[Netflix] «Crazy Ex-Girlfriend»: un manifiesto histórico

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En estos últimos meses en medio de la pandemia, una de las mejores  sorpresas para mí fue Crazy Ex-Girlfriend. Esta serie, transmitida entre  2015 y 2019, puede ser vista aún en Netflix y cuenta con un elenco excepcionalmente talentoso, que interpreta números musicales de corte satírico. 

Aunque llegué tarde a ver la serie, tenía mucha expectativa porque me enteré de que la intención de sus creadoras (Rachel Bloom, protagonista también, y Aline Brosh McKenna) era contar la historia de una mujer a la que coloquialmente mucha gente se referiría como “la (ex) novia loca de tal tipo”. Es decir, la serie se centra en Rebecca Bunch, una joven que se muda de Nueva York a California persiguiendo a un exnovio suyo. Con esta premisa, la serie deconstruye el estereotipo de la partenaire posesiva, celosa y acosadora de la que todos oímos hablar alguna vez. 

A primera vista, la trama nos hace remontarnos a clásicos de la literatura como Jane Eyre, por el famoso personaje de la mujer trastornada oculta en el ático, Bertha, la esposa del señor Rochester. Él la encierra para que nadie se entere de que está casado con ella. Pero lo interesante de volver a este tipo de referencias literarias es que nos permiten darnos cuenta de que el personaje de “la loca” ha dejado de ser un misterio en este siglo, porque el punto de vista de Rebecca prevalece en Crazy Ex-Girlfriend. Y lo que deja de ser un misterio pierde su carácter de monstruosidad. “La loca” entonces ya no es esa mujer de la que se espera “cualquier barbaridad por amor”, sino que hoy en día se nos muestra como la protagonista, quien nos cuenta sobre sus enamoramientos, su familia, sus padecimientos y su relación entrañable con sus colegas. Es decir, ella no es solamente un torrente de ira irracional que viene a destruir nada más. Para mí,  la serie da en el clavo en este punto, cuando nos propone pensar en la ira sin límites de la ex novia celosa (expresada en el intento de Rebecca de separar a Josh, su ex de la secundaria, de su actual pareja) con otras iras descomunales que ya conocemos. La imagen de la “mujer huracán”, por ejemplo, es típica también, pero su ira tradicionalmente se asocia a la imagen de alguien omnipotente. Se le conoce también como la “mujer guerrera” que siempre puede con todo, como el personaje de Annalise Keating en How to Get Away with Murder.

Pero la ira de Rebecca Bunch  nos recuerda también a la de la mujer abandonada, un clásico de productos como las telenovelas. En este caso, la protagonista suele ser “muy buena” y su enojo se torna en espera por el galán. Y está el caso de la femme fatale, cuya rabia es su mejor arma, porque convierte su sexualidad en un medio para destruir a los hombres, como Sharon Stone en Instinto básico. Así, “la loca” de Crazy Ex-Girlfriend rinde homenaje a una larga cadena de estereotipos, pero sin gozar de algunos de sus privilegios. Como la dulce venganza de la seductora o la reputación de bondad de la abnegada. Pareciera entonces que fuese una prima desbordada de las dos anteriores, que no puede ser reivindicada por su nobleza ni eliminada “de una vez por todas”. Por esto, sospecho que en esta serie, el personaje principal acumula fotos de su ex, le miente para tenerlo cerca y sobre todo le canta en episodios delirantes. Es que, a mi juicio, el objetivo es subvertir uno de los mitos menos explorados: el de la la sirena, que canta tradicionalmente para seducir, pero que en esta producción canta para empezar a desear algo para sí misma. Y así podríamos seguir, enumerando referencias gracias a esta comedia con toques de humor negro que no es más que un manifiesto histórico, uno que se escribe todos los días, aunque raras veces celebremos que lo hagan las mujeres.

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