Haydeé Cáceres Oblitas (Lima, 1946), destacada actriz de cine, teatro y televisión del Perú, será una de las tres personalidades homenajeadas en el 29 Festival de Cine de Lima PUCP. Su trayectoria cinematográfica se inició con La familia Orozco (1982), primera película peruana en participar en el Festival de Cannes, e incluye títulos como las reconocidas Contracorriente (2009), El corazón de la luna (2021), Viejas amigas (2024), Chabuca (2024), entre otras.
Referente actoral y con una vocación que la mantiene activa hasta hoy, Haydeé Cáceres conversa a continuación con nosotros sobre su carrera, su pasión total por la actuación y las dificultades de los trabajadores de las artes y la cultura en la actualidad:
Mariale Bernedo: Repasando tu trayectoria, vemos que tu primera película, La familia Orozco, es también, por lo que sabemos, la primera película peruana que llegó al Festival de Cine de Cannes. ¿Qué recuerdos tienes de esa película, que es tan histórica y de la que no se comenta tanto?
Haydeé Cáceres: Sí, mi primera película fue La familia Orozco. Mi esposo la protagonizó, y yo hice de su esposa allí. Los recuerdos que tengo de la película son muy lindos, con la dirección de Jorge Reyes, que ya falleció. Se filmó en el Centro de Lima, en un callejón muy conocido… se me fue el nombre, pero ahí lo hicimos porque tenía todas las características de lo que necesitaba el director. Y luego viajamos a Tauca, Áncash, como 15 días estuvimos ahí, viviendo en unas chozitas. Fue una experiencia inolvidable.
Mariale Bernedo: ¿Y cómo era tu personaje?
Haydeé Cáceres: Mi personaje era la esposa de este sindicalista, lo ayudó en todo momento, era muy solidaria, sobre todo por el amor que sentía por el marido, trabajaban juntos. ¡Tengo una anécdota! Ella muere, pero como no tienen dinero, la llevan en una carretilla al cementerio. En vez de carroza fúnebre, me pusieron en la carretilla, con los algodones en la nariz… y entonces, la gente que pasaba [cerca al rodaje] se asustaba. Decían: “¡Pobrecita! ¡No tienen dinero!”. Pensaron que era real. “Pobrecito, cómo lleva en carretilla a su señora”. Y entonces, cuando [Jorge Reyes, el director] decía “corte, corte” porque salía algo mal, yo me levantaba así [hace gestos alzando las manos]. Fue graciosísimo.
Mariale Bernedo: Fue un rodaje muy particular, entonces.
Haydeé Cáceres: Muy particular, y sobre todo por los personajes que participaban. Por ejemplo, había un criollo que era muy buen actor. Casi todos los actores peruanos trabajaron en esa película. Fue hermoso, porque lo que se estaba contando, la historia, era una realidad. Era una película de época, de lo que había pasado en Perú cuando llegaron los chinos como esclavos. Todo eso se muestra en la película, la realidad peruana.
Mariale Bernedo: Tú además sentías una conexión, como siempre sientes, me imagino, muy grande con el personaje y con la historia de la película.
Haydeé Cáceres: Ese es el asunto, ¿no? Que te tiene que gustar para poder interpretar bien los personajes. Sobre todo, el director conversaba mucho sobre los personajes, y qué es lo que quería él, había mucha comunicación. Y luego la película llega hasta el Festival de Cannes.

Mariale Bernedo: Más recientemente, estuviste en El corazón de la luna, la película elegida por Perú para ser candidata a los Premios Óscar, con un personaje que además es muy físico, aunque el trabajo actoral siempre lo es. Con los años, el trabajo físico se vuelve difícil, pero siempre vemos artistas y cineastas que lo siguen haciendo. ¿Cómo has hecho este trabajo, sobre todo con el rostro, pero también del andar y lo corporal que tiene M, tu personaje en esta película?
