[Crítica] «No te preocupes cariño», de Olivia Wilde


Es impresionante lo mucho que la controversia detrás de la película, ha terminado por opacar a “No te preocupes cariño”. Desde las supuestas peleas entre Olivia Wilde y Florence Pugh, hasta un video en donde parece que Harry Styles le está escupiendo a Chris Pine en pleno estreno del filme, parece que ha pasado de todo durante la campaña de marketing de la película. Pero curiosamente, no tanto se ha escrito o dicho sobre el producto final, al menos en comparación a todos los artículos y tweets relacionados al comportamiento de sus estrellas. ¿Qué hay de “No te preocupes cariño” como película? ¿Qué se puede decir sobre el guion, la dirección o sus actuaciones?

Pues resulta que nada muy emocionante, desgraciadamente. Este es el tipo de filme que no parece estar avergonzado de sus influencias, utilizando elementos extraídos de otros (y mejores) filmes como “The Stepford Wives”, “El show the Truman”, o hasta “The Matrix”. Eso no tendría nada de malo si es que la guionista Katie Silberman y la directora Olivia Wilde hicieran algo nuevo o siquiera interesante con aquellas ideas, pero ese no es el caso. “No te preocupes cariño” es una película que se desenvuelve de manera innecesariamente lenta, escondiendo una revelación supuestamente chocante que, en la práctica, no podría ser más previsible y trillada. Esto hace que el espectador siempre esté un paso adelante de los personajes, convirtiéndola en una experiencia tediosa y por momentos hasta absurda.

La gran Florence Pugh interpreta a Alice, una joven mujer que vive una vida supuestamente idílica (si es que son fanáticos de los años 50, claro está) junto a su esposo, Jack (Harry Styles) en el pueblo de Victoria. Resulta que se han mudado hace poco para formar parte de una comunidad liderada por el misterioso y aparentemente poderoso Frank (Chris Pine), viviendo en una enorme casa en medio del desierto, en un lugar similar a Palm Springs, Florida. Pero como suele pasar en este tipo de historias, el aparentemente inofensivo pueblo esconde varios secretos, y nadie, ni la mejor amiga de Alice, Bunny (Wilde), ni el mismísimo Jack, parece estar interesado en develarlos. Es así que Alice decide tomar cartas en el asunto, lo cual trae consigo consecuencias perturbadoras.

Si al leer la sinopsis presentada, se les ocurren ideas de cuál podría ser el secreto que Frank esconde en Victoria, lo más probable es que vayan a acertar. El problema principal de “No te preocupes cariño” es que depende casi enteramente de su giro narrativo final, el cual es presentado de manera increíblemente inverosímil y torpe. Más grave, sin embargo, es el hecho de que, mientras uno más piensa en el giro, menos sentido tiene. Muchas de las pistas incluidas en los primeros dos actos (incluyendo un accidente de avión) no tienen sentido alguno si es que uno intenta relacionarlas con la revelación “chocante”, lo cual hace que “No te preocupes cariño” se sienta como una experiencia engañadora, en donde sus creadoras simplemente querían incluir un giro al más puro estilo de M. Night Shyamalan, sin pensar mucho en las implicaciones que podría tener.

Porque fuera de eso, “No te preocupes cariño” no tiene mucho para ofrecer. Se demora demasiado en arrancar, presentado a varios personajes y situaciones como misterios, cuando en realidad no lo son tanto. Y una vez que Alice comienza a realizar sus investigaciones, tanto sus intentos por explicar sus acciones, como las reacciones de los otros personajes, son tan frustrantes, que uno no puede evitar sentirse incómodo al ver ciertas escenas (y no de la manera en que le hubiese gustado a Wilde, asumo yo). Adicionalmente, ciertos personajes secundarios, aunque importantes para la trama, se sienten absurdamente mal desarrollados —por ejemplo la Margaret de KiKi Layne, que poco tiene para decir o hacer. Aparentemente, la mayoría de las escenas de Layne fueron cortadas en el proceso de edición, lo cual hizo que no asistiera a la premiere de la película, o participara de la campaña de marketing.

La mayor parte de actuaciones principales, en todo caso, son de buen nivel. Florence Pugh, por ejemplo, es incapaz de dar una mala interpretación, y aquí logra desarrollar a Alice como una mujer en busca de respuestas, decidida a no conformarse con su vida de ama de casa cincuentera. Se nota el amor que siente por su esposo, pero a la vez, resulta fascinante relacionarse con ella y por su incapacidad de quedarse quieta, de conformarse (especialmente porque sabe que algo está mal en este pueblo). Chris Pine, por su parte, es suficientemente perturbador como Frank (las escenas que comparte con Pugh son de lo mejor que tiene “No te preocupes cariño” para ofrecer), y la misma Wilde es memorable con Bunny. La única excepción, lamentablemente, es Harry Styles: si cuenta con algún tipo de carisma en el escenario, pues no logra trasmitirla frente a cámaras, interpretando a su personaje de la manera más plana y menos creíble posible. El hecho de que Pugh sea tan genial (como siempre), ciertamente no ayuda a hacerlo quedar mejor.

“No te preocupes cariño” es una gran decepción —un filme que no carecía de potencial, pero que finalmente tomó los caminos más sencillos posibles. La premisa no es mala, pero el desarrollo de la historia y, principalmente, la presentación del giro narrativo final, son increíblemente predecibles y sosos. Súmenle a eso una actuación plana por parte de Styles, y la película se torna rápidamente en una experiencia repetitiva; algo que ni la excelente Florence Pugh, ni el superlativo diseño de producción —haciendo uso de colores pasteles y una estética retro muy creíble— pueden llegar a salvar del todo. No es que “No te preocupes cariño” sea horrible, pues —solo que, debido al talento tanto frente como detrás de cámaras, uno se hubiese esperado algo mejor. Espero que la siguiente película de Wilde como directora se parezca más a la emotiva “Booksmart” que a “No te preocupes cariño”.

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