Festival de Lima: «Políticas familiares» (2025), de Martín Rebaza Ponce de León


Si lo personal es político, lo familiar también. No solo es el hecho de que nuestras identidades como ciudadanos y hasta nuestras formas de relacionarnos están supeditadas a las decisiones de nuestros políticos. También se infiere que para ellos mismos es imposible dividir lo personal y familiar de lo político, especialmente si militan en un partido cuyo ideario se reduce a un apellido. Políticas familiares alude a esta segunda concepción mediante la mirada atenta e incisiva de un cineasta cuya propia familia se vuelca con la candidatura del padre como gobernador regional de Ucayali por el partido Fuerza Popular en 2018. Aunque con menos virtudes estilísticas que su cautivadora predecesora de ficción, Entre estos árboles que he inventado (2021), el segundo proyecto de Martín Rebaza, que fluctúa entre un documental periodístico y un filme casero, sacrifica su vergüenza familiar para revelar la improvisación, confusión y estafa inherentes a las campañas electorales que constatan la putrefacción absoluta del sistema político peruano.

Tras recibir la llamada de su madre sobre la inminente candidatura de su padre, el biólogo pesquero Mariano Rebaza Alfaro, Martín parte desde una fría y lejana Leipzig, en Alemania, hacia una Pucallpa aún más acalorada por la incipiente temporada electoral. La vertiginosidad es palpable desde que Martín y su cámara son arrastrados por su madre, Rose Mary Ponce de León, para asistir al primer mítin de Mariano que no se distingue de cualquier otro evento del partido fujimorista: indumentarias naranjas, música chirriante y loas a una lideresa omnipotente pero ausente. El candidato pronto se ve opacado por su esposa que, pese a su desconfianza inicial, asume el rol de jefa de campaña con gran entusiasmo y disciplina. Desde una postura casi silente, Martín se vuelve testigo del desgaste físico y emocional de su familia por una campaña en la que ningún dirigente de Fuerza Popular les brinda el mínimo apoyo económico ni moral.

Pese a su bochorno por la elección del vehículo político del padre, y al margen de recordarles sobre la infamia del régimen fujimorista, Martín evita juzgar directamente a sus padres a lo largo del documental. Más bien deja que los eventos desafortunados que sufren durante la campaña ilustren su ignorancia e imprudencia, además de la explotación e indiferencia del partido fujimorista. Las escenas de mítines pueden sentirse repetitivas respecto a lo que ya se ve siempre por televisión, pero Martín las complementa con el drama que sucede tras bambalinas como los repentinos desplantes de Keiko. De esta manera se ratifica la torpeza y desidia con la que se organizan eventos políticos tan vacíos como las promesas de sus dirigentes. La progresiva degradación del entusiasmo y confianza de Rose Mary y la impavidez latente de Mariano los convierten en personajes tragicómicos que retratan acertadamente al ingenuo electorado peruano y a su nefasta clase política. 

A simple vista, el documental no plantea nada nuevo sobre la decadencia cultural y política del país. Sin embargo, su cercanía con los protagonistas nos ayuda a comprender que varios de los integrantes y simpatizantes de nuestros partidos políticos no son más que compatriotas engañados por un sistema que reduce la democracia a un neofeudalismo en el que los dirigentes de cada secta ganadora se sirven del resto de la ciudadanía. Martín desmitifica así el apoyo incondicional y masivo que reciben el fujimorismo y otros partidos de panderetas y banderines, y presenta a sus familiares como ciudadanos políticamente desamparados, tal y como revelan sus recuerdos del pasado, que hoy se conforman con venderse al mejor postor. En ese sentido sí que ofrece una indirecta para los ilusos que seguimos creyendo que el cambio es factible, y es que los desamparados debemos ser más que los comechados. Su travelling de regreso a Leipzig logra transmitir la incertidumbre y melancolía que genera pensar en el país desde fuera. Alguna reflexión personal del director e hijo de los protagonistas no habría estado demás. 


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