Haydeé Cáceres: Cuando me convocó Aldo, me dijo: “Quiero trabajar contigo. Te voy a mandar el guion para que lo leas. Después conversamos sobre si te gusta o no el personaje”. Yo ya lo conocía, sé de su trabajo. ¡Ay, es un loco lindo! Entonces, leí el guion y me encantó. ¿Por qué? Primero, no había diálogos. Era, sobre todo, acciones físicas y ruidos guturales. Nada más. Yo me enamoré del personaje desde el guion. Y dije, “¡aquí voy a trabajar rico, rico!”. Y felizmente que en ese momento, en ese mes, no tenía teatro, no tenía otras actividades. Entonces, me aboqué al trabajo del personaje. Primero, hicimos el trabajo de mesa. Conversar mucho sobre estos personajes. Luego, el trabajo de campo. ¡Y hay muchas M, ah! ¡Hay muchas! Íbamos a La Parada, por ejemplo. Gente ya encorvada, por el peso de cargar todos los días papas, cebollas. Yo me quedaba asombrada de ver tantos personajes reales.
Mariale Bernedo: Tu investigación de campo te tocó mucho, entonces.
Haydeé Cáceres: ¡Claro! Fue una exploración, pero bien bacán. El actor tiene que observar mucho. Eso es lo que le digo a mis alumnos. Y así hicimos un trabajo bonito y nos pusimos mañana, tarde y noche a trabajar. La filmación también [fue bonita]. En invierno, me moría de frío, pero ahí yo estaba, disfrutando. A mí me gustan los retos. Eso es lo que me encanta. Ahí me he caído, de todo me ha pasado, pero hasta ahora, gracias a Dios aquí sigo… ¡jajaja! Yo soy adicta al trabajo. Todo trabajo que viene a mis manos, lo asumo con mucha responsabilidad y con mucha disciplina. El actor debe ser así. No hacer las cosas por hacer. Primero te tiene que gustar, ¿no? Y luego ya explorar, desarrollar tu personaje, buscar nuevas cosas, hacerlo lo mejor que puedas. Claro, con la ayuda del director.

Mariale Bernedo: Y definitivamente hay algunas diferencias entre actuar para televisión, para cine y para teatro.
Haydeé Cáceres: Son técnicas diferentes, sí. Por ejemplo, ahora estoy haciendo circo con Ernesto Pimentel, y es la tercera temporada. Con Ernesto hicimos una amistad muy bonita.
Mariale Bernedo: ¿Y la actuación para circo cómo es?
Haydeé Cáceres:Es una experiencia maravillosa. Porque junta todo: el teatro, la parte cómica, los artistas que vienen de fuera, que traen su arte, los malabaristas, el trapecista. Es hermoso. Tenemos tres funciones los viernes, sábados y domingos. Lo más hermoso es ver felices a la gente, al público, a los niños. Seguramente vienen con sus problemas, pero ahí no, tú ves que están embelesados, están viendo, se están riendo. Eso es lo más lindo. Para mí es una satisfacción grande llevar alegría a la gente.
Mariale Bernedo: En el cine es diferente porque tú no tienes el contacto directo con el público en el rodaje. ¿Cómo lo vives?
Haydeé Cáceres: Claro, el cine es diferente. Por ejemplo, siempre comento esto de Javier Fuentes-León, mi director en Contracorriente. Los actores tenemos cosas como que alzamos mucho la ceja, y eso en el cine es horrible porque todo movimiento se amplifica. Si tú haces un gesto así, queda una cosa exagerada. Tienes que ser muy mesurado, hasta en la forma de hablar, pero claro, según tu personaje. Los actores tienen que tener mucha ‘muñeca’. Y los directores, mucha inteligencia para poder dirigir a un actor, a una actriz. Y casi todos los directores son así, sumamente inteligentes, que no te dicen: “¡Hazlo así!”, delante de todos, sino que te llaman y te dicen “¿Qué tal si podemos hacerlo así?”, y hay una conversación previa para mejorar el personaje, para que no se vea sobreactuado. En televisión también, pero eso es según los personajes. Pero el cine es muy, muy delicado. El cine es otra cosa. ¡Nada de exageraciones! Y mantener eso con la interpretación es bien bravo.

Mariale Bernedo: ¿Qué referentes actorales dirías que has tenido en tu carrera?
