Festival de Cannes: «Ciudad sin sueño» (2025), de Guillermo Galoe


Descrito como el mayor asentamiento ilegal en Europa, la Cañada Real, ubicada a la periferia de Madrid, es una franja de 14 kilómetros aproximadamente que, actualmente, por orden del ayuntamiento, está en proceso de desalojo. Dada la precariedad de varias de sus zonas, dentro de las cuales se ha encontrado evidencia de nidos para la producción y venta de droga, es que muchas de las familias se han visto obligadas o bien a migrar a otras zonas mediante sus propios recursos o a aceptar las condiciones del Estado para ser reubicados en edificios localizados en distintos municipios madrileños. Ahora, a esto se suma la gente que se resiste a moverse del lugar que ha sido su casa por años. Y aquí no solamente se trata de predios mal levantados, que son varios. Si bien es cierto que a lo largo de este asentamiento existen las malas condiciones humanas, están también las familias que han sabido administrar su terreno, vivir con decencia y —hasta cuando se pudo— cumplir con los pagos al ayuntamiento. Muy a pesar, las normas públicas son iguales para todos. Es en ese escenario que acontece la ópera prima del director Guillermo Galoe

Ciudad sin sueño (2025) cuenta la historia de Toni (Antonio Fernández Gabarre), hijo de una familia de chatarreros, quien será testigo de los cambios, dramas y también ilusiones que se van manifestando en los alrededores de la Cañada Real, lugar que siempre fue su hogar, pero que ahora está en riesgo de abandonar. El adolescente de esta historia, si bien se esfuerza por expresar una personalidad dura y precoz, poco a poco va reluciendo un lado sensible consecuencia del “soltar”. Esa es una palabra clave en esta película de tratamiento realista, casi documental. Lo que observamos es prácticamente lo que se podía contemplar en el neorrealismo italiano. Lo cierto también es que eso no significa que dramáticamente lo sea. Acá los personajes de hecho tienen una salida que bien podría garantizarles un final próspero. El hecho es que surge la interrogante: ¿es de esa forma cómo se siembra la prosperidad? Los abuelos de Toni no quieren irse del lugar que construyeron. En tanto, los padres de Toni ya no resisten los cortes de luz y demás limitaciones de servicios que el ayuntamiento ha ido provocando como medida para acelerar el plan de desalojo.

Esta es una película que bien podría interpretarse como una clara alternativa para ponerle fin a los días de la Cañada Real, sin embargo, no dejo de prestar atención a los detalles que parecen hacer justicia por aquellos que se han ganado el derecho de vivir en donde han decidido vivir y no donde el ayuntamiento quiere. Adicionalmente, es cierto que aquí no es muy visible la gruesa estrategia del Estado, la que ha venido vulnerando de forma sistemática los derechos de los habitantes que son víctimas de restricciones públicas, el impacto de los psicosociales, así como los casos de derrumbes de predios de forma arbitraria. Pueda que mucho de ello esté sedado dada la posición desde dónde nos hace mirar Guillermo Galoe. Ciertamente, Toni no atiende a muchos puntos ciegos de esta situación. Ciudad sin sueño en vista general trata sobre el aprendizaje de un muchacho reconociendo la partida o el dejar partir como fin para un mejor futuro. De pronto, los mitos o los filtros de un celular le otorgan vida o color al escenario dramático descubriendo un lado triste, aunque oportuno para quienes lo experimenten.


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