[Premios Oscar] «Una joven prometedora», mejor guion original


Lo que en la superficie parece ser una tradicional historia de venganza, poco a poco demuestra ser algo un poco más realista y emotivo. “Una joven prometedora”, dirigida por Emerald Fennell (la actriz británica que interpretó a Camilla Parker Bowles en “The Crown”) es un filme impactante no solo porque va desarrollando una historia de manera intrigante y narrativamente satisfactoria, sino también porque se siente verosímil. Se siente como algo que podría pasar en la vida real —y que de hecho pasa con demasiada frecuencia en la vida real—, y que podría ser parte del día a día de miles de mujeres alrededor del mundo. Incluso el final denota esto —quizás no es tan optimista y alentador como a algunos les podría gustar, pero definitivamente refleja una realidad que muchos ignoramos (por más que no quisiéramos).

“Una joven prometedora” cuenta la historia de Cassandra (Carrey Mulligan), una mujer de (casi) 30 años que, luego de renunciar a sus estudios universitarios, se dedica a trabajar en una cafetería, viviendo todavía con sus padres, Stanley (Clancy Brown) y Susan (Jennifer Coolidge). Pero ella tiene un secreto. Todas las noches, sale a diferentes clubes y discotecas, finge estar completamente borracha, y es llevada a las casas de distintos hombres, quienes tratan de aprovecharse de ella, sin saber que está, en realidad, completamente sobria, lista para darles una lección.

Dicho comportamiento es el entendible resultado de un trauma personal particularmente fuerte en Cassandra. Y aunque parece que sus actividades nocturnas se han convertido casi en una obsesión, en una búsqueda de justicia —la misma justicia que “el sistema” jamás le pudo dar ni a ella ni a su amiga Nina en el pasado—, parece que las cosas están a punto de mejorar. Después de todo, un día en la cafetería se reúne con Ryan (Bo Burnham), un ex compañero de la universidad, ahora doctor de pediatría, y potencial interés amoroso para Cassandra. Pero es precisamente la relación entre Ryan y el pasado de Cassandra, lo cual terminará por arruinar sus más optimistas planes, demostrando que lo único que importa ahora es la venganza.

Más no puedo decir sobre “Una joven prometedora”, ya que implicaría incluir spoilers. Lo único que me animo a mencionar, sin embargo, es que la película no se lleva a cabo necesariamente de la manera en que uno esperaría, soltando pistas falsas de cuando en cuando, para luego arrancharle el tapete al espectador de debajo de sus pies. La estructura de la historia hace un buen trabajo a la hora de soltar información solo cuando es necesario, de hecho, revelando diferentes hechos del pasado de Cassandra de manera gradual, lo cual ayuda a justificar sus acciones en el presente. “Una joven prometedora” no se desarrolla como un misterio, pero Fennell igual demuestra ser una maestra al esconderle información al espectador, siempre segura de cuándo revelarla para causar un mayor impacto.

Lo más importante, sin embargo, es que buena parte del público logrará empatizar con Cassandra, reconociendo aspectos de sus propias vidas en la trama de la película. Las mujeres verán un reflejo de las injusticias de nuestra sociedad contemporánea, así como de los privilegios que los hombres blancos de dinero tienen, incluso cuando se involucran en crímenes imperdonables. “Una joven prometedora” no es una cinta optimista —incluso por más de que el final sea relativamente satisfactorio, uno queda con la sensación de que cierto evento no debió ser necesario, de que las cosas no deberían ser así…. pero que así son, desgraciadamente. Y con suerte, los hombres comenzarán a cuestionar algunas de las cosas que han hecho o siquiera visto en el pasado, viéndolas desde otra perspectiva, sin tratar de justificar sus actos de manera innecesaria.

Porque si hay una decisión absolutamente brillante a nivel de cásting en “Una joven prometedora”, está en el reparto secundario masculino. Lo que ha hecho Fennell es utilizar a varios actores conocidos por interpretar a “chicos buenos”, y convertirlos en hombres que creen ser “chicos buenos”, lo cual los ayuda a “justificar” algunas de sus más cuestionables decisiones. Tenemos a Christopher “McLovin’” Mintz-Plasse, por ejemplo, o Adam “The O.C.” Brody. Incluso Max “Schmidt” Greenfield demuestra ser el actor perfecto para interpretar a un psicópata (me encantaría verlo en una película de terror o algo por el estilo). El reparto de “Una joven prometedora” es francamente envidiable; también aparecen Alfred Molina (como un abogado retirado ligado al pasado de Cassandra); Alison Brie (como una de sus compañeras de la universidad); Connie Britton (como la decana de dicha institución) y Molly Shanon (como la madre de Nina). Y absolutamente nadie está desperdiciado ni se siente como una inclusión forzada.  

Pero como deben estar imaginándose, “Una joven prometedora” le pertenece a Carey Mulligan, y la talentosa actriz británica no desperdicia la oportunidad. Lo que hace acá es verdaderamente hipnótico, desarrollando a Cassandra como alguien que parece estar sufriendo de estrés postraumático, y que por ende lidia con sus traumas a través de sus actos nocturnos de venganza. Se trata de una interpretación a veces sutil pero siempre realista, que se siente como una representación de lo que mucha gente quisiera hacer en la vida real, pero no se atreve. Es catártico, sí, pero también muy verosímil en la manera en que tratan a Cassandra —no es endiosada ni mucho menos, ya que cuenta con muchos problemas personas en su vida, relacionados tanto a su familia (que no parece terminar de entenderla) como a su falta de amigos cercanos. Mulligan es formidable, e incita al espectador a mantenerse pegado a la pantalla por casi dos horas de película.

Entiendo que algunos espectadores no disfrutarán del desenlace —de repente esperarán algo más convencionalmente satisfactorio o “feliz”. Y es cierto que la película tiene algunos problemas de ritmo, así como cambios de tono algo abruptos y momentos de disonancia emocional (algunas de las escenas finales son involuntariamente cómicas, más que nada debido a la dirección de los actores masculinos). Pero no se puede negar la potencia del producto final; “Una joven prometedora” es uno de los debuts de dirección más impresionantes que haya visto, y una cinta que se quedará grabada en mi mente por un buen tiempo. Si bien no pudo ganar este año, ojalá le den un Oscar a Carey Mulligan pronto. ¡Hace rato que le toca!

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