Haydeé Cáceres: Lo digo con toda honestidad y con mucho orgullo: la señora Elvira Travesí. Una mujer muy intuitiva. Para mí era un honor trabajar con ella. Porque mira, sin haber estudiado, sin haber tenido una preparación, ella intuitivamente lo hacía. Yo me sentía muy bien con ella. Había mucha química. Y siempre me llamaba para trabajar. Porque decía: “Haydeé, tú eres mi sucesora”. Yo le decía: “¡No, señora Elvira!”. No, cada uno es único en lo que hace. Yo no creo en eso de sucesora. Cada uno es único en su trabajo, y si lo haces bien, que sea reconocido tu trabajo por lo bien que lo estás haciendo, con la responsabilidad, con la disciplina, que eso lo adquirimos en una escuela, en un taller, con buenos profesores. Yo tuve la dicha y la satisfacción de haber tenido extraordinarios profesores y directores, no solamente nacionales, sino extranjeros, que me conocían, y no sé qué cosa tengo que me querían. Me decían: “no, no estés acá, tú tienes que irte, tienes que salir”. Pero mi Perú era lo primero. La primera vez que me ofrecieron una beca para ir a España fue después que hice El mar de Juan Ríos. Fui la revelación teatral del año, estando en tercer año de la escuela. Y entonces el autor me dijo: “Hijita, tienes que salir, tienes que emigrar, tienes que ir a otro país. Yo te consigo la beca”.
Mariale Bernedo: ¿Y por qué no quisiste tomar esa beca?
Haydeé Cáceres: Porque eran otras épocas… Ahora no, mis hijas me dicen: “mamá, me voy”, y yo les digo: “Váyanse, supérense”. Pero en ese tiempo los padres eran más “mamás gallinas” que no querían que los hijos se vayan. “No te vaya a pasar algo, un accidente, mucho peligro”. Y yo recién comenzaba mis amores con mi esposo. No tenía quién me dijera: “sí, hazlo”. ¿Qué hubiera sido de mi vida? Eran cuatro años en España. Pero no me arrepiento, porque aquí hice un buen matrimonio, con mi esposo actor, fuimos una familia, seguimos siendo una familia linda. Le dimos todo a nuestras hijas, lo que querían, pero siempre les decía: “bueno, ¿quieren actuación? Ya, pero con otras cosas más para que se apoyen en algo. Porque si les va mal en una, ya tienen con qué”.
Mariale Bernedo: Al final, tu carrera en el Perú también ha sido muy grande y hasta ahora la seguimos reconociendo. ¿Tú sientes ese reconocimiento?
Haydeé Cáceres: Sí, lo siento, es muy importante para un artista. Creo que es el mejor regalo. Ahora más, con todos los trabajos que estoy realizando, en el circo me gritan: “¡señora Haydeé! ¡señora Haydeé!”, es una cosa hermosa. Yo estoy feliz, muy satisfecha con todo lo que he logrado en la vida, porque he sabido administrarme bien en todos los roles, en mi rol de madre, de esposa, de trabajadora, todo lo he cumplido. Yo hacía de todo. Por eso ahora me dan risa las jóvenes que dicen: “no, tengo mucho trabajo, tengo que lavar mi ropa” y ahí está la lavadora, antes no teníamos ni eso. Hay que ordenarse en la vida, ser ordenadas en todo.

Mariale Bernedo: Con el paso del tiempo, tú has visto tantas etapas de las artes en el Perú, ¿cómo sientes que se encuentra ahora la situación en las artes y la cultura en el país?
Haydeé Cáceres: Necesitamos más apoyo del gobierno. ¿Cómo van a querer derogar la ley [del artista]? Eso ya es ignorancia. Un país no puede estar sin arte, sin cultura, ni salud. Porque eso es lo que falta en el Perú. Yo podría hablar un montón de cosas, pero… no sé. Me siento impotente. ¿Cómo vamos a conseguir que nuestro Perú esté igual que México, Argentina, Chile, si hay intereses creados para que no progresemos y todo lo metan a su bolsillo y que no hagan nada por la cultura y el arte? Eso no puede ser. El día en que tengamos gente que verdaderamente nos apoye, sobre todo del gobierno, ahí vamos a estar mejor. Porque en el arte todos son trabajos individuales, sacan de su bolsillo para pagar. Esto es caro, el hacer cine es caro. Y muchas veces, no regresa [lo invertido]. Se queda ahí como una experiencia más, y eso no puede ser.
Mariale Bernedo: Hay muchos prejuicios hacia el trabajo de los artistas en general, de los cineastas, de los actores, de la gente de las artes escénicas y las danzas, porque se ve como si no fuese algo que implica mucho esfuerzo, mucho sacrificio. Piensan que todo es solo diversión.
