[Crítica] Festival de Toronto: «Small Body» (Piccolo corpo, 2021)

Small Body - Piccolo corpo

Muy interesante la ópera prima de la italiana Laura Samani. Pienso en Retrato de una mujer en llamas (2019), de Céline Sciamma. Sendas películas hacen un panorama de los conflictos, ultrajes, tabúes y mitos que gravitan hoy en día en torno a la femineidad, aunque adaptados en un contexto del pasado. Piccolo corpo (2021) inicia con una madre agobiada ante la pérdida de su bebe que nació sin vida. ¿A dónde llegará mi hija?; pregunta Agatha (Celeste Cescutti) al cura de su comunidad, quien confirma que la bebe está condenada a vivir en el limbo al no haber sido bautizada con un nombre. Ya de por sí esta premisa nos adelanta un escenario trágico que pesa sobre las mujeres, algunas condenadas a nacer al margen de la sociedad dado que no poseen o se les niega una identidad, una formalidad no necesariamente impulsada por la Iglesia, sino por cualquier otro poder que ha incentivado con invisibilizar ciertas condiciones de vida. Es consecuencia de esta realidad que se manifiesta la motivación de la historia. Piccolo corpo nos retrata a una madre que se niega a que su hija sea condenada al exilio perpetuo. En respuesta, ella emprenderá un largo y peligroso viaje con el fin de otorgarle un nombre o identidad a su niña.

Es a propósito de esa peregrinación que la película de Samani no está lejos al trayecto de una road movie. Vemos aquí pues un relato en pleno movimiento, el de la protagonista desplazándose continuamente y descubriendo personajes de paso que en ocasiones serán obstructores o cómplices de su principal propósito: llegar a una iglesia al norte del país en donde se cuenta que los bebes reviven segundos suficientes para ser nombrados. Imprescindible atender a las condiciones de viaje, empezando de que es un equivalente a una extensa marcha fúnebre. Agatha en todo el viaje tendrá que llevar sobre su espalda a su hija. Es un peso, tanto físico como simbólico, que la madre está dispuesta a cargar por sí sola. Ahora, están las road movies en donde los viajeros experimentan un aprendizaje en el camino, tipo Sullivan’s Travels (1941) o Little Miss Sunshine (2006), así como las road movies en donde el trayecto nos describe escenarios y sociedades, tal son los casos de La Strada (1954) o Thelma & Louise (1991). Es a ese segundo bloque al que pertenece Piccolo corpo. El periplo de la mujer es equivalente a un repaso de los padecimientos que sufrió y sufre la comunidad femenina. Es decir, a cada paso que da la mujer, hay aguardándole alguna idea o práctica que la pone en desventaja.

Agatha será testigo y a veces víctima del egoísmo, la explotación física, las supersticiones, además de otros casos de exilio. Samani se las ingenia para convocar una serie de fantasmas sociales alentados por el prejuicio hacia lo femenino. Aunque no se verbalice, su película habla sobre la trascendencia de estos. Los abusos y miedos de entonces son los que hoy permanecen bajo otras modalidades. Obviamente, la película hace un punto de observación a las mujeres que forman parte de la periferia. ¿Qué oportunidades tienen estas dentro de un mundo que las oprime, las prohíbe o las destierra? Es por esa razón que Piccolo corpo se perfila como un escenario trágico. Estamos hablando de una comunidad marginal femenina que se divide entre la sumisión y la resistencia ante una realidad que las rezaga. Agatha se abrirá paso entre toda esa comunidad de sumisas, las que se han habituado a ese rol subalterno y se conformaron con asociarse a oficios o prácticas que violentan contra la mujer. Sin embargo, dentro de esa ceguera, Samani logra también describir un comportamiento que resulta ser un gesto optimista que bien podría ser el paso inicial de un despertar colectivo.

Piccolo corpo describe además un escenario en donde la comunidad femenina por momentos se apoya entre sí. La solidaridad es ese gesto esperanzador que quiebra los patrones establecidos, esas obstrucciones o fronteras que limitan a las mujeres. Es mediante esa clases de acciones que Agatha se acerca a esa esperanza de otorgarle una identidad a su hija fallecida. Según la lógica de la película, la alianza femenina podría revertir no solo las tradiciones machistas, sino que hasta incluso podrían revertir el orden de la naturaleza. Samani se inspira en el presente para representar un escenario del pasado sin que se rompa una lógica de la construcción social de entonces. Hay también pues rasgos de empoderamiento femenino, así como el citado de temas como el aborto, el lesbianismo, la maternidad, la trata de mujeres, todos fuentes de debate desde los tiempos en que se concientizó la relegación del rol de la mujer dentro de la sociedad. Por cierto, es la concientización de la condición de género un tema fuerte en la película de Laura Samani, la que se amasa a propósito de ese otro personaje que gesta una importante y significativa revelación que desmantela por sí mismo una serie de conflictos que valdría la pena analizar por separado. Piccolo corpo es un filme que contempla la opresión a las mujeres desde dos miradas o perspectivas de la mujer: una subyugada y otra transgresora.


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