Festival de Tribeca 2025: «Re-creation», en busca de la verdad


El concepto principal de la película irlandesa Re-creation (2025) es fascinante: la película utiliza el caso real de una mujer que fue asesinada en 1996 supuestamente por un hombre llamado Ian Bailey (acá interpretado por el gran Colm Meaney) pero que, a pesar de ser encontrado culpable del crimen por el gobierno francés, nunca fue procesado por las cortes irlandesas. Por ende, lo que hace el film es inventar una historia alternativa en donde las cortes sí actuaron, como para presentar lo que podría haber pasado si es que la realidad hubiese sido otra. Una interesante idea, pues, que además es suficientemente respetuosa hacia el caso real y la víctima del asesinato.

Es así que Re-creation se termina llevando a cabo como una experiencia que mucho nos dice sobre la búsqueda de la verdad, y sobre cómo la percepción de los hechos desde diferentes perspectivas puede cambiar la forma en que consideramos lo cierto y lo falso. Dirigida por Jim Sheridan (quien también aparece en la película), se trata de un filme enfocado en los miembros del jurado que deben decidir, veinte años después (¡!) si un ahora sesentón Bailey es culpable de haber matado a la mujer o no. Por ende, se lleva a cabo como un misterio, a través del cual se van develando nuevos e importantes detalles sobre el caso, los cuales podrían terminar por cambiar la opinión de nuestros protagonistas.

La mayor parte de Re-creation se lleva a cabo en el interior de la habitación en la que los miembros del jurado se encuentran deliberando, luego de haber estado estudiando el caso durante casi dos meses. Nunca se revelan sus verdaderos nombres, por lo que solo los conocemos por sus números dentro del jurado. El Jefe del jurado (Sheridan) intenta ser imparcial y neutro; el jurado número 3 (John Connors) está empecinado en meter a Bailey en la cárcel; la jurado número 8 (Vicky Krieps), de Luxemburgo, más bien tiene muchas dudas sobre la culpabilidad de Bailey; y la jurado número 6 (Zahara Moufid) tiende a estar de acuerdo con la 8. El resto también participan de la discusión, pero son los mencionados quienes terminan siendo más importantes para la narrativa.

La película comienza, entonces, con el jurado haciendo una votación para determinar si es que Bailey irá a la cárcel, con la jurado 8 actuando como el catalizador del cambio. Ella es la única que vota en contra, opinando que existe la posibilidad, aunque sea muy pequeña, de que el hombre sea inocente. Es así que, con la ayuda del jefe del jurado, comienza a investigar más a detalle, encontrando nueva evidencia y haciéndose preguntas que no se se habían hecho antes. Por ejemplo, encuentran una conexión entre Bailey y unos oficiales de policía que podrían haber estado chantajeándolo. ¿Quizás le tendieron una trampa a Bailey? Y si es así, ¿cómo podrían decidir que es culpable al cien por ciento, entonces?

Interesante lo que Sheridan hace con Re-creation. Lo que muy bien podría haber sido tedioso y redundante, se transforma rápidamente en una reflexión sobre la verdad y sobre lo fácil (o difícil) que puede ser juzgar a alguien, especialmente si no se toma en consideración toda la evidencia a la mano. El jurado número 3, por ejemplo, claramente está sesgado en contra de Bailey, y es él quien atraviesa un arco de personaje claro, pasando de ser un tipo agresivo y de comentarios extremadamente subjetivos, a darse cuenta —principalmente gracias al jurado número 8— que buena parte de sus opiniones se deben a una experiencia terrible que tuvo años atrás con su padre. El resto de personajes no cuenta con una revelación así de potente, por lo que 3 termina siendo la figura más interesante del filme.

Lo cual no quiere decir que Re-creation no cuente con interpretaciones interesantes; todo lo contrario, de hecho. Vicky Krieps es incapaz de dar una mala actuación, y aquí logra convertir a su personaje en una mujer algo indecisa, hasta nerviosa, pero con la que no cuesta trabajo empatizar. John Connors está particularmente bien como 3, transformándolo en el completo opuesto al personaje de Krieps. El mismísimo Sheridan resalta como el jefe del jurado, por más de que algunos de sus diálogos se pudiesen haber beneficiado de tomas extras (el veterano actor y cineasta tiende a tropezarse con sus palabras). Y tanto Colm Meaney como AIdan Gillen (de El caballero de la noche asciende y Juego de tronos) no tienen más que cameos glorificados; el primero solo cuenta con una línea de diálogo, y el segundo aparece únicamente en la primera escena de la película.

Re-creation es una cinta que, sin aparentar mucho, logra desarrollar una narrativa interesante que nos presenta una versión alternativa de una historia real. El filme aprovecha bien a su talentoso reparto, por más de que un par de sus figuras más famosas estén completamente desperdiciadas (asumo que aparecen brevemente para hacerle un favor a Jim Sheridan). Y aunque cuenta con pocos escenarios, Sheridan logra incluir situaciones visualmente variadas, que además contribuyen a la tensión que se va desarrollando entre los miembros del jurado (destaca, por ejemplo, la recreación de un momento del crimen real con las luces apagadas en las habitación). Re-creation no es ni la película más compleja ni la más llamativa que podrían ver en este Festival Tribeca 2025, pero entre su tratamiento maduro de una situación complicada (que claramente me hizo recordar a Jurado Nº 2, de Clint Eastwood) y sus temas bien desarrollados, disfruté verla.


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