Haydeé Cáceres: Sí. Me da, como te digo, una impotencia grande, porque piensan que nos estamos divirtiendo, que somos payasos -con el respeto de mis amigos payasos, que son unos ‘tromes’-. O sea, ¿nosotros no pagamos luz, agua, internet, no pagamos nada, no nos vestimos, no comemos? Creo que tenemos que unirnos para luchar contra eso. Pero no digo nada, porque de repente van a decir “esta es una roja”, “esta es una terrorista”. Porque eso es, cuando uno denuncia, cuando uno dice algo: “uy no, esta es peligrosa”. Yo creo que hay que luchar para que el arte y la cultura sean prioridad, y claro, sin dejar de lado la salud. Tenemos que hacerlo, porque si no, vamos a estar siempre desprotegidos. De repente tienes un hijo y quiere ser artista, y tú no le vas a decir que no. Tienes que apoyarlo, y vas a querer lo mejor para tu hijo o para tu hija. Así que no, no estamos pidiendo una limosna, sino un derecho. ¡Un derecho! Eso es lo que se necesita ahora, y que haya más trabajo, sobre todo para la gente de mi edad. Hay mucho talento, hay mucha gente a la que no les dan trabajo, porque ya dicen, “ah no, ya están viejos”.

Mariale Bernedo: Se ha hablado recientemente de eso, en otros países están tratando de cambiar las cosas para los artistas, porque a los que pasan de los 50 años muchas veces los ven como viejos y tienen menos espacios…
Haydeé Cáceres: Sí, dicen “ya no, ya son viejos”. Pero mira, en las películas turcas, por ejemplo, cómo trabaja la gente de la tercera edad. A las señoras de 80, 85, 90 años, les dan trabajo. Hay mucha gente que todavía es capaz de hacerlo. ¡Pero por supuesto! Si yo puedo, cómo no van a poder ellas. Hay que darles oportunidad también.
Mariale Bernedo: Tú estás feliz de seguir teniendo oportunidades.
Haydeé Cáceres: Yo tengo mucha energía, muchas ganas de hacer las cosas, no me quedo. Hasta en la pandemia decía: “¿qué hacemos? No voy a estar en mi casa mirando televisión, tenemos que hacer algo”. Felizmente tengo a mis hijas, así que es un trabajo de familia, como una es fotógrafa, la otra es cantante, son actrices. Entonces, ¿qué hicimos? Contar cuentos: Cuentos inolvidables con Haydée Cáceres. Yo contaba el cuento con mi osito. Trilce, la mayor, es cantante, hacía las canciones. La segunda, editaba todo muy bonito. La tercera es actriz, ella me adaptaba los cuentos. Y la otra, la presentadora, fotógrafa, y su esposo es camarógrafo. ¡Ya pues! En vez de estar ahí, sin hacer nada, estábamos haciendo algo útil, siquiera para los niños. Eso es lo bonito, crear. No somos robots. No somos máquinas. Somos gente creadora, somos seres humanos.
Mariale Bernedo: Desde siempre has tenido ese impulso que hasta ahora te acompaña.
Haydeé Cáceres: Sí, estaba ahí con el ‘bichito’ desde chiquita. ¡Y ahora más todavía! Para que no digan ¡ay, esta vieja de miércoles! No me gusta ser carga de nadie. Por eso, yo ruego a Dios que me dé vida y salud hasta que pueda. Ya después voy a ir a encontrarme con mi esposo, y voy a estar más feliz allá (risas). Pero ahora también tengo la felicidad, que reconozcan mi trabajo, que lo valoren, que todavía soy útil, que puedo seguir creciendo y hacer crecer a otras personas, como mis alumnitos. Tengo la satisfacción de que la mayoría de mis alumnos están muy bien, están en teatro, en televisión, en cine, viajan, se van a otro país a estudiar. Qué satisfacción más grande para una profesora. Yo soy feliz, pero sí me preocupa mucho la situación de los artistas, de los cineastas. Yo pienso en todos y que tengan todos trabajo, que la situación mejore, que los señores gobernantes piensen un poquito y se den cuenta de que el arte y la cultura son muy importantes para un país.
Entrevista realizada el 4 de agosto de 2025, en el CCPUCP, San Isidro, Lima.
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