de la verdad, en encontrar qué fue lo que pasó en la noche de un violento accidente, pero creo que al fin y al cabo eso no es necesariamente lo más importante. Son las consecuencias de la relativa “prohibición” de su relación lo que da más miedo, y lo que, al menos a mí, hizo que me moleste [más] el rechazo que se le tiene a la ley de Unión Civil en el país.

Stop Kiss me tocó, y estoy seguro que hará llorar a más de uno/a. Es una obra que tienen que ver los que estén a favor de la Unión Civil, los que estén en contra, los que no sientan que este tema los afecta personalmente, los que sepan lo importante que es para el desarrollo de nuestro país, y finalmente los que quieran ir a ver buen teatro. Está magníficamente actuada, impecablemente dirigida (es una de las pocas obras en donde el estilo minimalista de la escenografía no me molestó) y bellísimamente escrita. Nos presenta con un romance creíble; a veces incómodo, lleno de momentos tiernos, momentos graciosos, breves miradas, peleas, diferencias, similitudes, llamadas de disculpa o arrepentimiento y, finalmente, un beso hecho de pasión y de amor.

Y sí, es un romance entre dos mujeres. ¿Y qué?

Esta entrada fue modificada por última vez en 13 de mayo de 2015 17:15

Sebastián Zavala

Cineasta, docente, y crítico de cine. Miembro de la APRECI —Asociación de Prensa Cinematográfica y la OFCS - Online Film Critics Society. Cofundador y editor en FotografíaCalato.com y NoEsEnSerie.com, y crítico de Cinencuentro.com, MeGustaElCine.com, y Ventana Indiscreta.

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